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martes, 27 de abril de 2021

Mitos farmacológicos

Buenas noches.

Tras muchos meses —más de los que debería—, con el blog en standby, vuelvo a la carga.
Y lo hago con un post donde pretendo desmentir mitos relativos a la farmacología; más concretamente, al uso de antidepresivos.

Justo ayer, una chica hizo un hilo en Twitter donde contaba su experiencia con la asistencia telefónica en Atención Primaria. Según ella misma cuenta, por un problema de salud mental. Hasta aquí, todo bien.

El problema llega cuando asevera que el antidepresivo que le pautó por teléfono el médico crea drogodependencia. Palabras textuales.

Esto estaría muy bien avisarlo si fuera cierto. Pero es que no lo es. Por eso escribo la entrada del blog.

Para empezar, quiero explicar qué son los antidepresivos y para qué sirven. Según dice la propia SEP (Sociedad Española de Psiquiatría), son los fármacos destinados a tratar no solo la depresión, sino también otras patologías como el TOC, la ansiedad severa, los trastornos de la conducta alimentaria... (1).

Hay diferentes tipos o "familias" de antidepresivos: los tricíclicos; los inhibidores de la monoaminooxidasa también llamados inhibidores de la MAO o IMAO; los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina IRSNs—; antagonistas e inhibidores de la recaptación de serotonina (o AIRSs)...

Por otra parte, y según se desprende de la Encuesta Nacional de Salud en España (ENSE) más reciente, hecha en 2017, casi el 10% de la población padece depresión de forma declarada y diagnosticada (2). Os dejo aquí la tabla, que también aparece en el documento:



De igual forma, no podemos negar la eficacia de los antidepresivos. Pero esto ya no está respaldado únicamente por la evidencia científica, sino también por la pura lógica: si no funcionasen bien, no existirían personas que dijeran que la medicación junto con otros aspectos, por supuesto, como psicoterapia o una vida saludable y tranquila— les ha ayudado a estar mejor. De hecho, ni se comercializarían: ¿para qué sacar a la venta algo que no sirve? No tiene sentido.

Un informe de 2020 (donde se analizan datos de 2017) en España estima que, en nuestro país, una cantidad nada desdeñable de población ha tomado antidepresivos en el marco clínico de Atención Primaria (3). Repito: es de 2017. Me juego un brazo y no lo pierdo a que, debido a la pandemia, estos datos serán actualmente muy superiores. De nuevo os dejo una tabla, sacada del mismo documento:



Y una vez establecido todo esto, vamos al tema de que "los antidepresivos crean drogodependencia". Spoiler: No.

Lo que sí creo es que hay un cacao importante con la terminología y la retirada de este tipo de fármacos. Voy a intentar explicarlo lo mejor que pueda.

Lo primero es la terminología. Hemos de conocer, por tanto, el concepto de drogodependencia. Este se asimila al de adicción. ¿Y qué es la adicción? Pues según la ASAM (American Society of Addiction Medicine) es una enfermedad primaria, crónica y que afecta al circuito de recompensa cerebral, la motivación, la memoria y los circuitos relacionados (4).

La adicción está, a su vez, íntimamente relacionada con los conceptos de tolerancia que es el hecho de necesitar cada vez más dosis de la sustancia para lograr el mismo efecto que te hacía al empezar a consumir; y de dependenciaentendida esta última como necesidad de consumir para evitar el malestar que provoca el no hacerlo. Hay, a su vez, dos tipos de dependencia:
1) La fisiológica, manifestada a través del síndrome de abstinencia (que son todos los síntomas físicos que tiene la persona cuando no consume); llamado coloquialmente "mono".
2) La conductual, relacionada con el entorno, y que está en
 la línea de las actividades destinadas o relacionadas con consumir.

Y una vez clarificados los términos, el quid de la cuestión con los antidepresivos radica en que no crean dependencia porque (1)

a) No presentan tolerancia: No se necesitan cada vez más dosis para lograr una mejoría anímica. 
b) No tienen efectos inmediatos: tardan 2 o 3 semanas en empezar a hacer efecto. En cambio, cuando consumes cualquier droga (cocaína, heroína, alcohol o tabaco), notas sus efectos al poco tiempo.
c) No causan síndrome de abstinencia: si se te olvida o no puedes tomarte un día el antidepresivo no vas a ponerte fatal ni a sentirte mal, ni vas a ir corriendo a la caja del fármaco para tomártelo "porque te lo pide el cuerpo" mediante una serie de signos y síntomas. Ahora, cambiad "antidepresivo" por "cigarrillo" y contadme qué pasaría.

De igual manera, creo que es importante explicar que la diferencia entre sustancia psicoactiva y psicofármaco (como es el caso), la encontramos en el hecho de que el segundo está ampliamente estudiado, sobre todo de cara a su uso principal —el sanitario, y se decide su utilización cuando hay una enfermedad, siempre con la menor dosis posible. La sustancia psicoactiva, en cambio, se usa con o sin enfermedad, y en contextos diferentes, como el lúdico (4).

Ahora vamos al otro punto polémico: la abstinencia a los antidepresivos.
Hay muchas personas que piensan que si se quitan estos fármacos la persona se va a encontrar muy mal. Y esto es cierto, aunque con un pero: es verdad que puedes encontrarte muy mal... pero esto sucede cuando los antidepresivos se quitan de golpe. Eso no debe hacerse nunca, nunca, nunca. Al revés: tiene que ser poco a poco y comprobando cómo va esta retirada paulatina del fármaco. ¿Por qué?

Porque si los retiramos de golpe, se corre el riesgo de provocar lo que se ha venido en llamar síndrome de discontinuación o síndrome de retirada; es lo mismo, se llame de una forma o de otra. De nuevo cabe preguntarse por qué pasa esto. Algunas de las posibles causas son dependiendo del antidepresivo que se tome rebotes de los neurotransmisores, disminución de la serotonina, síntomas secundarios mediados por otros neurotransmisores... (5).

Los síntomas de este síndrome de discontinuación (conocidos con las siglas FINISH), son los siguientes (6):


Suele pasar cuando los antidepresivos se quitan de golpe. Pero también en algunos casos con la retirada paulatina si el paciente muy sensible a los cambios de dosis, o cuando se cambia de antidepresivo.

Otro ejemplo muy claro de lo mal que puede encontrarse una persona cuando deja de tomar un fármaco de golpe lo encontramos en los corticoides. Sí, en ese Urbason o en ese Dacortín. También han de quitarse poco a poco por lo mismo: porque puedes tener problemas con la producción adrenal de estas sustancias si los dejas tal cual. Y no he visto que se haya montado tanto revuelo en Twitter con ellos.

No quiero alargar mucho más la entrada. Lo que sí quiero que quede claro, a modo de resumen, es que:
1.- Los antidepresivos están más que estudiados.
2.- Son seguros.
3.- A la vista está que funcionan.
4.- Los síntomas físicos que presentan no conforman un síndrome de abstinencia, porque NO CREAN DEPENDENCIA. Se deben a su retirada radical y brusca; por eso se quitan progresivamente.

Espero haber ayudado a clarificar el problema y desmontar el mito que les rodea. No descarto, incluso, ampliar información si encuentro algún artículo relevante 
Como siempre, gracias si habéis llegado hasta aquí y ¡nos leemos pronto!

Nurse Lecter

(3) Ministerio de Sanidad, Subdirección General de Información Sanitaria. Salud mental en datos: prevalencia de los problemas de salud y consumo de psicofármacos y fármacos relacionados a partir de registros clínicos de Atención Primaria (2020; p.12). Disponible en:
(4) Waisman M., Benabarre A. Adicciones. Uso de sustancias psicoactivas y presentaciones clínicas de la enfermedad adictiva. Capítulo 1: aspectos generales. (2017). Panamericana.
(5) Baeza S., Quijada J., Santander J. Síndrome de discontinuación de antidepresivos. Rev. chil. neuro-psiquiatr. [Internet]. (2002); 40(1): 56-66. Disponible en:
(6) INFAC. Tratamiento de la depresión en Atención Primaria: cuándo y con qué (2017); 25(1): 10. Disponible en:

viernes, 1 de mayo de 2020

Lectura plena

Buenos días a todos.

He vuelto de nuevo a la carga con mis posts (y su tono) habituales. ¡Hoy toca libro!


APRENDER A PRACTICAR MINDFULNESS | VICENTE SIMON | Comprar libro ...


Autores: Vicente Simón, con la colaboración de Christopher Germer.
Título: "Aprender a practicar mindfulness".
Editorial: Sello Editorial.
Edición: 14ª (2016). 
ISBN: 978-84-15132-04-2
La decimocuarta edición es la que yo me compré hace cuatro años, pero seguro que hay ediciones más recientes.

En la contraportada del libro se especifica que Vicente Simón es catedrático de psicobiología y psiquiatra. Por su parte, Christopher Germer es psicólogo clínico y da clases de esta ciencia en Harvard... ¡ahí es nada!

Los que sepáis de la existencia del mindfulness y en qué consiste quizás tengáis curiosidad por la obra. Y los que no sepáis qué es os lo estaréis preguntando, supongo. Así que creo que lo primero es explicar de qué va la historia.
Ya en el primer capítulo de "Aprender a practicar mindfulness" lo definen. Es una palabra inglesa que no tiene traducción literal al español, pero puede entenderse como "atención plena" o "conciencia plena". Hay varias formas de explicar lo que es, pero yo me quedo con dos de las que se recogen en estas páginas.
La primera es de Jon Kabat-Zinn -que fue el que lo "descubrió" a finales de los 70, por así decirlo: el mindfulness existe y es practicado desde hace mucho tiempo en la India como forma de meditación (1)-. Para él, "mindfulness" significa:
"Prestar atención de una manera especial: intencionadamente, en el momento presente y sin juzgar".

Otra definición interesante y sencilla es la que aporta Guy Armstrong. Sostiene que el mindfulness es:
"Saber lo que estás experimentando mientras lo estás experimentando".

Así que la idea general y llevada a la vida práctica es hacer cosas (leer, escribir, pasear, relajarte, ¡incluso comer o ducharte!) fijándote en que lo estás haciendo; que no pongas el piloto automático, tengas los cinco sentidos y la mente puestos en la tarea... y seas objetivo.
En principio así leído parece fácil. Pero no, no lo es ¡jajaja!
Al principio, cuando empiezas a hacer algo con atención plena te acabas despistando y pensando en otras cosas, te distraes con cualquier circunstancia -como un ruido-, o calificas la situación ("qué aburrido", "está entretenido esto", etc.). La buena noticia es que con la práctica estos despistes y esta subjetividad se tienen cada vez menos.
También escribí un post sobre el mindfulness, aunque tiene ya unos añitos. Por si os interesa leerlo, lo enlazo aquí.


Hasta aquí la noción básica. Ahora, vamos al texto.
El libro consta de 7 capítulos que abarcan distintos aspectos. Son, a saber:
  1. Qué entendemos por mindfulness.
  2. La instrucción fundamental y sus consecuencias.
  3. La actitud apropiada.
  4. Las emociones.
  5. Compasión y autocompasión.
  6. La presencia.
  7. Recomendaciones finales.
Consta también de referencias bibliográficas, índices y links para ampliar información relativa al mindfulness.
Dentro de cada capítulo hay varios subapartados, definiciones e incluso dibujos y esquemas a veces. Y lo que más me gusta de todo: al final de cada uno hay una autoevaluación que te permite ver si has entendido los conceptos básicos del capítulo... y ejercicios para practicar mindfulness con dos versiones, larga y corta.

El libro está pensado para que lo lean tanto personas familiarizadas con el tema como legas (aunque quizás lo podrán entender un poco mejor los del primer grupo... no lo sé realmente porque yo me lo compré cuando estaba acabando la residencia y todo me sonaba bastante).

En lo tocante a mi opinión personal, puedo deciros que en general los capítulos están muy "desmenuzados", en el sentido de que se encuentra todo muy bien detallado, delimitado y claro. Y sin duda lo de tener ejercicios para poder practicar es un puntazo.
Por supuesto puede leerse como un libro de lectura normal, como cualquier otra novela. Sin embargo yo lo leí (y releo) desde el punto de vista profesional, ya que mi idea es usarlo con determinado tipo de pacientes: tomo notas, pongo post-its, profundizo más en conceptos que quizás no he comprendido... No llego al nivel de estudiarme el texto, pero sí es cierto que mi lectura es más analítica que "ociosa".
De igual forma admito que no he sido capaz de pasarme dos horas leyéndolo sino que lo hago a ratos, para poder procesar la información mejor. Si se pretende leerlo de una forma continuada puede hacerse muy denso, bajo mi punto de vista.

En resumidas cuentas, "Aprender a practicar mindfulness" es un texto recomendable tanto para personas que quieran adentrarse en este tipo de meditación como para gente que ya controle un poco más y quiera ampliar, más que conocer por primera vez. Aunque me parece que lo disfrutará más este segundo grupo. Incluso puede servir para la faceta profesional, como me sucede a mí.
Los ejercicios finales del libro están muy bien y suponen un primer paso para seguir buscando más y así aumentar las opciones en cuanto a la práctica del mindfulness. Hay ejercicios para todos los gustos, y abordan unos sectores u otros. Por ejemplo, existen relacionados con la respiración, con los sentidos, con el cuerpo en general...


Espero que esta reseña os sea útil y os animéis a conocer esta disciplina, puesto que puede venir bien en varios ámbitos de la vida.
¡Un saludo!


Nurse Lecter


Bibliografía consultada:
1) Liétor Villajos, N.; Fortis Ballesteros, M.; Moraleda Barba, S.: "Mindfulness en medicina". Med fam Andal, 2013; 14, (2): 166-179. Disponible en:

sábado, 1 de diciembre de 2018

Libro de consulta

¡Bueeeeeeeeenas tardes!

¿Qué tal estáis? Yo después de un mes bastante liado vuelvo a la carga con el blog.

Traigo de nuevo otro libro de consulta/"formativo". Como el anterior (y todos los que tengo, la verdad, ¡jajaja!), fue un regalo. Se trata del Manual Oxford de Psiquiatría. ¡Vamos a verlo!


La referencia completa es:
Autores: David Semple, Roger Smyth, Jonathan Burns, Rajan Darjee, Andrew McIntosh.
Título: "Manual Oxford de Psiquiatría".
Editorial: Grupo Aula Médica (España), Oxford University Press (Reino Unido).
Edición: 1ª (2009)
ISBN: 978-84-7885-430-1

Siendo sinceros, creo que este libro le sería más útil a los estudiantes y resis, y no tanto a los especialistas/adjuntos. Además está más enfocado a los médicos que a las enfermreas; ellos pueden sacarle más provecho que nosotras, lo cual no quita para, si lo necesitamos, consultarlo. Sanitarios somos todos al fin y al cabo.

Se divide en varios capítulos y tiene cosas muy curiosas. El capítulo I por ejemplo contiene una breve Historia de la Psiquiatría y reflexiones sobre esta disciplina, así como consideraciones éticas y un apartado sobre el estigma.
El capítulo II versa sobre la entrevista psiquiátrica; da claves para saber cómo preguntar sobre ciertos aspectos que en los primeros tiempos de la profesión son complicados porque no sabes cómo hacerlo. Luego encuentras tu estilo, cierto es; pero este capítulo te da un pequeño empujoncito.
Por otra parte el capítulo 3 tiene un glosario -el cual me encanta y consulto con relativa frecuencia para posts del blog-,  de síntomas psiquiátricos. Muy útil si eres estudiante o R1, estás en un apuro y necesitas una solución rápida, ¡jajaja!
Hacia el final del manual también hay capítulos llamativos, como la Psiquiatría de enlace, la legislación en varios países, urgencias psiquiátricas...
Y por supuesto, hay varios capítulos dedicados a la psicopatología. En este caso te explican la perspectiva histórica, signos y síntomas, diagnóstico diferencial, subtipos (si la enfermedad en cuestión los tiene), epidemiología, etiología, curso y pronóstico, manejo, diversas opciones en lo que a tratamiento se refiere, valoración de si el paciente precisa ingreso o no... Es muy completo en este aspecto.

Así que, como breve resumen del Manual Oxford de Psiquiatría...
Pros: útil para futuros profesionales o profesionales en formación. Muy completo, con información sintetizada.
Contras: Es de mera consulta. Una vez llevas varios años en esto, no necesitas consultarlo demasiado.

Espero postear pronto un nuevo libro, que seguro que os interesará ^^
¡Un saludo!

Nurse Lecter

domingo, 17 de junio de 2018

Trabajo en cadena

¡Buenas tardes y feliz domingo!

Quiero contaros algo que ya os adelanté por Twitter, y es que sí: tengo trabajo de verano... ¡que se suma al de este mes de junio, con el cual no contaba!

Vamos por partes. Lo primero de todo, el contrato que me ocupa actualmente: estoy trabajando en la Unidad de Trastornos Alimentarios de mi ciudad.
Ya estuve por allí siendo residente -puedes leer qué tal mi experiencia aquí-, y la vuelta ha sido genial. A priori no todas las compis se acordaban de mí (tened en cuenta que por allí rotan muchos resis, y es imposible quedarse con todas las caras y nombres), pero sí que les sonaba. En cuanto les dije las fechas en las que estuve, quién fue mi colaborador docente y lo que hice me ubicaron enseguida. Y siempre está bien haber trabajado antes en un sitio, facilita mucho las cosas y la relación con tus compañeros.
En cuanto al trabajo allí, en dos años han modificado algunos aspectos: la forma de registrar el peso diario de las pacientes, los tiempos para comer, los privilegios que han de ganarse... pero la esencia sigue siendo la misma. Se tienen que seguir registrando los pesos, supervisando las comidas, dando mucho apoyo emocional y psicológico, recibiendo ingresos y participando en las terapias. Este servicio me encantó en su momento, y eso es algo que también sigue igual. Además los pacientes que hay ahora son de forma general muy cumplidores, adecuados y estupendos; no hay problemas de relación o comunicación con ellos.


Este contrato se acaba el 30 de junio... y el día 2 de julio empiezo en otro lugar. Pero ese sitio es de sobra conocido para mí, ya que se trata del CSM en el que he trabajado los dos últimos veranos (y donde me dieron mi primer contrato como especialista; también puedes leer aquí cómo me fue). Es continuidad asistencial, aunque de aquella manera ^^'.
En general me ofrecieron pocas cosas, casi todas de dos meses salvo un par que duraban un mes nada más. Así que en cuanto me dijeron que este CSM seguía disponible, no lo dudé y dije con toda la determinación y alegría del mundo: "Ése, quiero ése". Creo que la mujer de la bolsa de trabajo que me lo ofreció se quedó un poco pillada, porque la verdad que no lo pedí precisamente en voz baja, jajajaja. ¡El día que recuerde antes de nada que tengo derecho al contrato X por puntuación y no por mi volumen de voz -si así fuera todos los enfermeros estaríamos afónicos-, habré ganado mucho!
Además el contrato de verano allí tiene muchos puntos a favor:
1) CSM es mi recurso favorito en Salud Mental.
2) Está a 10-15 minutos andando de casa, depende de la prisa que tenga yo por llegar o de si se me pegan las sábanas.
3) Ya lo conozco -cosa que a los compis les viene de perlas también: viene una persona que ya sabe cómo va todo; por tanto no hay que enseñarle nada relativo al funcionamiento del Centro y es productiva desde el primer día-.
4) En un lugar en el que se trabaja genial y los compañeros son un primor.
5) Sigo teniendo contacto frecuente con ellos (incluso he ido de visita), y la relación es estupenda.
6) Los pacientes se acuerdan de mí de un año para otro y eso también es bueno para ellos: soy una enfermera a la que conocen; algunos no aceptan bien que el profesional que los atiende cambie por vacaciones y haya un sustituto.


Ya veis que no puedo pedir más. Estoy muy contenta este año porque como comenté también en Twitter, parece que poco a poco se va a acercando ya mi momento de ir encadenando contratos de Salud Mental y no dejar de trabajar de eso; de algo que me encanta y me hace feliz a nivel profesional. Puestos a pedir, querría un contrato siempre en el mismo lugar aunque fuera a fuerza de renovarlo; pero mientras tanto eso no es posible, así que me conformo con no parar de trabajar "de lo mío".

Y esto es todo por el momento, iré actualizando e informando de todo durante mi próximo contrato, ¡jajajaja!
¡Nos leemos pronto!

Nurse Lecter

miércoles, 14 de marzo de 2018

Libro de consulta

¡Buenas noches a todos!

Hace mucho tiempo ya que no hablo sobre libros en el blog. Y además nunca lo he hecho sobre textos "formativos", sino que siempre han sido de lectura ociosa.

Varias veces me han propuesto en Twitter que trajese al blog alguno de esos libros formativos, así que con éste se inaugura la sección. Se trata de una obra escrita por una referencia obligada de la Salud Mental española (Joana Fornés).

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Ésta es la portada.

La referencia completa es:
Autora: Joana Fornés.
Título: "Enfermería de Salud Mental y Psiquiátrica: Valoración y cuidados."
Editorial: Panamericana
Edición: 2ª (2016)
ISBN: 978-84-9835-389-1

Me lo regalaron este verano y la verdad, es un libro que va genial, apto tanto para residentes pequeños y mayores como enfermeros ya especialistas; ¡nunca está de más refrescar conocimientos!
El libro realmente no está escrito sólo por Joana Fornés, sino por más autores como Consuelo Carballal, María Teresa Lluch, Assumpta Rigol... Y muchos de ellos no son únicamente enfermeros especialistas, sino también psicólogos, antropólogos o docentes.
Consta de tres partes más o menos diferenciadas, a saber:
1) Valoración y registro enfermero en Salud Mental (capítulos del 1 al 3).
2) Distintos planes de cuidados para varias situaciones: TCA, ideación suicida, ansiedad, insight, patología mental crónica... (capítulos del 4 al 6).
3) Varios casos clínicos.
Por otra parte el libro también tiene preguntas de autoevaluación, para comprobar todo lo que has aprendido o profundizado en el tema, así como diversas referencias bibliográficas en cada capítulo, un anexo para hacer una valoración de Salud Mental y un índice; ambas cosas se encuentran al final del texto.

En general considero que es una obra muy completa y que deja los conceptos bastante claros

Lo más destacable de la primera parte es el capítulo 2, donde detallan los diversos tipos de valoración -inicial, de urgencia revaloración...-, los puntos más importantes a explorar y se dan sugerencias sobre cómo obtener datos e información de los diferentes patrones funcionales. Algo sin lugar a dudas muy interesante y orientativo.
Centrándome ahora específicamente en la segunda parte del mismo, mencionar que en cada patología concreta los autores "desgranan" las diversas alteraciones en los patrones funcionales de salud y dan algunas pautas y conceptos clave. Asimismo el texto en general viene apoyado por tablas y gráficos, lo que hace que los términos, parámetros y aspectos importantes queden bien clarificados. Y también me ha gustado mucho el hecho de que incluyan objetivos y resultados al alta con cada plan de cuidados.
En lo relativo a la tercera parte te describen el caso concreto así como los patrones disfuncionales, los objetivos y las intervenciones que se plantean.

Eso sí, si tuviera que sacarle un "pero" al libro, le veo sólo dos:
I) Se habla mucho de objetivos, pero no tanto de NOCs. Para mi gusto deberían tener algo más de presencia.
II) No se abordan las adicciones.

Reitero sin embargo que es una obra de consulta muy útil, dirigida sobre todo a los mentaleros. Con esto no quiero decir en absoluto que una enfermera generalista no deba leerlo si le interesa conocer más de la Enfermería de Salud Mental, ¡faltaría más! No tengo ninguna duda de que todas las enfermeras, sean especialistas o no, hemos tenido contacto alguna vez con un paciente psiquiátrico (por ejemplo, durante mis prácticas en la carrera topé con unos cuantos, y nunca roté por Psiquiatría), así que es interesante para todo el colectivo.

Por mi parte, post terminado. Podéis comentar o preguntar cualquier duda.
¡Un saludo!


Nurse Lecter

miércoles, 23 de agosto de 2017

Relax, take it easy...

¡¡Buenaaaaaaaaaaaaas!!

¿Qué tal está yendo el verano?
De nuevo perdonadme por actualizar cada largo tiempo... lo creáis o no, estoy algo liada en el trabajo y en verano siempre salen planes por todas partes, jajajajaja.
Por otro lado y como sabéis, yo he estado trabajando en el mismo sitio que el año pasado y no puedo estar más feliz. Es un sitio que me gusta, con profesionales maravillosos y el ambiente es ahora distinto, más familiar y yo me veo mucho más segura aunque durante el año he trabajado como especialista muy pocos meses.

En la entrada de hoy quiero presentaros una de las cosas que más me gustan (si no la que más), de una consulta tipo de Salud Mental: las técnicas de relajación. Una en concreto que es la que más he usado y controlo. Me refiero a la relajación muscular progresiva de Jacobson.

Seré breve, sólo es explicaros en qué consiste y cuándo usarla.

Este señor ideó su técnica de relajación en la década de 1920 (1), y es muy útil. Tanto que como veis se sigue usando hoy día.

Consiste básicamente en tensar y destensar grupos musculares por turnos, para notar la diferencia entre tensión y relajación. El objetivo es no sólo lograr un nivel óptimo de relajación, sino aprender a distinguir cuándo estamos tensos y cuándo no, y actuar en consecuencia (1).
Personalmente, conozco y uso dos modalidades: con y sin tensión. En la primera, como he explicado antes, se tensan los músculos durante unos segundos, para ser conscientes de dicha tensión, y luego se destensan de golpe (2). En la segunda directamente se pide relajar los músculos, sin el paso previo de contraerlos.
Además puede combinarse con respiración abdominal, imaginación guiada y música relajante de fondo, que es como normalmente lo hago.
Si clickáis aquí podéis ver cómo se practica, lo explican de forma muy detallada. Quién sabe, a lo mejor si la usáis os va bien :)

Si abordamos la pregunta "¿para qué se usa?", lo más habitual es que se utilice en casos de ansiedad, estrés... (3). A veces también complementaria en otras patologías como puede ser la depresión o las fobias.

En una consulta de CSM el paciente hace las dos modalidades, primero con tensión en las primeras citas, y luego sin tensión. Durante la sesión el ambiente es sin estímulos de luz o ruidos, y la persona debe estar o sentada en una silla cómoda o tumbada. La enfermera va indicándole lo que tiene que hacer y cómo tiene que hacerlo, con un tono de voz suave y neutro.
Además, antes de empezar la faena se proporciona psicoeducación en cada sesión -qué es la ansiedad, características, signos y síntomas de la misma, alternativas complementarias a la relajación, nociones sobre el estrés y las fobias, higiene del sueño...-, y entre cita y cita es recomendable que la practique en casa.
Al terminar la relajación es recomendable que la persona se quede durante unos minutos tranquila, siendo consciente del estado de relajación, y luego, muy poco a poco, ir "despertando" con movimientos de tobillos, rodillas, muñecas, brazos, cuello... Yo lo comparo a desperezarse cuando uno se levanta de la cama por la mañana, cuando se toma contacto de nuevo con el mundo.

Por supuesto, también se hacen grupos de relajación, que suelen ir muy bien y cuya dinámica es la misma: psicoeducación y luego la sesión de relajación en sí.


En base a mi experiencia puedo decir que va genial  y que a la gente suele gustarle más la modalidad sin tensión. A mí por el contrario me gusta más la primera... porque la segunda me causa cefalea. Y no, no es broma. No sé por qué será, pero desde que la hice por primera vez -durante la residencia mi enfermera del CSM me dijo que la hiciera yo para ver lo que se sentía y lo bien que sentaba la relajación-, me ocurre. En cambio, la relajación de Jacobson con tensión me va muy muy muy bien y de hecho la utilizo en ocasiones, cuando veo que no puedo dormir o estoy nerviosa.

Y esto es todo.  Espero que os haya gustado el post y podáis sacarle provecho.
Antes de despedirme, por hacer la gracia...


Ahora sí, ¡hasta la próxima!

Nurse Lecter


Bibliografía consultada:
(1) Argotty Ruales K.D. Efectividad de las técnicas de relajación: entrenamiento de la relajación progresiva, basado en Jacobson y el escaneo corporal ("body scan"), en los cantantes del Coro de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, para disminuir el estrés y la ansiedad [Trabajo Fin de Carrera]. Quito: Pontificia Universidad Católica del Ecuador, 2016. 62 páginas. Disponible en:
http://repositorio.puce.edu.ec/bitstream/handle/22000/12544/Tesis%20Karen%20Argotty.pdf?sequence=1&isAllowed=y

(2) Promoción de la Salud en Personas con Trastorno Mental Grave. Análisis de situación y Recomendaciones sobre Alimentación Equilibrada y Actividad Física Junta de Andalucía. Consejería de Salud. 2011. Anexo 11: Relajación muscular progresiva de Jacobson. Disponible en:
https://equipotecnicoorientaciongranada.files.wordpress.com/2016/11/anexo-11-relajacic3b3n-muscular-progresiva.pdf

(3) Ramírez Sánchez, A., Espinosa Calderón C., Herrera Montenegro A.F., Espinosa Calderón E., Ramírez Moyano A. Beneficios de la psicoeducación de entrenamiento en técnicas de relajación en pacientes con ansiedad.  Revista Enfermería Docente 2014; (102): 6-12. Disponible en:
 http://www.revistaenfermeriadocente.es/index.php/ENDO/article/view/10/pdf_8

sábado, 25 de febrero de 2017

Pensar en positivo

¡¡Holaaaaaaaaaa!!

¿Cómo va todo? ¡Espero que en general bien!
Específicamente para los opositores del EIR sé que está siendo una espera larguísima, que ha pasado lo que nunca se pensó que pasaría y que hay muchos nervios. Desde aquí os mando todo mi apoyo y mi ánimo. Sé que no os consuela ni os hace sentir mejor, pero es la verdad: es sólo un examen y hay cosas mucho más importantes, como la familia o la propia salud. No dejéis que os amargue la existencia, ni dejéis de lado lo que para vosotros es esencial. Al EIR se puede presentar uno cada año pero ver crecer a tus hijos, por ejemplo, sólo ocurrirá una vez.

En fin... ¡voy al lío! Me apetece enseñaros cosas alegres hoy, aunque procuraré ser breve.
Llevaba ya un tiempo teniendo muuuuuuuuuuuchas ganas de hablar y dar a conocer lo que toco en esta entrada de hoy. Y en mi humilde opinión y bajo mi experiencia, durante la residencia apenas se habla de este concepto, que es esencial.
Me refiero a la salud mental positiva.



Mucha gente se queda con "lo malo" de la salud mental, que es su alteración o problemas derivados. Pero no siempre se tiene en cuenta el lado diametralmente opuesto, que es gozar de una buena salud mental; de hecho, muy pocas veces he abordado esta posición en las consultas. Por no hablar, claro está, de lo que ya sabemos: que tan importante es la salud física como la que hoy nos ocupa en el blog.

Vale, ¿qué es la salud mental positiva?
De una forma puramente intuitiva, somos capaces sobradamente de relacionar salud mental positiva con "bienestar". Podemos dar un paso más, y simplemente recordar -por ejemplo-, lo bien que nos sentimos cuando conseguimos algo que ha costado mucho o cuando resolvemos un problema que nos parecía imposible. Eso también es bienestar, aunque hay una diferencia: en este caso, el bienestar sobreviene tras ver que hemos podido manejar la situación o adaptarnos a ella. Esta idea entronca directamente con otro concepto que muchos conocemos y poco a poco se va haciendo cada vez más grande y famoso... la resiliencia, que no es ni más ni menos que la capacidad de afrontar la adversidad.
Así que sí, la salud mental positiva se refiere a esto: a ser optimistassaber controlar las complicaciones y problemas que vengan (y autocontrolarnos), y querernos y aceptarnos. 
Es un concepto bonito, ¿verdad?
Aunque no podemos hablar de la salud mental positiva y los problemas de salud mental como algo independiente: están correlacionados e interconectados. Y está más que demostrado que una buena salud mental reduce el riesgo de desarrollar ciertas patologías de este campo. De hecho, este aspecto positivo está enmarcado dentro de la promoción de la salud (1).

Para completar un poco más esta definición podemos tomar como referencia a la pionera de la salud mental positiva, Marie Jahoda, que procuró darle un constructo teórico al concepto en 1958 (2). Para ella, se basa en estos criterios:
1) Actitudes hacia sí mismo.
2) Crecimiento, desarrollo y autoactualización.
3) Integración.
4) Autonomía.
5) Percepción de la realidad.
6) Dominio del entorno.
Dentro de estos 6 ámbitos hay subclases, concretamente 16, pero no nos adentraremos en ellas.
Es algo que -todos lo sabemos-, pocas veces se consigue de forma simultánea. Pero al menos hay que intentarlo. El problema es que Jahoda dijo todo esto... y no pasó de ahí. Por ello me veo obligada a nombrar a otra mujer referente en este campo: María Teresa Lluch, la cual, aparte de idear un cuestionario para evaluar la salud mental positiva del individuo (2), también diseñó dos perspectivas distintas de la salud mental positiva: como constructo (integrado por diferentes ideas: accesibilidad del yo a la conciencia, sentido de identidad, motivación por la vida, implicación en la vida...)(3) y como concepto, centrándose más en la primera.
Y si hablamos del concepto de Salud Mental Positiva que propone la autora, éste engloba entre otros la felicidad, la satisfacción, el optimismo, el bienestar y la calidad de vida (3).


Marie Jahoda es la más famosa, pero hay muchas más teorías y autores, claro que sí. Por ejemplo, es curioso el enfoque salutogénico de Antonovsky, que considera la salud y la enfermedad como un continuum donde nunca se llega a los polos, lo que exige que la salud sea continuamente ajustada y re-organizada (4). O Bradburn, que propugna que la salud mental positiva se puede considerar una sensación subjetiva de bienestar.

Ahora viene lo que muchos queréis saber: ¿Cómo se puede conseguir o cultivar una buena salud mental positiva?
Estoy segura de que TODOS hemos cuidado de nuestra salud mental, pero no éramos conscientes de que lo hacíamos. Realmente es bastante sencillo, aunque el mundo en el que vivimos se empeñe en ponérnoslo difícil.
Podemos tomar de nuevo como modelo a María Teresa Lluch, que elaboró un decálogo de Salud Mental positiva muy chulo y completo. Si queréis verlo en otros idiomas podéis clickar aquí.

Recomendación nº1: Valorar positivamente las cosas buenas que tenemos en nuestra vida.
Recomendación nº2: Poner cariño a las actividades de la vida cotidiana. La felicidad está entre nosotros escondida en el día a día. No hay que afrontar cada actividad cotidiana (coger el metro, comprar, trabajar, ...) como un castigo o con indiferencia. Hay que buscar los aspectos positivos de esas actividades y ponerles un estado de ánimo favorable.
Recomendación nº3: No ser muy severos con nosotros mismos ni con los demás. La tolerancia, la comprensión y la flexibilidad son buenos tónicos para la salud mental.
Recomendación nº4: No dejar que las emociones negativas bloqueen nuestra vida: hay que enfadarse pero no desbordarse.
Recomendación nº5: Tomar conciencia de los buenos momentos que pasan en nuestra vida cuando están pasando. Si en nuestra vida hay buenos momentos para recordar estos tienen que haber sido buenos momentos cuando los hemos vivido. Por tanto hay que disfrutar de lo bueno del presente, además de recordar lo bueno del pasado y esperar cosas buenas del futuro.
Recomendación nº 6: No tener miedo de llorar y sentir. Hay que interpretar la normalidad de muchos sentimientos: si hemos tenido un desengaño es normal sentir desencanto, si hemos perdido un ser querido es normal -es saludable mentalmente sentir tristeza-… Ahora bien, si los estados emocionales son muy intensos, persistentes o incapacitantes hay que pedir ayuda profesional.
Recomendación nº 7: Buscar espacios y actividades para relajarnos mentalmente. Cada uno tiene sus propios gustos, recursos y estrategias (pasear, leer, practicar jardinería, no hacer nada, hablar con los amigos,...).
Recomendación nº 8: Intentar ir resolviendo los problemas que nos vayan surgiendo. ¡Si los problemas se acumulan, la salud mental tiembla! No todos los problemas tienen buenas soluciones pero hay que intentar siempre hacer algo para aliviarlos. Es la predisposición activa hacía la búsqueda de la solución.
Recomendación nº 9: Cuidar nuestras relaciones interpersonales. Hablemos con nuestros seres queridos, visitemos a nuestros amigos, compartamos alguna tertulia con nuestros compañeros, vecinos, etc.
Recomendación nº 10: No hay que olvidarse de pintar la vida con humor para que ésta tenga más color.

A mi parecer todo esto son gestos sencillos en su mayoría (aunque personalmente admito que por mi propio carácter me cuestan una barbaridad las indicaciones 3 y 4... y en en muchas ocasiones la 6), y que normalmente no hacemos porque estamos más preocupados por lo negativo que por lo positivo. Intento aplicar este decálogo en mi vida diaria; sin embargo soy humana y no siempre lo consigo. ¡Pero que no se diga que no se intenta!
Además me parece que todos estamos de acuerdo en que necesitamos tener un espacio propio para nosotros y emplearlo en lo que queramos -leer, oír música, estar con "nuestra gente", irnos de compras, o simplemente tumbarnos en la cama a mirar el techo y tener pensamientos filosóficos si nos apetece-, y que estaría bien apreciar lo que tenemos: personas, momentos, sentimientos...
Por supuesto hay muchas más recomendaciones para una buena salud mental positiva, pero se resumen básicamente en ser optimista, cuidar de tus seres queridos (y dejar que te cuiden), no dejarte dominar por la negatividad y ser menos rígidos en todos los aspectos.

Para ir acabando añado una canción que es de mis preferidas. Me sube la moral una barbaridad y va al pelo con la entrada, así que me gustaría compartirla con vosotros aunque la conocéis de sobra.

"In every life we have some trouble
but when you worry, you make it double." 
Eso es lo que debemos tener en cuenta.


Tras leer el post ya no tenéis excusa para no poner en práctica la positividad de la salud mental, ¡jajajaja! Ya me contaréis cómo os ha ido la prueba.
Espero, una vez más, que esta entrada os haya sido útil; o por lo menos que os haya gustado. Como siempre, estoy abierta a aportaciones, comentarios, nuevas ideas... incluso si queréis corregir algún dato o veis que se ha quedado la entrada un poco "vacía", no dudéis en decírmelo.

Hasta muy pronto, y recordad: ¡intentad ser positivos y quereros!

Nurse Lecter


Bibliografía consultada:
1) Organización Mundial de la Salud. Prevención de los Trastornos Mentales. Intervenciones efectivas y opciones de políticas. Informe compendiado. Ginebra, OMS. 2004. Disponible en:
http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/78545/1/924159215X_spa.pdf?ua=1
2) Lluch, M.T. Evaluación empírica de un modelo conceptual de salud mental positiva. Salud Mental, 2002. 25(4): 42-55. Disponible en: http://www.medigraphic.com/pdfs/salmen/sam-2002/sam024e.pdf
3) Lluch Canut, M.T. Construcción de una escala para evaluar la salud mental positiva [Tesis doctoral]. Barcelona: Universidad de Barcelona, departamento de Metodología de las Ciencias del Comportamiento. 1999. Disponible en:
http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/2366/E_TESIS.pdf
4) Rivera F., Ramos P., Moreno C., Hernán M., García-Moya I.: Análisis del modelo salutogénico y del sentido de coherencia: retos y expansión de un enfoque positivo de la salud y el desarrollo. Formación en salutogénesis y activos para la salud (pp. 27-45). Sevilla: Escuela Andaluza de Salud Pública, 2010. Disponible en:

lunes, 21 de marzo de 2016

De congresos gaditanos

¡Buenas tardes a todos!

Como sabéis por toda la tabarra que he dado en Twitter, he asistido al Congreso Nacional de Salud Mental en Cádiz -"el Nacional" para los amigos-.
A esta cita hemos acudido todas las R2 (el año pasado la mitad no pudimos asistir al de Burgos); y la verdad era que a mí me hacía mucha ilusión pasar unos días con todas ellas, de la primera a la última. Además el tiempo se portó divinamente y pudimos hacer más cosas aparte de "congresear" :P

Lo primero de todo, decir que Cádiz me encantó: sus vistas, sus plazas, su comida, su mar y sus gentes. Todos los gaditanos con los que hablamos eran super amables y muy simpáticos, ¡unos primores!

Y ahora, vamos al Congreso.
DÍA 1: Le pondremos por título "No sé cómo aguanté despierta hasta las 12.30 de la noche". Después de lo que a mí me parecieron 5 días en autobús -realmente fueron sólo unas horas-, llegamos a las tres de la tarde. Check-in en el hotel, lavado de cara y pescaíto frito rápidamente, y tira al Palacio de Congresos. Había un ambientazo de aquí te espero. Y además me llevé una agradable sorpresa: no esperaba ver el primer día a compañeras mías de promo que están haciendo la residencia en otros lugares de España. Bueno, pues nada más entrar a coger la acreditación allí estaban. ¡Me dio un gusto...!
Después, corre a poner los pósters. Llevaba tres, y dos de ellos había que ponerlos en alto. Entre que yo tengo una altura así, tipo minion, y los chicles ésos de pegar estaban muy cotizados, me las vi y me las deseé. Pero nada, prueba superada. El resto de la tarde bien, con conferencias muy interesantes y las chirigotas. ¡Una chulada!
Por la noche cenita en un sitio típico de Cádiz, una copa rápida y a dormir.

DÍA 2: Ésta jornada fue mi preferida, la verdad. Las conferencias de la mañana fueron muy interesantes, pero resalto especialmente la de la atención a personas en la calle. ¡Una maravilla! Y por la tarde llegó el momento que estaba esperando desde que me confirmaron la aceptación en el congreso: el taller de musicoterapia. Tuve suerte porque hubo mucha gente que se quedó fuera.
Ya sabéis que yo soy muy fan de todas estas cosas. Creo que la musicoterapia ayuda mucho a los pacientes y facilita tanto el trato como el proceso de enfermedad. Este taller superó mis expectativas con creces. Creía que iba a ser 100% teórico, pero la verdad es que los ponentes nos pusieron a todos de pie para bailar y hacer expresión corporal, con muchos ejercicios facilitadores y las relaciones interpersonales como hilo conductor. Y si bien éramos muchos, llegó un momento en que nos desmelenamos un poco, ¡jajajajaja!
El caso es que fue una experiencia muy productiva y muy enriquecedora. Si puedo (y me dejan), la pondré en práctica de ahora en adelante.
Lo único que no me gustó mucho -pero comprendo que es inevitable-, fue el solapamiento entre unos talleres y otros: eran todos al mismo tiempo. Quise haber entrado también a uno relativo a familias en las que uno de los progenitores tiene un problema de salud mental, pero coincidía con el de musicoterapia. Tuve que elegir, y me quedé con las ganas de asistir también al otro. Sin embargo y como ya he dicho, sé que es inevitable: si no se hiciera así los días de congreso se alargarían un montón.
Después del taller entré a ver las comunicaciones de los resis. Todas muy interesantes, y además con aportaciones considerables, ¡os lo currasteis mucho, chicos!
Para finalizar el día, visita guiada por la ciudad. Reitero que una preciosidad.

DÍA 3: Totally destroyer. De principio a fin. No pude ir la presentación de proyectos de los resis, pero sí que vi la conferencia de Serafín Fernández. Desde aquí darle las gracias y reiterar que me llevé una sorpresa enorme al ver mi nombre en pantalla juntos con otros twitteros de referencia en este mundo mentalero. Es todo un honor.
La tarde la pasé con mis co-R por los alrededores, y vimos a nuestro aire lo que no visitamos la noche anterior con la guía (el barrio medieval y la antigua catedral, una maravilla... y además con ambiente de Semana Santa, que a mí personalmente me pierde y enamora). Por otra parte, como ellas son así de coquetas, volvimos pronto al hotel para descansar y prepararnos: ¡la famosa y esperada cena de gala lo merecía!
De esa noche me acuerdo de todo: de la cena estilo minimalista, de lo guapas y reinas que íbamos todas, de gente a la que conozco de Twitter y vi a lo lejos, y de las risas y bailes que nos echamos desde que empezó la música hasta que mis pies dijeron "basta" a eso de las cuatro de la mañana. Después, mis co-R me dijeron que les sorprendí, que no se esperaban para nada que lo diera todo de esa manera en la pista de baile, jajajaja. ¡Os prometo que no bebí prácticamente nada!
El día siguiente fue todo de vuelta, con el cansancio de la cena y el ajetreo de los días anteriores. Pero bueno, ya estoy recuperada y dispuesta a seguir dando caña.

Así ha sido, a grandes rasgos, mi primer Nacional de Salud Mental. Inolvidable por muchas razones. Espero ir a más congresos así. Por lo pronto, el siguiente es en Murcia y mi intención es no faltar. ¡Si puedo, allí estaré! ¿Os veré?

¡Hasta el próximo post!

Nurse Lecter

domingo, 13 de marzo de 2016

Don de palabra

¡Hola a todos!

Antes de meterme en faena con esta entrada, dedicar unas palabras a todos los que os habéis presentado al -IR.
Lo primero de todo, enhorabuena a los que lo han conseguido. Ya habéis visto que no es fácil, que a veces cuesta horrores y hay días que lo mandarías todo a freír espárragos. Pero al final compensa, las angustias y los desvelos se olvidan cuando pisáis vuestro hospital o Unidad Docente el primer día.
En cuanto al resto que no lo habéis logrado, no penséis ni por un momento que no ha servido para nada. En el fondo y aunque en un principio no se vea, presentarse aunque no se obtenga plaza tiene cosas buenas: es un muy buen entrenamiento para técnicas de test varias, durante ese año de estudio habéis aprendido un montón (y a veces incluso lo último de lo último en lo que a evidencia respecta), conocéis gente vía Twitter o academia, y lo más importante: le tomáis el pulso a este examen tan horroroso para estar a punto el año próximo. Sí, vale, esto no os consuela ahora mismo, pero es útil también si se ve en perspectiva.


Y ahora sí, vamos al post. Es breve, pero espero que os sirva.
No sé si recordaréis que hace unos meses posteé algunas nociones básicas sobre contención mecánica. Esta vez toca mi contención favorita, la más difícil, la que ahorra más disgustos... y a la que aún no le tengo pillado el punto del todo: la contención verbal.
Es la primera medida de contención que debe usarse, y se buscan principalmente la alianza terapéutica con el paciente y la disminución de la agresividad. (1)

Las técnicas verbales son, sin duda alguna, la razón principal por la que Salud Mental me enamora. Muchas veces es como hacer magia. Con paciencia y hablando se entiende la gente, y los pacientes se tranquilizan una barbaridad. Además puede usarse en casi cualquier contexto -si están muy agitados no, porque no van a atender a razones-, es gratis y muy efectiva si se hace bien. Eso sí, se necesita muuuuuuuucha práctica. Igual que con la contención mecánica puedes practicar una y otra vez poniendo y quitando imanes y correas con tus compañeros (o con alguien que se preste a ser contenido y no sea paciente), sin prisas, la contención verbal tiene que ser con personas que la necesiten. Y estás tú solo frente al paciente. Tus únicas armas son tu don de palabra y lo que transmitas con el paralenguaje. La verdad que es todo un arte.

Os voy a ser sincera: no hay una Guía de Práctica Clínica ni un protocolo para contenciones verbales. Sí que hay unas pautas básicas, pero más de eso no se puede pedir. Cada profesional sanitario tiene un estilo para contener verbalmente. Algunos os gustarán más, otros os gustarán menos, pero así han aprendido.
Recuerdo los primeros meses de R1 en Agudos. En mi planta hay concretamente dos enfermeros que hacen que las contenciones verbales parezcan facilísimas cuando no es así. Y no es sólo por las palabras que usan, sino porque transmiten tranquilidad al paciente. Era atravesar el umbral de la puerta, mostrar actitud de escucha y de "aquí estamos para ayudarte" y cambiaba la atmósfera. Yo me quedaba muda, flipaba muchísimo.
A día de hoy me veo capaz de iniciar sin problemas una contención verbal. El problema es mantenerla. Estos enfermeros que os digo calman al paciente enseguida. Yo tardo un poco más, y alguna vez necesito ir acompañada por si no lo hago del todo bien. Pero para eso está la residencia: para aprenderlo. Y cuando se termina y eres especialista no dejas nunca de perfeccionar la técnica. Nunca. Es como todo: cuanto más lo hagas, mejor te saldrá.

Ahora paso a comentar las pautas mínimas, aprendidas en las clases y en el hospital:
1) Ambiente seguro, tanto para el profesional como para el paciente. Nada de objetos que puedan arrojarse o tirarse, como bandejas o mesitas de noche. Y la puerta siempre cerca y detrás del profesional que realiza la contención, por si fuera necesario salir.
2) En general el lenguaje no verbal ha de ser tranquilo y pausado: gestos lentos, que no puedan ser interpretados como una amenaza -brazos cruzados o en jarras rotundamente NO-, contacto ocular frecuente (aunque no fijo), y algo que suena a perogrullo pero que es muy efectivo: estar a la misma altura que el paciente. Si él está sentado o acostado, tú te sientas. Si está de pie, te quedas de pie. Pero no es recomendable estar físicamente por encima, porque se siente amenazado.
3) Uso de la técnica del volumen fijo, que a mí personalmente me encanta. "¿Qué es esto?", diréis. Pues consiste básicamente en mantener siempre el mismo tono de voz: tranquilo, pausado y suave. Da igual que el paciente grite, llore o esté enfadado. Si tú mantienes el mismo tono de voz, al final él también lo baja y eso contribuye a tranquilizarlo.
4) No rebatir al paciente. Recordad que vamos a escucharlo, no a enmendarle la plana. Con eso conseguiríamos justo lo contrario: que se ponga peor. Además ya sabéis que en general cuando uno está nervioso no se muestra receptivo. ¿Por qué no va a pasarles lo mismo a los pacientes?
5) Unido al punto 4), adaptarse al paciente -hasta un cierto límite, claro-, es muy adecuado. Si necesita desahogarse, vamos a dejarle. Si prefiere pasear con nosotros mientras nos lo cuenta, ¿por qué no?
6) Si vemos que la contención verbal no está siendo efectiva, lo mejor es no insistir. Según el caso se procederá a otro tipo de contención. Pero lo mejor es no seguir si vemos que la cosa no va bien. No obstante también puede ofrecerse medicación oral: ¿que la lleva pautada? ¡Estupendo! ¿Que no? Se consulta con el psiquiatra.
Anotación importante a este respecto: la medicación oral se ofrece, no se impone. Se sugiere con cariño, tacto, mano izquierda. Así el paciente también siente que sus opiniones son tenidas en cuenta y se contribuye a empoderarlo. Al fin y al cabo, es él el que tiene la última palabra.

Esto, repito, es lo mínimo que hay que hacer. Si hay algún enfermero especialista o psiquiatra que quiera aportar más o dar su opinión, libre es de hacerlo.
Luego dependiendo del paciente, de la patología y del estado abordaremos unos temas u otros. Pero por favor, no hay que perder de vista el aspecto no verbal.


Hasta aquí la contención verbal. Espero haber despejado dudas en este sentido, porque realmente es la mejor medida de contención que puede hacerse. Es totalmente personalizada y el paciente siente que se le tiene en cuenta y se le aprecia como persona. No lo encadenamos a la cama ni le ponemos un pinchazo que lo va a dejar KO más de ocho horas.
También es un buen comienzo para dar a conocer la salud mental y eliminar el estigma asociado.

¡Besos y hasta pronto!

Nurse Lecter

Bibliografía consultada:
(1) Fernández Gallego, V., Murcia Pérez, E.,Sinisterra Aquilino J., Casal Angulo C., Gómez Estarlich, M.C.: "Manejo inicial del paciente agitado".  Emergencias, 2009; 21: 121-132.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Esperienza triestina (II)

¡Hola de nuevo!

Despido el año con la segunda y última parte de mi congreso de Salud Mental en Trieste (Italia). En la primera parte hablé del congreso en sí; si no leíste el post puedes hacerlo aquí.
En esta entrada (que me ha salido bastante larga), abordo la visita a un CSM y a la planta de hospitalización que, ya os adelanto, no tienen nada que ver con lo que hay en España.

1) CSM:
Voy a comenzar con la arquitectura del edificio: todos son como casitas particulares. Tienen su jardincito con cancela, planta baja y primera. Están pintados de amarillo y las ventanas de verde, como el CSM en que tuvo lugar el congreso (no saqué fotos de la fachada, ¡mea culpa, mis señores!). Y por dentro, igual que el otro: blanco, grande y muy luminoso, con suelo de madera y alguna que otra nota de color en los pasillos.

Pasillo del piso superior. Parece una casa particular.
Hay muchos CSMs para una sola ciudad: cuatro, uno por distrito.
Creo que en la distribución de los servicios radica el éxito de la salud mental allí: en vez de ser un solo edificio con muchas cosas, son varios. Y la densidad de pacientes está muy repartida entre todos. De hecho el enfermero que nos enseñó el centro nos dijo que había por lo menos 5-6 enfermeros por turno. Por supuesto, también hay psiquiatra.
Porque sí, allí se trabaja en turnos de mañana, tarde... y noche.

¿Cómo de noche?
¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaamigo! ¡Porque los CSM de Trieste tienen camas! Más concretamente de seis a ocho, pero no suelen estar completas. Hay habitaciones individuales y dobles, todas ellas en la planta baja.
Yo me quedé muy pillada al saberlo. Los Centros de Salud Mental de allí no son al uso. Son más bien como una suerte de Unidad de Rehabilitación con camas -también hice un post relativo a mi rotación de RHB. Puedes verlo aquí-.
Las habitaciones son una monada, la verdad. Todas con su cama, su armario, su mesita de noche... y, para aprensión mía, con un montón de cosas que son susceptibles de usarse como objeto autolesivo: material de aseo del paciente (cuchillas incluidas), radiadores, picos de las mesitas, cortinas, cables de las lámparas... Le preguntamos al enfermero si alguna vez había pasado algo así y nos contestó que dentro del recinto no. Tampoco tienen cámaras, y por las noches suelen acercarse a las habitaciones un par de veces para ver cómo va todo. Aquí fotos:



No podéis negar que parecen las de un piso normal y corriente, de Ikea. Yo me quedé literalmente boquiabierta.
Y si las habitaciones son agradables, las zonas comunes no se quedan cortas. Tienen sala de estar, sala de terapia/comedor...


Y el más difícil todavía: un balcón abierto de par en par en el primer piso -¡esto en España es impensable!-. Los pacientes entran y salen a él como quieren y sin problemas. Las vistas son privilegiadas, por otra parte, ven hasta el mar.


En general la dinámica de vida en un CSM es que trabajadores y pacientes son como compañeros de piso; hay mucha armonía entre unos y otros: ¿Que quieres ver la tele? Sin problema. ¿Que te apetece fumarte un cigarro? También sin problema. ¿Prefieres salirte al jardín? Te sales. Como si te quieres quedar en tu cuarto, no hay ninguna pega. Además tienen servicio domiciliario, como en el TAC (anteriormente posteado, lo podéis comprobar aquí).
Incluso suelen comer juntos muchas veces.
Y en cuanto a la cartera de servicios de los CSM, son todas iguales. Podéis verla aquí. Está en italiano, pero no tendréis problema al leerla.

Había algunos pacientes agudos, pero considero que estaban allí porque su manejo no era muy complejo. Por supuesto también hablamos con pacientes crónicos -muy simpáticos, educados y curiosos, por otra parte-. Ésos no duermen allí, pero van a las actividades matutinas. El CSM no deja de tener su parte de centro de día también.
Y con respecto al estado de los pacientes, cosa curiosa: cognitivamente están bastante mejor que los que yo he visto durante la residencia... pero tienen muchos más efectos secundarios de los fármacos, como temblores y acatisia.
Las intervenciones están muy basadas en el lenguaje; recordad que no se puede contener mecánicamente ni aislar, está prohibido por ley. Se utilizan muchísimo la palabra y la negociación; y si me apuras, la contención piel con piel (sujetarlo tú, vaya). Y las dosis de fármacos son más bien bajas. Se dan, sí, pero no a dosis tan altas como aquí. ¡Es toda una utopía!
Cuando hay un paciente agitado suelen irse con él a su habitación y no dejarlo solo. Se pueden pasar hasta horas hablando con él y conteniéndolo verbalmente. Y ya si precisa, pincharlo. Pero eso es lo último de lo último.


2) Planta:
Si el CSM ya supuso para mí una sorpresa y una revolución, con Agudos me desrealicé. Hablando mal y pronto, me quedé loquísima.
Como es mejor ver para creer, dejo fotos, que hablan por sí solas. Cuando os hayáis repuesto del shock, seguid leyendo.


Tienen hasta cocina (¡ay, los gestos autolíticos!)


Las habitaciones -individuales o dobles-, cada una con su baño. Sólo hay 6 camas y no suelen estar a tope:


Una vez hayáis dejado de hiperventilar, os comento: 3 enfermeros por la mañana, 3 por la tarde y 2 de noche. Psiquiatra presencial por la mañana, y localizado en otro hospital general de la ciudad durante la tarde y la noche. Los profesionales no llevan pijamas y la Unidad es abierta; el paciente si quiere coge la puerta y se larga. Lo único que hay bajo llave, igual que en el CSM, es el cuarto de medicación por razones obvias. Rango del ingreso: de 24 a 72 horas. Ventanas abiertas con batiente. Las visitas no tienen un horario restringido, pueden ir cuando quieran. No hay cámaras de vigilancia en habitaciones ni zonas comunes.

La relación es similar a la que hay en el CSM. En Agudos ingresan los que no pueden controlarse del todo ambulatoriamente. Y mis compañeras y yo sospechamos que a veces los pacientes ingresan aquí para no perder la relación terapéutica con los profesionales del CSM, aun pudiéndose resolver la crisis sin necesidad de ingreso.
En cuanto a la planta, poca cosa más, porque las intervenciones enfermeras son igual en un sitio y en otro.

Si queréis conocer un poco mejor el organigrama de la red de Salud Mental Trieste podéis clickar aquí.


Y a grandes rasgos, esto es lo que hay de mi congreso.
Espero que os haya gustado y os animéis a ir el año que viene. Merece la pena, creedme. Aunque sólo sea por poder verlo con tus propios ojos y traerte alguna ideílla a España.

Antes de despedirme definitivamente, os vuelvo a recomendar -ya lo hice por Twitter-, que veáis el documental "C'era una volta una città dei matti"; disponible en Youtube. Está subtitulado en español y en él se explica muy bien cómo fue la reforma psiquiátrica en Trieste, capitaneada por Franco Basaglia. Es largo, pero es otra cosa que merece la pena ver.

Ya sí que sí, dejo de daros la lata y me despido por el blog hasta el año que viene.
¡Espero seguir leyéndoos en enero! :P

Nurse Lecter