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martes, 14 de marzo de 2017

¿Qué hacemos?

¡Hola!

¿Qué tal vais? ¿Bien? Venga, ¡que enseguida estáis en el Ministerio eligiendo plaza y tomando luego un bocata de calamares!
Yo, aprovechando precisamente esa tesitura de lo cerca que está la elección de plazas, voy a centrarme en este post en qué hacemos las enfermeras de Salud Mental.

Quizás debí escribirlo antes, durante la residencia o justo al acabar. Pero no lo he hecho por dos razones: la primera porque no se me había ocurrido. Y la segunda porque ahora que he tenido la experiencia desde los dos lados (el de residente y el de especialista), creo que puedo comparar un poquito mejor. Más aún cuando he dejado pasar algunos meses desde que acabé  la especialidad y trabajé.

La entrada está escrita para los opositores EIR en general, y para aquellos que no saben si Salud Mental puede gustarles o no en particular, o tienen dudas. Hay mucha gente que no lo tiene claro, o que tuvo una mala experiencia con este ámbito en las prácticas, o la teoría no le gustó... No pasa nada, no a todos nos gusta lo mismo.
Bueno, no tengo ni que decir que este post va dirigido también al resto de gente a la que le interese la salud mental y quiera conocer nuestro trabajo.

En fin, ¡vamos al lío!
Lo primero de todo es deciros que esta especialidad es de las que menos técnicas enfermeras tiene; lo digo para el opositor EIR al que le guste hacer gasometrías, sacar sangre, suturar... En la planta puedes coger alguna vía, poner alguna sonda vesical o nasogástrica y con más frecuencia, sacar sangre. Pero no os esperéis hacer eso todos los días, en absoluto. Lo que sí se hace es poner mucha medicación intramuscular; tened en cuenta que muchos de los fármacos nuevos son de liberación prolongada, o que en la planta las agitaciones suelen tratarse con medicación intramuscular muchas veces.
Las analíticas pueden ser de control general (o sea, una bioquímica normal, un hemograma, una coagulación...), para monitorizar niveles de fármacos -litemias-, o saber si hay efectos adversos -véase la agranulocitosis en la clozapina o las alteraciones hepáticas en la agomelatina-.

A algunos puede parecerles aburrida Salud Mental por eso, e incluso hacerles cambiar de opinión porque se pensaban antes de leer este post que las cosas no eran así. Pero os prometo que es apasionante. ¿Por qué? Porque técnicas enfermeras aparte aquí lo que se hace es, sobre todo, hablar y escuchar. Y como todos sabemos, a veces ayuda mucho más eso que poner un suero con analgesia. Dentro de ese "hablar y escuchar" hay miles de variedades, y cada enfermero tiene la suya.
A mí personalmente es lo que más me gusta de esta especialidad. El poder hacer escucha activa, el confrontar al paciente... incluso me gustan las contenciones verbales. Ya dije en un post que para mí son como hacer magia: muchas veces las haces precozmente y son muy eficaces, te ahorras que la cosa vaya a más.
También os digo que todas esas técnicas en un día no se aprenden, se necesita mucho tiempo y mucha práctica para hacerlas al pelo. Pero para eso está la residencia, ¿no?

Y ahora vamos a los recursos propios de la especialidad. Voy a hablar específicamente de la Salud Mental Comunitaria.
Una enfermera de Salud Mental hace psicoeducación (qué es la salud mental positiva, qué problemas suponen una alteración de la misma, se le explica al paciente y su familia la enfermedad que tiene, los signos de alerta o de recaída, incide en la conciencia de enfermedad y la adherencia al tratamiento...), y Educación para la Salud, prevención de la enfermedad y del suicidio, lleva el seguimiento de la enfermedad junto con el psiquiatra, administra medicación intramuscular y en algunos casos usa técnicas específicas, como relajación -individual o grupal-, mindfulness... De igual forma y según dónde esté hace otro tipo de terapias y talleres o grupos relacionados con la salud mental, Educación para la Salud en general... y pasa distintas escalas. También intenta visibilizar la salud mental, ponerla en el mapa y desmontar los estigmas asociados.
Si hablamos de la planta aquí se estabiliza al paciente, se tratan las posibles agitaciones, se intentan sentar las bases de la psicoeducación en caso de ser un primer episodio de la patología en cuestión -tanto de conciencia de enfermedad primero como la adherencia al tratamiento después-, se inicia o ajusta el tratamiento, se vigila y actúa en caso de riesgo de suicidio... Concretamente en el caso de un primer episodio, al paciente se le da el alta y se le deriva al Centro de Salud Mental (CSM).
Por supuesto en ambos ámbitos se resuelven todas las dudas de pacientes y familiares dando información veraz.

Atiende a la persona desde la infancia hasta su muerte en cualquier ámbito, y también vela por los familiares/cuidadores informales de la persona enferma, enseñándoles a identificar pródromos o crisis, resolviéndoles a ambos -paciente y cuidador- las dudas que puedan tener, escuchándoles, apoyándoles...
La enfermera de Salud Mental Comunitaria tiene una relación súper bonita con los pacientes. Yo la comparo con la que tienen las enfermeras de Atención Primaria con los pacientes de su cupo. Son muchos años viéndolos, haciéndoles el seguimiento, previniendo sus recaídas... igual que ellas. Y es un "ten con ten" muy especial.
En cuanto a los sitios donde la enfermera de Salud Mental puede trabajar dentro de la especialidad tenemos los distintos recursos de hospitalización, no sólo Agudos -cosa que yo no sabía cuando empecé-. En muchos hospitales existen unidades específicas de Trastornos de la Conducta Alimentaria, Desintoxicación, Infanto-Juvenil, Media o Larga Estancia... Y obviamente también Salud Mental Comunitaria ofrece muchas posibilidades: Centro de Salud Mental, Rehabilitación, Drogodependencias, Centro de Salud Mental Infanto Juvenil, Hospital de Día... Y el bagaje que coges puedes usarlo luego en otros servicios: Pediatría, Obstetricia, Atención Primaria, Cirugía, Paliativos... ¡La verdad que es muy útil!

Si tenéis dudas en relación a los rotatorios no os preocupéis: están todos en el blog, con la etiqueta "Rotaciones".

Para acabar, considero que para hacer esta especialidad se necesita bastante amplitud de miras, dejar la mente abierta y tener en cuenta que las apariencias engañan y que a veces nada es lo que parece. Se necesita ser muy empático y saber manejar algunas situaciones que nos hacen sentir incómodos -por ejemplo, yo no llevo muy bien ver a la gente llorar porque no sé exactamente a veces qué hacer, pero en Salud Mental te curtes mucho en ese sentido-.
Durante la residencia cambió mi modo de ver ciertas cosas y me ha ayudado mucho a comprender a estos pacientes... y aprender de ellos. He dicho muchas veces que yo desconocía la Salud Mental porque no roté durante la carrera; y aunque la teoría me parecía interesante, me daba miedo -malditos estigmas-. Al final estoy totalmente enamorada de la especialidad, no me arrepiento para nada de haberla escogido, y de hecho quiero trabajar en ella toda mi vida.
Asimismo siempre lo he dicho: hay algunas cosas que se pueden aplicar en el día a día. Sin ir más lejos, las técnicas de relajación, o también la forma de comunicarte con otras personas -que también te dan muchas tablas en otras ramas de la profesión-.

Espero que os haya sido útil este post, ésa era la intención.
¡Un abrazo grande!

Nurse Lecter

sábado, 14 de mayo de 2016

Séptima (y última) rotación: UTCA

¡Hola a todos!

Esta entrada es la última que escribo en lo que respecta a rotaciones de la residencia, porque es la que pone el punto y final a la misma.
Para mí resulta algo duro redactarla. Es como tomar conciencia de que sí, de que ya está. De que estos dos años han pasado en un suspiro y además han supuesto una de las mejores etapas de mi vida. He sido muy feliz durante la especialidad. Mucho.
Pero enseguidita viene otra época que será igual de emocionante o incluso más.


En fin, voy a dejarme de sentimentalismos, que no me gustan. Vamos al meollo del asunto.
Actualmente estoy rotando por la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (UTCA). Siendo sincera, me la habían pintado fatal: "es muy aburrida", "Enfermería ahí no hace nada", "qué lata". Y la lindeza más grande: "todas ésas son unas histéricas".
Qué queréis que os diga, me indigné. Lo primero de todo, porque parece que la gente se olvida de que esas personas están enfermas. No han dejado de comer "por la tontería de querer estar delgadas". Hay mucho más en juego, como por ejemplo la autoestima baja, o cosas más serias. Y lo segundo, porque no son maneras de hablar así de nadie -aunque no es mentira que hay un componente de personalidad importante. Pero no es lo mismo eso que "unas histéricas"-. Me da igual que el que lo haya dicho sea profesor, médico, picapedrero, enfermero, mecánico o el Presidente Supremo del Mundo.

Y tras esto, aclaro que estoy encantada de estar rotando aquí. Me parece una pasada, y puntualizo que Enfermería sí hace cosas. Pero claro, es como todo: hace más el que quiere que el que puede. Si tienes ganas puedes trabajar muchas cosas con estos pacientes. Porque pese a la desnutrición con la que a veces ingresan, cognitivamente están mejor que los pacientes de Agudos.

Muy bien. Ahora viene la pregunta crucial: ¿qué se hace en una jornada normal de UTCA?
La mañana comienza con el aseo, y la toma de constantes y peso. Esto último se hace a diario, y los pacientes no saben lo que pesan. Luego, en la terapia semanal específica del peso, es cuando se les informa y se trabaja sobre cómo se sienten en ese aspecto.
Puedes asistir a psicoterapia, y cómo no, pasar tiempo con ellos. Además de preparar y administrar medicación, y revisar y supervisar todas las ingestas y descansos tras las mismas.
Esto es importante. Con la comida se es muy estricto. Tienen un tiempo determinado para comérselo todo y para reposar la comida. Y como no lo cumplan a rajatabla, no se lo coman bien (es decir: trozos adecuados, no comer con las manos, seguir un orden con los platos, sin protestar o poner mala cara, etc), o vomiten/hagan ejercicio, se les da ese combinado de "ingesta+descanso" como no válido.
¿Y qué significa que esa toma no sea válida? Que pierden privilegios.

En UTCA se trabaja con refuerzos. Eso se traduce en lo siguiente: "si tú haces bien las comidas y los descansos se te permiten ciertas cosas". Actos y acciones que para nosotros son habituales -hablar por teléfono, oír música, arreglarse el pelo o las uñas, recibir visitas...-, ellos tienen que ganárselos. Y sobre todo al principio les cuesta. Algún caso ha habido que en su segundo o tercer día tras el ingreso se ha puesto a llorar como una magdalena porque le daba un ataque de ansiedad al ver la bandeja llena. También es verdad que los primeros días se es un poco más permisivo, y se asume que no se van a poder acabar la comida o hacer adecuadamente el reposo.
Conforme van pasando los días la cosa mejora. Se lo comen todo por regla general dentro del tiempo estipulado sin problemas. Y los descansos también los cumplen.
Los baños están cerrados todo el día, y sólo se abren para las duchas y justo antes y después de las comidas.
En la normativa del servicio se contempla que ciertos temas son tabú: en UTCA no puede hablarse del peso, de la moda, de la comida, de las modelos... en fin, de todo lo relacionado con estas patologías. De igual forma no podemos permitir que los pacientes intercambien "trucos" para no comer y derivados. Sobre todo porque hay de todas las edades, y no queremos que "los pequeños" aprendan de "los mayores". ¡Hay que tener mil ojos y mil oídos!
Ahora ya no tanto, pero yo iba con pies de plomo los primeros días. No sabía muy bien de qué podía hablar y de qué no.

Conforme van avanzando en el ingreso y haciendo las cosas bien, los privilegios van aumentando y llega una de las cosas que más ambivalentes les hace sentir: los permisos. Que pueden ir muy bien... o pueden ser catastróficos. Luego vemos por qué.
Se empieza pudiendo salir una hora por los alrededores del hospital, vestidos con ropa de calle. Luego pueden irse más tiempo, o pasar casi toda la tarde fuera (merienda incluida). Después se marchan de permiso fin de semana. Y al final llega un momento en que los permisos son bastante largos y pasan más tiempo fuera que dentro del servicio. Es entonces cuando se plantea el alta si todo va como debe durante dicho permiso.
Esto a priori a los pacientes les encanta, les da la vida. Pero también supone una prueba de fuego. ¿Por qué? Porque ése es el mundo real, el mundo al que se van a enfrentar tras el alta. UTCA es una "burbuja", por decirlo así, donde están protegidas de la gente de fuera. Sí, esa gente que les dice: "¡Ay, pero qué bien estás!", "¡Mírate, que carita tan redonda y qué curvitas tan graciosas!" "¡Esos kilitos que has cogido son justo los que necesitabas!". Muchas veces lo hacen con buena intención, pero se equivocan. Aunque ése es otro tema.
Es por eso por lo que ellos se sienten así y es posible que vuelvan al servicio bastante nerviosos.

En general con lo que son los pacientes no suele haber problemas, salvo casos extremos. "De libro", que se les llama.
Ahora mismo estoy muy a gusto. Y pese a tener un caso grave, nos lo tomamos con filosofía. El resto genial, son pacientes muy cumplidores y adecuados de manera general. Por otra parte, yo también paso mucho tiempo con ellos, les propongo actividades para hacer, temas de los que hablar... Tened en cuenta que son ingresos largos, los permisos no se les dan pronto y las horas allí se arrastran.
Les pregunté a las enfermeras si también ingresan pacientes con bulimia, y la respuesta es afirmativa. Si bien la anorexia y la bulimia son los TCA más conocidos, hay muchos más. Y puede ser que requieran ingreso, ¿por qué no?

Para finalizar, querría recordar a todo el que lea este post que por favor, no se frivolice con el peso. Que la anorexia y la bulimia no son tonterías. Aunque ahora, con lo de los tallajes y la ropa se crea que estar delgada hasta ese extremo es lo que se lleva.
Se pasa mal porque es de esas enfermedades que te destruye sin que te des cuenta. Vas perdiéndolo todo poco a poco, y el riesgo de volver a caer es muy grande. No sé si os sonará el caso de Isabelle Caro, pero en su momento levantó ampollas y es algo a tener en cuenta.

En fin... creo que ya he acabado, que no me dejo nada importante.
Os recomiendo que, si podéis, rotéis por una Unidad como ésta. Os enseñará mucho, no sólo sobre TCA, sino también sobre los propios pacientes que los sufren. Es donde más se les escucha, donde más se les puede ayudar.

¡Muchos besos!

Nurse Lecter

domingo, 13 de marzo de 2016

Don de palabra

¡Hola a todos!

Antes de meterme en faena con esta entrada, dedicar unas palabras a todos los que os habéis presentado al -IR.
Lo primero de todo, enhorabuena a los que lo han conseguido. Ya habéis visto que no es fácil, que a veces cuesta horrores y hay días que lo mandarías todo a freír espárragos. Pero al final compensa, las angustias y los desvelos se olvidan cuando pisáis vuestro hospital o Unidad Docente el primer día.
En cuanto al resto que no lo habéis logrado, no penséis ni por un momento que no ha servido para nada. En el fondo y aunque en un principio no se vea, presentarse aunque no se obtenga plaza tiene cosas buenas: es un muy buen entrenamiento para técnicas de test varias, durante ese año de estudio habéis aprendido un montón (y a veces incluso lo último de lo último en lo que a evidencia respecta), conocéis gente vía Twitter o academia, y lo más importante: le tomáis el pulso a este examen tan horroroso para estar a punto el año próximo. Sí, vale, esto no os consuela ahora mismo, pero es útil también si se ve en perspectiva.


Y ahora sí, vamos al post. Es breve, pero espero que os sirva.
No sé si recordaréis que hace unos meses posteé algunas nociones básicas sobre contención mecánica. Esta vez toca mi contención favorita, la más difícil, la que ahorra más disgustos... y a la que aún no le tengo pillado el punto del todo: la contención verbal.
Es la primera medida de contención que debe usarse, y se buscan principalmente la alianza terapéutica con el paciente y la disminución de la agresividad. (1)

Las técnicas verbales son, sin duda alguna, la razón principal por la que Salud Mental me enamora. Muchas veces es como hacer magia. Con paciencia y hablando se entiende la gente, y los pacientes se tranquilizan una barbaridad. Además puede usarse en casi cualquier contexto -si están muy agitados no, porque no van a atender a razones-, es gratis y muy efectiva si se hace bien. Eso sí, se necesita muuuuuuuucha práctica. Igual que con la contención mecánica puedes practicar una y otra vez poniendo y quitando imanes y correas con tus compañeros (o con alguien que se preste a ser contenido y no sea paciente), sin prisas, la contención verbal tiene que ser con personas que la necesiten. Y estás tú solo frente al paciente. Tus únicas armas son tu don de palabra y lo que transmitas con el paralenguaje. La verdad que es todo un arte.

Os voy a ser sincera: no hay una Guía de Práctica Clínica ni un protocolo para contenciones verbales. Sí que hay unas pautas básicas, pero más de eso no se puede pedir. Cada profesional sanitario tiene un estilo para contener verbalmente. Algunos os gustarán más, otros os gustarán menos, pero así han aprendido.
Recuerdo los primeros meses de R1 en Agudos. En mi planta hay concretamente dos enfermeros que hacen que las contenciones verbales parezcan facilísimas cuando no es así. Y no es sólo por las palabras que usan, sino porque transmiten tranquilidad al paciente. Era atravesar el umbral de la puerta, mostrar actitud de escucha y de "aquí estamos para ayudarte" y cambiaba la atmósfera. Yo me quedaba muda, flipaba muchísimo.
A día de hoy me veo capaz de iniciar sin problemas una contención verbal. El problema es mantenerla. Estos enfermeros que os digo calman al paciente enseguida. Yo tardo un poco más, y alguna vez necesito ir acompañada por si no lo hago del todo bien. Pero para eso está la residencia: para aprenderlo. Y cuando se termina y eres especialista no dejas nunca de perfeccionar la técnica. Nunca. Es como todo: cuanto más lo hagas, mejor te saldrá.

Ahora paso a comentar las pautas mínimas, aprendidas en las clases y en el hospital:
1) Ambiente seguro, tanto para el profesional como para el paciente. Nada de objetos que puedan arrojarse o tirarse, como bandejas o mesitas de noche. Y la puerta siempre cerca y detrás del profesional que realiza la contención, por si fuera necesario salir.
2) En general el lenguaje no verbal ha de ser tranquilo y pausado: gestos lentos, que no puedan ser interpretados como una amenaza -brazos cruzados o en jarras rotundamente NO-, contacto ocular frecuente (aunque no fijo), y algo que suena a perogrullo pero que es muy efectivo: estar a la misma altura que el paciente. Si él está sentado o acostado, tú te sientas. Si está de pie, te quedas de pie. Pero no es recomendable estar físicamente por encima, porque se siente amenazado.
3) Uso de la técnica del volumen fijo, que a mí personalmente me encanta. "¿Qué es esto?", diréis. Pues consiste básicamente en mantener siempre el mismo tono de voz: tranquilo, pausado y suave. Da igual que el paciente grite, llore o esté enfadado. Si tú mantienes el mismo tono de voz, al final él también lo baja y eso contribuye a tranquilizarlo.
4) No rebatir al paciente. Recordad que vamos a escucharlo, no a enmendarle la plana. Con eso conseguiríamos justo lo contrario: que se ponga peor. Además ya sabéis que en general cuando uno está nervioso no se muestra receptivo. ¿Por qué no va a pasarles lo mismo a los pacientes?
5) Unido al punto 4), adaptarse al paciente -hasta un cierto límite, claro-, es muy adecuado. Si necesita desahogarse, vamos a dejarle. Si prefiere pasear con nosotros mientras nos lo cuenta, ¿por qué no?
6) Si vemos que la contención verbal no está siendo efectiva, lo mejor es no insistir. Según el caso se procederá a otro tipo de contención. Pero lo mejor es no seguir si vemos que la cosa no va bien. No obstante también puede ofrecerse medicación oral: ¿que la lleva pautada? ¡Estupendo! ¿Que no? Se consulta con el psiquiatra.
Anotación importante a este respecto: la medicación oral se ofrece, no se impone. Se sugiere con cariño, tacto, mano izquierda. Así el paciente también siente que sus opiniones son tenidas en cuenta y se contribuye a empoderarlo. Al fin y al cabo, es él el que tiene la última palabra.

Esto, repito, es lo mínimo que hay que hacer. Si hay algún enfermero especialista o psiquiatra que quiera aportar más o dar su opinión, libre es de hacerlo.
Luego dependiendo del paciente, de la patología y del estado abordaremos unos temas u otros. Pero por favor, no hay que perder de vista el aspecto no verbal.


Hasta aquí la contención verbal. Espero haber despejado dudas en este sentido, porque realmente es la mejor medida de contención que puede hacerse. Es totalmente personalizada y el paciente siente que se le tiene en cuenta y se le aprecia como persona. No lo encadenamos a la cama ni le ponemos un pinchazo que lo va a dejar KO más de ocho horas.
También es un buen comienzo para dar a conocer la salud mental y eliminar el estigma asociado.

¡Besos y hasta pronto!

Nurse Lecter

Bibliografía consultada:
(1) Fernández Gallego, V., Murcia Pérez, E.,Sinisterra Aquilino J., Casal Angulo C., Gómez Estarlich, M.C.: "Manejo inicial del paciente agitado".  Emergencias, 2009; 21: 121-132.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Esperienza triestina (II)

¡Hola de nuevo!

Despido el año con la segunda y última parte de mi congreso de Salud Mental en Trieste (Italia). En la primera parte hablé del congreso en sí; si no leíste el post puedes hacerlo aquí.
En esta entrada (que me ha salido bastante larga), abordo la visita a un CSM y a la planta de hospitalización que, ya os adelanto, no tienen nada que ver con lo que hay en España.

1) CSM:
Voy a comenzar con la arquitectura del edificio: todos son como casitas particulares. Tienen su jardincito con cancela, planta baja y primera. Están pintados de amarillo y las ventanas de verde, como el CSM en que tuvo lugar el congreso (no saqué fotos de la fachada, ¡mea culpa, mis señores!). Y por dentro, igual que el otro: blanco, grande y muy luminoso, con suelo de madera y alguna que otra nota de color en los pasillos.

Pasillo del piso superior. Parece una casa particular.
Hay muchos CSMs para una sola ciudad: cuatro, uno por distrito.
Creo que en la distribución de los servicios radica el éxito de la salud mental allí: en vez de ser un solo edificio con muchas cosas, son varios. Y la densidad de pacientes está muy repartida entre todos. De hecho el enfermero que nos enseñó el centro nos dijo que había por lo menos 5-6 enfermeros por turno. Por supuesto, también hay psiquiatra.
Porque sí, allí se trabaja en turnos de mañana, tarde... y noche.

¿Cómo de noche?
¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaamigo! ¡Porque los CSM de Trieste tienen camas! Más concretamente de seis a ocho, pero no suelen estar completas. Hay habitaciones individuales y dobles, todas ellas en la planta baja.
Yo me quedé muy pillada al saberlo. Los Centros de Salud Mental de allí no son al uso. Son más bien como una suerte de Unidad de Rehabilitación con camas -también hice un post relativo a mi rotación de RHB. Puedes verlo aquí-.
Las habitaciones son una monada, la verdad. Todas con su cama, su armario, su mesita de noche... y, para aprensión mía, con un montón de cosas que son susceptibles de usarse como objeto autolesivo: material de aseo del paciente (cuchillas incluidas), radiadores, picos de las mesitas, cortinas, cables de las lámparas... Le preguntamos al enfermero si alguna vez había pasado algo así y nos contestó que dentro del recinto no. Tampoco tienen cámaras, y por las noches suelen acercarse a las habitaciones un par de veces para ver cómo va todo. Aquí fotos:



No podéis negar que parecen las de un piso normal y corriente, de Ikea. Yo me quedé literalmente boquiabierta.
Y si las habitaciones son agradables, las zonas comunes no se quedan cortas. Tienen sala de estar, sala de terapia/comedor...


Y el más difícil todavía: un balcón abierto de par en par en el primer piso -¡esto en España es impensable!-. Los pacientes entran y salen a él como quieren y sin problemas. Las vistas son privilegiadas, por otra parte, ven hasta el mar.


En general la dinámica de vida en un CSM es que trabajadores y pacientes son como compañeros de piso; hay mucha armonía entre unos y otros: ¿Que quieres ver la tele? Sin problema. ¿Que te apetece fumarte un cigarro? También sin problema. ¿Prefieres salirte al jardín? Te sales. Como si te quieres quedar en tu cuarto, no hay ninguna pega. Además tienen servicio domiciliario, como en el TAC (anteriormente posteado, lo podéis comprobar aquí).
Incluso suelen comer juntos muchas veces.
Y en cuanto a la cartera de servicios de los CSM, son todas iguales. Podéis verla aquí. Está en italiano, pero no tendréis problema al leerla.

Había algunos pacientes agudos, pero considero que estaban allí porque su manejo no era muy complejo. Por supuesto también hablamos con pacientes crónicos -muy simpáticos, educados y curiosos, por otra parte-. Ésos no duermen allí, pero van a las actividades matutinas. El CSM no deja de tener su parte de centro de día también.
Y con respecto al estado de los pacientes, cosa curiosa: cognitivamente están bastante mejor que los que yo he visto durante la residencia... pero tienen muchos más efectos secundarios de los fármacos, como temblores y acatisia.
Las intervenciones están muy basadas en el lenguaje; recordad que no se puede contener mecánicamente ni aislar, está prohibido por ley. Se utilizan muchísimo la palabra y la negociación; y si me apuras, la contención piel con piel (sujetarlo tú, vaya). Y las dosis de fármacos son más bien bajas. Se dan, sí, pero no a dosis tan altas como aquí. ¡Es toda una utopía!
Cuando hay un paciente agitado suelen irse con él a su habitación y no dejarlo solo. Se pueden pasar hasta horas hablando con él y conteniéndolo verbalmente. Y ya si precisa, pincharlo. Pero eso es lo último de lo último.


2) Planta:
Si el CSM ya supuso para mí una sorpresa y una revolución, con Agudos me desrealicé. Hablando mal y pronto, me quedé loquísima.
Como es mejor ver para creer, dejo fotos, que hablan por sí solas. Cuando os hayáis repuesto del shock, seguid leyendo.


Tienen hasta cocina (¡ay, los gestos autolíticos!)


Las habitaciones -individuales o dobles-, cada una con su baño. Sólo hay 6 camas y no suelen estar a tope:


Una vez hayáis dejado de hiperventilar, os comento: 3 enfermeros por la mañana, 3 por la tarde y 2 de noche. Psiquiatra presencial por la mañana, y localizado en otro hospital general de la ciudad durante la tarde y la noche. Los profesionales no llevan pijamas y la Unidad es abierta; el paciente si quiere coge la puerta y se larga. Lo único que hay bajo llave, igual que en el CSM, es el cuarto de medicación por razones obvias. Rango del ingreso: de 24 a 72 horas. Ventanas abiertas con batiente. Las visitas no tienen un horario restringido, pueden ir cuando quieran. No hay cámaras de vigilancia en habitaciones ni zonas comunes.

La relación es similar a la que hay en el CSM. En Agudos ingresan los que no pueden controlarse del todo ambulatoriamente. Y mis compañeras y yo sospechamos que a veces los pacientes ingresan aquí para no perder la relación terapéutica con los profesionales del CSM, aun pudiéndose resolver la crisis sin necesidad de ingreso.
En cuanto a la planta, poca cosa más, porque las intervenciones enfermeras son igual en un sitio y en otro.

Si queréis conocer un poco mejor el organigrama de la red de Salud Mental Trieste podéis clickar aquí.


Y a grandes rasgos, esto es lo que hay de mi congreso.
Espero que os haya gustado y os animéis a ir el año que viene. Merece la pena, creedme. Aunque sólo sea por poder verlo con tus propios ojos y traerte alguna ideílla a España.

Antes de despedirme definitivamente, os vuelvo a recomendar -ya lo hice por Twitter-, que veáis el documental "C'era una volta una città dei matti"; disponible en Youtube. Está subtitulado en español y en él se explica muy bien cómo fue la reforma psiquiátrica en Trieste, capitaneada por Franco Basaglia. Es largo, pero es otra cosa que merece la pena ver.

Ya sí que sí, dejo de daros la lata y me despido por el blog hasta el año que viene.
¡Espero seguir leyéndoos en enero! :P

Nurse Lecter

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Esperienza triestina (I)

Ciao a tutti!! Come state?

Mañana Nochebuena... ¡descansad la tarde-noche por lo menos, que ya sabéis que eso también sube netas!

Por mi parte, bueno... no lo he pregonado por Twitter (y eso que sabéis que yo twitteo muchísimo), porque hasta el último momento tuve mis dudas, pero sí: esta semana pasada he estado de congreso en Italia. Concretamente en Trieste. En el mapa es la zona de color rojo.


¿Y qué se me ha perdido en ese congreso para ir? Pues hay varias razones: 
1) Era de Salud Mental, lo primero de todo.
2) Me iba con mis enfermeros adjuntos y otras resis (en total rondábamos la veintena y era la primera vez que yo hacía un viaje "de trabajo", por llamarlo de alguna manera).
3) No conocía Trieste.
4) Italia es un país que amo, adoro y reverencio. Lo visité por primera y única vez hace 7 años por estas fechas -viaje de estudios-. La verdad, me apetecía regresar aunque fuera unos días.

Y os puedo decir que ha sido un viaje inolvidable. Para recordar por muchos y diversos motivos, con muchas risas y algún que otro momento de apuro, pero de todo tiene que haber.
Al margen de eso, Trieste es una ciudad bastante grande y bonita, con muchos edificios antiguos y un puerto imponente.

Voy a poneros en antecedentes antes en relación al famoso congreso.
Trieste es la cuna de la antipsiquiatría en Italia -país en el que, por otra parte, la contención mecánica está prohibida por ley y ya no existen hospitales psiquiátricos como tal-. 
El movimiento antipsiquiátrico estuvo liderado por Franco Basaglia, un psiquiatra veneciano. Ejerció en Gorizia y luego en Trieste, y allí empezó con pequeños cambios: instauró talleres, terapias, promovió que los pacientes vendieran productos hechos por ellos mismos, les dio tareas remuneradas -limpiar espacios comunes, cuidar el jardín...-. Y poco a poco comenzó a rondarle la idea de cerrar definitivamente los manicomios y de tratar a los pacientes como lo que son: personas.
Eso sí que supuso una auténtica revolución, porque originó el sistema de puertas abiertas: los pacientes no se quedaban encerrados, sino que podían salir de la planta e incluso del hospital a darse un paseo o ¿por qué no?, a su casa.
Y como el que la sigue la consigue, Franco Basaglia logró cerrar el hospital de San Giovanni, y además fue posible establecer la ley 180 en Italia, por la cual quedaba prohibido el encierro involuntario de los pacientes de salud mental.
Al margen, por supuesto, de la victoria a nivel de los pacientes. Crearon un caballo de papel enorme, de color azul cielo, al que llamaron Marco Cavallo. Salieron con él del hospital de San Giovanni llegando a romper los cristales de la puerta, y fueron a pasearlo por Trieste junto a Basaglia, representando así metafóricamente su libertad.
Marco Cavallo es todo un símbolo de este movimiento a nivel nacional allí.

Parece pequeño pero no lo es, de verdad. Esta foto está tomada desde abajo.


Una vez llegados a este punto, vamos al congreso en sí.
Tuvo lugar el 16, el 17 y el 18 de diciembre; el 15 era una visita a un CSM y a la planta de Agudos. La estructura general era de conferencias la primera mitad de la mañana, y luego talleres y charlas hasta las 17h. aproximadamente.
El sitio en el que se celebró fue en uno de los cuatro CSM que tiene Trieste, en lo alto de una colina. Sí, son muchos para una sola ciudad, y cuando en el siguiente post os explique el funcionamiento os vais a quedar de piedra. 
Arriba había muchos edificios y casi todos (algunos pertenecen a la Universidad de Trieste) forman una especie de complejo: CSM, Centro de Deshabituación de Sustancias Legales, Departamento de Dependencia, una iglesia, un bar, la cooperativa donde los pacientes hacen trabajos manufacturados... Estar ahí arriba es como pasearte por una micro ciudad. Nosotros estábamos al lado justo del antiguo hospital psiquiátrico San Giovanni, ya cerrado al igual que los antiguos pabellones de hombres y mujeres. Aquí fotos:




A mí personalmente me recordaba mucho a la situación de los pacientes tuberculosos antiguamente: aislados en mitad de la nada. Así estaban los pacientes de salud mental hasta que el doctor Basaglia entró en escena.
Y los edificios en sí, a las antiguas escuelas que había en España: edificios pequeñitos, con ventanales grandes y muchas salas de suelo de madera, tipo años 30.

Las conferencias eran en inglés e italiano. Como yo para el primero soy una negada y además estoy estudiando el segundo, me ponía los auriculares en esta lengua. La verdad, muy fácil de comprender, hablaban a una velocidad adecuada.
Nos dijeron que había venido gente de 21 países: asiáticos, sudamericanos, europeos... la verdad era que estaba lleno hasta la bandera.

Puerta del edificio de la cooperativa
Mi acreditación. ¡Me hizo una ilu..!




















Las conferencias fueron muchas y muy variadas. Personalmente me gustó mucho una del último día, centrada en cómo evitar la contención mecánica en otros países donde sí está permitida. Fue realmente muy interesante.
También se expuso la experiencia en otros países que intentan llevar a cabo el modelo de Trieste: en qué punto están, las modificaciones que han añadido, los obstáculos que encuentran y cómo los solventan...

En cuanto a los talleres, la única pega es que (como pasa en muchos congresos), había que elegir a cuál entrabas. Algunos de los temas eran, por ejemplo, los derechos humanos en Salud Mental, talleres de contención, empoderamiento de los pacientes, aprendizaje global basado en la comunidad... todo muy enfocado a "liberar" a estos pacientes de las 4 paredes de un hospital. Además eran grupos reducidos, uno en cada sala del CSM, con lo cual todo era más acogedor y personal. Así se te quedaban mejor los conceptos e ideas principales.
Ha sido un congreso muy enriquecedor.

Además el hecho de que los pacientes están integrados en la sociedad es totalmente cierto: vimos a muchos por allí trabajando, e incluso llevando el barecito que hay cerca. Y todos muy simpáticos y agradables.

Algunas cifras sobre la salud mental en Trieste en 2009. Son alucinantes.

Ésa es otra: no os podéis imaginar lo normal que es para los triestinos tener un problema de salud mental. Igual que yo aquí he visto a la gente por la calle apartarse de los pacientes y mirarlos con miedo o asco, allí no hay ningún problema; forman parte plenamente de la sociedad y no son "bichos raros" o "locos". Me dio envidia, mucha. Muchísima. Queda mucho que hacer en este aspecto en España.
Desde luego se nota para bien todo lo que ha hecho Franco Basaglia por ellos.

Para que os quede más claro (y teniendo en cuenta que una imagen vale más que mil palabras) os dejo aquí cómo se organiza la red de SM en Trieste. Este mural lo hicieron en su momento los propios pacientes:


Ya estáis viendo que hay de todo: CSM, planta, asistencia a domicilio, servicio 24h...

Y ya para acabar, os dejo aquí la famosa jaula de contención que twitteé. Tenían también una silla de contención, que no es más que una especie de armadura sentada en la cual metían a los pacientes agitados. Una verdadera barbaridad, ¡me dieron hasta escalofríos al ver las dos cosas!


En unos días postearé la segunda parte, la que más me gustó: cómo son los CSM y la planta allí. Todo un mundo radicalmente distinto a España.

Ci leghiamo presto, ragazzi!
Buon Natale! :D
 Ciao!

Nurse Lecter

domingo, 6 de diciembre de 2015

Consulta específica

¡Hola a todos mis nursollowers!

Espero que estéis todos bien, y especialmente los opositores/futuros residentes, ¡hay que estar en la cresta de la ola a estas alturas del año! Pistones a tope, que no se diga.

El post que os traigo hoy es relativo al CSM. Es una rotación muy larga, le tengo el pulso tomado y la verdad, novedades hay pocas a lo largo de mi estancia. Como ya os comenté en el post que le dediqué -si no lo habéis leído podéis hacerlo aquí-, los pacientes son casi siempre los mismos. Hay gente nueva, sí, pero en esencia son paciente estables de años. Claro, llega un momento en que los conoces a todos, con sus más y sus menos, sus etapas buenas y malas.
Hay consultas de muchas clases, pero hoy quiero abordar una de las más (alarmantemente) recurrentes sobre una patología que no mencionado aún en el blog: los seguimientos de TCA -siglas de Trastornos de la Conducta Alimentaria-.

Os voy a ser sincera: de todas las consultas, éstas son las que menos me gustan -ojo, y no porque las considere "feas"-. Me explico: a mi modo de ver, un TCA es muy complejo no sólo por la parte física del asunto, sino también por la psicológica. Breve resumen:
1) Hay mucha autoestima baja de fondo, y eso cuesta trabajarlo siempre.
2) Existen muchas veces antecedentes previos de conflictos o humillaciones en el colegio/instituto y por parte de los novios.
3) Generalmente son edades difíciles.
4) Pese a mi edad (24 años como 24 soles), y mi aspecto de cría de 17 años, me cuesta muchas veces abordar a estas muchachas porque se suelen sorprender: una chica que aparenta su edad está al otro lado de la mesa y ha pasado hace relativamente poco por la misma época que ellas.

Es complicado, muy complicado. Ya en Infantil tuve a algunas niñas -con ciertas edades que si supieseis fliparíais-, pero eran consultas muy distintas a las de Adultos. A éstas últimas se les puede hablar con más franqueza.

Voy al grano, que ya sabéis que despliego todo mi discurso prolijo en los posts, ¡jajajaja! A ver, ¿qué se hace en la primera consulta con estas pacientes?
Bueno, huelga decir que hay que hacerlo con tacto, tiento y cariño. Pero eso ya lo sabéis :)

Por lo pronto y hechas las presentaciones, preguntarles por qué las han derivado a seguimiento de Enfermería, para darles pie a que te lo cuenten: "¿Qué ha pasado?" "¿Por qué te han derivado exactamente?" "¿Te importaría explicármelo?". Formulad la pregunta como queráis, pero lo importante es que ellas le pongan voz a lo que les pasa.
Luego vienen los orígenes del problema: "¿Cuándo empezaste a encontrarte así?". Unas te contestarán que desde el colegio; otras, hace unos meses; otras, cuando se echaron novio. Hay tantos orígenes como pacientes con TCA. Pero casi invariablemente el problema está en que alguien empezó a meterse con ellas, bien de manera indirecta -"con un par de kilos menos estarías mejor"-, bien sin cortarse -"gorda"... y cosas peores me han llegado a contar-. No importa la forma, el efecto siempre es devastador. Siempre.
En caso de que hayan ingresado en algun Unidad de TCA hay que explorar un poco el ingreso. Y muy muy muy importante, preguntarles el peso al ingreso y al alta.
Después se les pregunta cómo se sentían antes y cómo se sienten ahora. Eso es importante, a partir de ahí sabrás enfocar mejor cómo llevar la consulta.
Y pregunta final de la primera ronda; pregunta estrella:

"¿Cómo crees que podemos ayudarte?"

Una vez acabamos con estos preámbulos, viene el quid de la cuestión. Aquí una batería de preguntas que os pueden ayudar:
- Indagar la presencia de atracones o vómitos y los sentimientos que rodean estas situaciones. También cuándo lo hacen, qué suelen comer en el atracón...
- Explorar la imagen corporal, ver cómo se sienten al mirarse al espejo, y conocer si hay alguna parte específica de su cuerpo que no les guste.
- Frecuencia con la que se pesan, dónde lo hacen -en casa, en la farmacia...-, y peso ideal. La mayoría de chicas a las que llevamos en consulta me dicen que su peso ideal es 50 kg: "yo con llegar a 50 soy feliz", "50 es mi peso perfecto, no quiero más ni menos".
- Presencia de gestos autolesivos y finalidad de los mismos. No os podéis imaginar la de chicas que se hacen cortes con la única intención de canalizar su ansiedad.
- Características generales de su alimentación: cuántas comidas hacen al día, cuánto tardan, si los horarios de comida son regulares (todos los días más o menos a la misma hora), el tamaño de las raciones, si comen de todo, si comen solas o en compañía, si picotean, si en el desayuno sólo se toman el vaso de leche o también tostadas...
- Ingesta hídrica: qué líquidos toman al día y cuánto de cada uno de ellos, cómo los reparten, si toman café, té o excitantes varios...
- Eliminación vesical e intestinal.
- Sueño: cuánto duermen, si hacen siesta...
- Ejercicio: muchas de las chicas van o quieren ir al gimnasio, y cuando  cogen "peso muscular" se agobian -"me veo muy gorda, peso mucho más que antes de apuntarme..."-. Hay que indagar en todo eso.

Y finalmente, les tomo la tensión, las mido, las peso -generalmente de espaldas-, y les saco el IMC. ¡Ah!, y siempre suelo preguntarles por sus reglas: si las tienen regulares, si ha habido algún episodio de amenorrea en algún momento... Les da reparo, pero lo contestan.

En las siguientes consultas indago un poco más en cada caso, doy pautas específicas y trabajo lo que considero prioritario. No me gusta agobiarlas al empezar porque puedo provocar abandono del seguimiento.

Con esto doy la entrada por acabada. Espero que os sea útil y os haya gustado.

¡Hasta que volvamos a leernos!

Nurse Lecter

martes, 24 de noviembre de 2015

Fuerza

¡Buenas noches a todos!

La técnica que me ocupa hoy creo que puede seros útil, aunque sea propia de salud mental. Por ejemplo, en Urgencias o UCI es relativamente frecuente.
Con lo cual es una entrada muy práctica, espero.

¿A qué técnica me refiero?
Chan chan chaaaaan...

A la contención. Hay cuatro (verbal, ambiental, farmacológica y la que os voy a explicar), pero me centraré en la que más estereotipos posee: la contención mecánica -siglas CM-.
Conforme avancé en la residencia vino la inevitable pregunta de mis amigos (enfermeros y no enfermeros): "¿se usan camisas de fuerza?". Respuesta tajante: "No, se contienen en la cama".
Ante eso, me volvieron a preguntar: "¿De verdad? ¿Están atados a la cama? ¿Cuánto tiempo? ¿Todo el día? ¿Y cuándo los soltáis? ¿Y por qué los atáis? ¿Son agresivos? ¿Os da miedo? ¿Se resisten a ser atados?"
Así que si alguno de vosotros se pregunta lo mismo que ellos, voy a sacaros de dudas.

Primero es importante saber lo que es la contención mecánica -lo podemos intuir, su propio nombre lo indica; pero por si acaso...-. Consiste en la inmovilización del paciente con medios físicos y restrictivos. El objetivo de limitar al paciente en lo que a libertad de movimientos se refiere es protegerlo a él o a los demás. (1)
¿Y cuándo se dan estos casos en los que es preciso proteger al paciente de sí mismo o proteger a los demás?
Por ejemplo, en la agitación psicomotriz (es una urgencia psiquiátrica), ya sea por causa orgánica como demencias, enfermedades, la propia desorientación en un paciente geriátrico, consumo de tóxicos... o psiquiátrica -fase de angustia psicótica, riesgo de heteroagresividad...-. Y por supuesto, en casos de riesgo autolítico/autoagresivo (2). (Los que no hayáis trabajado nunca en Salud Mental no perdáis de vista que cualquier cosa puede ser potencialmente letal en un paciente con riesgo parasuicida. Cualquiera: las sábanas, los barrotes de la cama, las mesillas de noche, los enchufes, incluso los cubiertos y los vasos de plástico. Obviamente no a todos se les contiene, pero alguna vez puede ocurrir que se necesite CM).
Lo ideal es mantener al paciente contenido el tiempo justo y necesario. Y por supuesto, la descontención dependerá de cada caso. Normalmente, en mi planta se tiende a hacer descontención progresiva: primero soltamos una parte, luego otra y ya se descontiene del todo al paciente. Alguna vez se ha pasado de contención a descontención total; pero en los casos en los que el paciente llevaba ya un tiempo considerable así, o por orden del psiquiatra.

Ahora viene una de las cosas que más os interesan: ¿qué cuidados enfermeros hay que darle al paciente contenido? (3)
El primero es el más obvio: vigilancia. Hay que entrar cada poco tiempo para valorarlo (por ejemplo, cada cuarto de hora), y llevar a cabo actividades como valorar consciencia/sedación, nivel de agitación, cómo están las sujeciones para que no le rocen y provoquen heridas, edemas... Conforme pasen las horas se irá espaciando el tiempo entre visita y visita. Aunque hay que tener en cuenta que depende también del paciente, cómo evolucione, etc.
Luego viene todo lo demás: toma de constantes, aseo en cama, eliminación (con pañal o cuña)... y vigilar que no hay nada peligroso a su alcance -creedme, aunque estén contenidos muchos se las apañan para coger cosas de la mesita de noche-. Parece que no pero hay muchos escapistas, muchos Houdinis que consiguen descontenerse; alguno que otro he conocido en la planta y es digno de admirar.
Otro tema es el de la alimentación, con dos opciones principales:
  1) Darle de comer alguno de los profesionales.
  2) Soltarle la mano dominante para que coma él solo bajo supervisión de algún profesional.
Y no se nos puede olvidar nunca explicarle al paciente lo que le vamos a hacer, sea lo que sea (constantes, toma de medicación, revisión). De acuerdo, el sujeto en cuestión no está en su mejor momento y puede mostrarse reacio, agresivo o asustado si está delirando; pero no debemos perder los nervios.

Toda esta chicha está muy bien, pero puede que algunos os preguntéis: "Vale, sí... ¿pero cómo se contiene, Lecter?"
¡Aaaaaaaaamigo! Varían muchas cosas (ya se sabe, cada maestrillo tiene su librillo), pero de forma general las premisas básicas son:
  1) Organización: uno dirige y los demás contienen. Generalmente son 5 personas: una por cada extremidad, y el que se coloca en la zona de la cabeza del paciente (éste último es el que dirige).
  2) Poca gente: Los 5 que contengan y listo. Nada de observadores extras. Sin embargo a veces puede hacer falta la presencia de personal de seguridad; los pacientes suelen colaborar al verlos aparecer.
  3) Rapidez:
  4) Silencio: Hablar nada más que lo imprescindible, y muy importante aunque suene raro: no hablar con el paciente mientras se le contiene.
Y como explicarlo se hace muy pesado y me eternizaría, mejor os dejo un vídeo que está bastante bien:



Las contenciones que usan son igual que las de mi planta; los botoncitos negros son muy efectivos, apenas se sueltan. Se quitan con un imán, que es esa especie de tapón de botella rojo que llevan en las manos.


Es importante saber que la CM tiene implicaciones legales (3): si a un paciente que ingresa voluntariamente se le tiene que contener, su ingreso pasa a ser involuntario, y además hay que notificarlo al Juzgado -eso lo hace el psiquiatra- antes de las primeras 24 horas. El juez además debe visitar al paciente durante las primeras 72 horas para ratificar la involuntariedad del ingreso. Todo eso aparte de registrar la contención (cuándo y cómo se hizo), y su seguimiento.

Como última cosa, comentar algo que ya se sabe o se intuye: una CM no sólo es estresante y tensa para el paciente, sino también para los profesionales. Es desagradable, más todavía cuando el sujeto opone resistencia. 

Y con esto y un bizcocho, espero que os haya gustado este post.
¡Saludos!

Nurse Lecter

(1) Carcoba Rubio N., García Barriuso C., Guevara Jiménez C.: "Contencion mecánica en urgencias". NURE Inv. [Internet]. 2012; 9(60):. Disponible en:
http://www.nureinvestigacion.es/OJS/index.php/nure/article/viewFile/592/582
(2) Fernández Gallego, V., Murcia Pérez, E.,Sinisterra Aquilino J., Casal Angulo C., Gómez Estarlich, M.C.: "Manejo inicial del paciente agitado".  Emergencias, 2009; 21: 121-132.
(3) Negro González, E., García Manso M.: "El paciente agitado:  Planificación de cuidados". Nure Investigación, 2004. (6).

domingo, 18 de octubre de 2015

Sexta rotación: Centro de Salud Mental

¡Hola a todos!

Hoy explicaré mi experiencia durante mi rotación favorita: El Centro de Salud Mental de adultos; de ahora en adelante y para abreviar, CSM.
He tardado tanto en postearla porque es la más larga de la residencia. De hecho, me iré próximamente, pero tras un mes en el nuevo servicio volveré otra vez. Sólo de pensarlo me viene a la cabeza el "se te nota en la mirada que el CSM te tiene enamorada. Te ha acompañado la suerte, ha tenido que molarte tanto... ♫" -sí, me he tomado alguna que otra licencia en la letra. Sabréis disculparme-.

Qué os puedo contar sin ser subjetiva... es una pasada. Punto.
Por otro lado, a mí siempre me ha gustado más la Enfermería ambulatoria, sea de lo que sea (Salud Mental, Comunitaria, Pediatría, matrona; da igual). Me gusta porque puedes hacer las cosas más a tu aire, sin tanta prisa como en el hospital, sin tanto agobio... y los más importante: como tú quieras. Aquí cada paciente tiene justo el tiempo que necesita, ni más ni menos, y llevas a cabo todas las intervenciones que consideres necesarias.
El ambiente también es distinto: el paciente no está tan nervioso y tú no le impones tanto miedo al llevar sólo la chaquetilla del pijama (y en ocasiones ni eso, yo voy en ropa de calle siempre); también hay que tener en cuenta que son consultas frecuentes y desde hace tiempo. Y lo mejor: saben a lo que van; saben lo que les vamos a hacer ya antes de tenernos enfrente. Así es mucho más sencillo todo.

Una mañana estándar en mi CSM se compone de:
1)  Entrevistas de acogida. Se hacen con:
- Pacientes que acuden por primera vez.
- Pacientes que se han ido del alta de la planta la semana antes.
- Pacientes que hace años vinieron a CSM, les dieron el alta y por circunstancias los han vuelto a derivar aquí.
Se les pregunta quién los ha derivado (Atención Primaria, Agudos, otros especialistas...), el motivo de la derivación, cuándo empezó, las causas que ellos creen que han ocasionado acudir al CSM, cómo creen que les podemos ayudar y quién quieren que los vea -psiquiatra o psicólogo- y las preguntas de siempre: alergias, patrón de sueño y alimentación, rol-relaciones, antecedentes de problemas de salud mental en la familia...

2) Consultas programadas.
Hay de muchos tipos: administración de neurolépticos, seguimientos de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), de Trastorno Mental Grave -TMG-, trastornos afectivos; seguimiento de Enfermería tras alta hospitalaria (lo que aquí llamamos continuidad de cuidados)... y lo que más me gusta: sesiones de relajación individuales o grupales.
En estos momentos estoy dirigiendo un grupo de relajación (1 sesión/semana), al que acuden sobre todo pacientes con trastornos ansiosos. Estoy bastante contenta con los resultados, porque así me demuestro a mí misma que soy plenamente capaz de poder hacerlo sin problemas. También los pacientes me están ayudando, son muy receptivos, un buen grupo.
Es hasta el momento lo que más me gusta del CSM; lo confieso, tengo debilidad por las relajaciones. No lo puedo evitar. ¡Me pirran!

Por otra parte, hay mucha sintonía entre todos los profesionales, nos ayudamos mucho. En general el buen rollo es latente y eso ya sabéis que contribuye mucho a estar a gusto.
Y la enfermera con la que estoy es un primor de mujer: me ayuda encantada, se preocupa un montón por mí y por mi comodidad, es muy divertida, y además es muy buena profesional: empática, sensible, flexible, comprensiva y observadora. Detecta cambios en el paciente en cuanto éste franquea el umbral de nuestra consulta, sin que él haya abierto la boca aún. Es un don que me fascina y que me gustaría entrenar... o tener.
Además los pacientes son en su mayoría un amor. Desde el primer día se acostumbraron a mí y son todos encantadores, muy majetes y han confiado en mí. Me va a dar una pena tremenda marcharme, ese día subirá el nivel del mar, estoy segura.

Y esto es, por el momento, lo que hay en mi CSM. No le puedo pedir más a la residencia. Ojalá cuando me contraten como especialista sea aquí porque estoy como pez en el agua. Os lo prometo.
Espero que este post os sea útil y veáis cómo se trabaja en Salud Mental comunitaria.
¡Muchos besos!

Nurse Lecter

miércoles, 6 de mayo de 2015

Quinta rotación: Infanto-Juvenil

¡Hola a todos!

Qué, ¿cómo estáis? A los pequerresis os quedan días, ya podría decirse que horas, para empezar a vivir el sueño. Se pasa muy rápido, así que disfrutadlo y aprovechad, que es una gozada.

Por mi parte, traigo la experiencia de mi quinta rotación, la que supone el ecuador de mi residencia: el Centro de Salud Mental Infanto-Juvenil.




Ya sabía algo de este servicio, porque mi co-R rotaba justo delante de mí. Entre ambas hay una pequeña y sutil diferencia: a ella le encantan los niños. Yo en cambio prefiero tratar con adultos.
Voy a seros franca: me parece muy interesante y muy llamativo el trabajo en Infantil; me gusta, porque haces muchísimas cosas y exploras aspectos de la salud mental muy curiosos, muy "específicos". Pero por otro lado, yo sé que si en el día de mañana me tocara trabajar en Infantil, me daría algo. Voy a ser más amplia: si en el día de mañana tuviera que trabajar con niños (da igual sitio o especialidad), me daría algo.

Y ahora sí, vamos a lo que os interesa: ¿qué se hace en Infantil?
Es una pregunta fácil: se tratan enuresis, encopresis, problemas de alimentación, modificaciones de conducta, se hacen grupos de habilidades sociales, técnicas de relajación... con niños de todas las clases, edades y diagnósticos.
Ahora, lo difícil es concretar. ¿Qué se hace en cada situación? Yo eso no lo tuve claro hasta tres semanas después de haber empezado aquí.
Un poco en líneas generales, Enfermería se encarga de preguntarle cosas como el curso y el colegio en el que estudia, hacerle un genograma, explorar las relaciones con su familia y amigos, recoger antecedentes familiares, y conocer su rutina diaria.
Según el motivo de consulta, se hará una cosa u otra luego. Pero todas las primeras visitas son así.
Cada consulta es distinta. Y cada niño, independientemente de su diagnóstico, un mundo. No hay dos consultas iguales, ni siquiera parecidas. El niño que no es tímido es la mar de salao; el de más allá se pone a llorar porque está nervioso, el otro sonríe y es muy sencillo entrevistarlo...

¿Pero qué es "una cosa u otra"?
Pues si es una enuresis o una encopresis, se le darán pautas para tratarla. Si es por ansiedad, se le enseñará respiración abdominal y luego se cita al niño para darle sesiones de relajación, individuales o grupales. Y si es una modificación de conducta, se le pide al niño que salga fuera y se le dan a los padres una pautas iniciales.
Todas estas situaciones precisan de seguimiento; se cita en X semanas, dependiendo del caso.

He comentado antes que también se hacen grupos de habilidades sociales -otros profesionales llevan otra clase de grupos-. Se divide a los niños en "pequeños", "mayores" y "adolescentes"; cada uno va al grupo que tiene asignado, en su día y hora correspondientes.
Estos grupos en general están muy bien, es como una modificación de conducta que se le hace directamente los niños. Mediante juegos, ejemplos, puestas en común, interacción, etcétera, aprenden cómo resolver conflictos sin recurrir a la violencia, cuándo una cosa es segura o no...
Enfermería también se encarga de los grupos de padres, que son sesiones de modificación de conducta grupales, por definirlo de alguna manera. Este grupo para mí ha supuesto un cambio de paradigma, porque difiere de cómo me criaron a mí de niña; aunque sólo es un poco, es lo justo para ver cómo han cambiado las cosas durante estos años que he crecido.

Pero mi grupo favorito -por irónico que parezca-, es uno que Enfermería no imparte: el de niños con trastorno generalizado del desarrollo o TGD. Dos de sus patologías representativas son muy muy muy famosas: el síndrome de Asperger y el autismo. Y os parecerá extraño, pero con estos peques me llevo de maravilla.
Entré al grupo por pura casualidad: le propuse a la psiquiatra que lo lleva acudir a una sesión para ver cómo funcionaba. Me gustó tantísimo que ella misma me dijo que contaba conmigo para las siguientes sesiones. Y los niños me acogieron muy bien, sin recelos ni rechazo.

Así que aquí estoy: haciendo bastantes cosas sola, entrando a todos los grupos que puedo y aprendiendo muchísimo. Eso es lo bueno de Infantil: que son cosas muy específicas (a un adulto como que no le vas a hacer un seguimiento de enuresis, o una modificación de conducta franca).
A pesar de que los niños no son mi tipo de paciente preferido, estoy aprendiendo a atenderlos con toda la profesionalidad que soy capaz, dándoles lo mejor de mí como enfermera. Y la verdad, no me está resultando muy complicado hacerlo. Creo que es cosa de acostumbrarse a que son unos pacientes con características peculiares.

Y por el momento, no hay nada más relevante que contar de este servicio.
Espero que os haya gustado el post.
¡Intentaré actualizar pronto! ¡Hasta otra!

Nurse Lecter

sábado, 21 de marzo de 2015

Cuarta rotación: Rehabilitación

Buenas a todos.

Seguimos con mi experiencia en cuanto a la residencia en sí, y hoy me toca hablar del servicio de Rehabilitación de Salud Mental.
Esta rotación son dos meses, pero te da tiempo de sobra a hacerte con ella. Lo que se hace aquí es muy interesante, desde mi punto de vista. Me recuerda mucho a Atención Primaria, la verdad.
En un principio, cuando vi en mi lista de rotaciones escrito "Rehabilitación Salud Mental", pensé que sería algo más relacionado con las adicciones en patología dual; con el CAD, vamos. Supuse que sería un programa de reducción del daño y demás... ¡pero qué va!

No entiendo por qué Amy no quiso venir... ¡si te lo pasas muy bien!
*ba dum tssss*

Lo que se hace en una mañana normal aquí es acudir a una reunión de equipo -en Rehabilitación trabajan enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales y terapeutas ocupacionales-, en la que se comentan los casos del día anterior, noticias y aspectos relevantes de algún paciente, o se ponen en común alternativas o ideas para llevar a cabo con ellos.
Después de la reunión, Enfermería tiene una hora para hacer actividades propias de la profesión, como screenings físicos (constantes vitales, peso, perímetro abdominal y preguntas sobre consumo de tabaco, fecha de la última analítica, ejercicio físico y alimentación), consultas de seguimiento, administración de medicación intramuscular, consultas individualizadas, valoraciones de Enfermería, control de dieta y peso... y después llega la esencia de Rehabilitación -que es la parte del día que más me gusta-: la impartición de talleres, programas y sesiones.

Hay de muchas clases, y se dividen en módulos específicos. Cada módulo a su vez se compone de tres o cuatro sesiones. Por ejemplo: Educación para la Salud tiene módulos de alimentación, ejercicio físico, autoestima, higiene, sexualidad, consumo de tóxicos...; relajación básica -conceptos básicos, técnicas generales, automasajes...-, taller de ayuda para dejar de fumar... Y me he dejado para el final los que más me gustan: relajación avanzada, que se hace con visualizaciones guiadas, terapia de mindfulness y terapia de mindfulness específica para Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) -esta técnica la expliqué en post anterior; si no lo leíste, puedes hacerlo aquí-.
Ésas son las que imparte Enfermería, pero Psicología también lo hace: por ejemplo, sesiones de autocontrol. Y los talleres de Terapia Ocupacional son para mi gusto los más chulos y donde mejor se lo pasan los pacientes: gimnasia, expresión corporal, expresión artística, informática, taller de cocina, ayuda para actividades de la vida diaria -como aseo, limpieza de la casa, manejo del dinero...-.

Yo he tenido mucha suerte, porque las colaboradoras con las que estoy son muy majas y me han animado a hacer todo sola casi desde el principio y a innovar en algunos talleres. Como a mí me gusta tanto la música, les pregunté si me daban permiso para impartir un par de sesiones de musicoterapia. Me dijeron que por supuesto, que podía resultar muy interesante.
Pues dicho y hecho: la llevé a cabo con dos grupos distintos de pacientes en diferentes semanas. Y la experiencia, tanto para mí como para ellos, fue muy buena. Le gustó mucho a ambos grupos, y me pidieron que la repitiese. Y yo encantada. Las colaboradoras también se quedaron satisfechas con los resultados.
Todo eso por no decir todo lo que estoy aprendiendo, no sólo de cara a los pacientes. sino para mí misma, como persona y no sólo como enfermera. Hay muchas cosas que puedo usar en mi día a día, como por ejemplo técnicas sencillas de relajación o automasajes, o consejos para dejar de fumar (yo no fumo, pero tengo amigos que sí).

En este caso tampoco hay mucho más que contar, puesto que todos los días hay talleres o consultas. Estoy muy a gusto en Rehabilitación, y como nota general, tengo que decir que no sabía que este servicio existiese, al igual que el anterior (ETAC)... y tanto uno como otro han sido una grata sorpresa.

Espero que os haya gustado este post. ¡Un beso grande!

Nurse Lecter

miércoles, 14 de enero de 2015

Tercera rotación: Tratamiento Asertivo Comunitario

¡Buenas noches a todos!

En este post quiero explicar mi tercera rotación.
Se llama Tratamiento Asertivo Comunitario o TAC, simplemente. Sé que en otras Comunidades Autónomas se llama igual (1), pero no estoy segura de que en toda España tenga el mismo nombre.

Lo que distingue al TAC de otros servicios es el entorno en el que se desarrolla: en los domicilios de los pacientes. Vamos a sus casas (al igual que pasa en Primaria) en coche, y les hacemos el seguimiento allí, les damos medicación o se la inyectamos, entre otras cosas.
Asimismo también llevamos a cabo screenings, en los que incluimos la comprobación de la tensión arterial, la glucemia, el peso, el perímetro abdominal, la frecuencia cardíaca, el número de cigarrillos si son fumadores...
De igual forma los viernes no salimos a la calle: nos quedamos en el centro para la reunión semanal -en la cual le contamos al resto cómo están los pacientes vistos a lo largo de la semana-, preparar la agenda de la semana siguiente, los pastilleros de medicación que entregaremos, revisamos los inyectables administrados esa semana...

Es muy importante en este caso el planteamiento de objetivos con estos pacientes, que son muy variados; desde acompañarles a dar un paseo, desayunar en una cafetería o comprar -sí, sí, vamos con ellos al supermercado a ayudarles con el tema alimentación-, hasta vigilar el estado de su vivienda, la higiene o coordinarnos con Atención Primaria para que acudan a hacerse análisis de sangre o solicitar otras pruebas. Estamos muy "encima" de ellos, como suele decirse.
La frecuencia de la visitas es variable: semanal, quincenal, a veces mensual, o cuando veamos preciso si el estado del paciente cambia.
También tenemos unos "busca" de los cuales los pacientes tienen el número, para llamarnos siempre que lo necesiten; o para llamarlos nosotras con la finalidad de concertar la hora de la visita, avisarles del día que vamos a ir a verles, o simplemente para hacer lo que llamamos "contacto telefónico" (llamada de seguimiento en vez de ir a su casa)

A pesar de que solemos ir al domicilio, es frecuente que los pacientes acudan a talleres de ejercicio físico que se imparten en el centro, o a que les pongamos allí la medicación intramuscular.

Al tener una cobertura tan amplia y una densidad importante en lo que a pacientes se refiere, en el TAC trabajan normalmente seis personas -entre sanitarios, terapeuta ocupacional y Trabajo Social-, sin contar a las residentes que estamos rotando por allí en estos momentos. En ese caso, lo que se hace es que dos o tres van a cubrir una ruta de domicilios, otras dos o tres personas otra, y así. De media, cada pareja o trío hace cuatro domicilios al día. Y se procura que cada grupo lleve encima un "busca".
(A mí personalmente me gusta ir a la ruta de playa, porque si bien mi Comunidad tiene mar, yo vivo en una ciudad del interior... y trabajar al lado del mar es UN LUJAZO ^^)

Realmente lo que más me gusta de este rotatorio es cómo nos ven los pacientes.
Ya comenté en el post de la rotación anterior que ellos están más tranquilos en un entorno no tan hostil como el hospital. Y se nota, de verdad. Si bien en la planta están con nosotras las veinticuatro horas del día, es un estado transitorio: pasado un tiempo vuelven a su casa y si todo va bien, no nos verán más (o por lo menos, no en mucho tiempo).
Las relaciones en el TAC se han ido construyendo con el paso de la semanas y los meses, nos hemos ganado su confianza poquito a poco, y cuando vamos a hacer las visitas domiciliarias se nota que los pacientes nos conocen y se fían en nosotras. Además el trato es muy muy muy cordial; tened en cuenta que al conocer a la gente que trabaja con ellos de mucho tiempo, es un tipo de confianza distinta, más cercana, más sincera. Conocemos los puntos fuertes y débiles de los pacientes, sus miedos y sus alegrías, y ellos también nos conocen muy bien a nosotras.
No sé explicarlo de otra manera.

Además de que ME ENCANTA este servicio -parece hecho a mi medida, siendo francos-, estoy muy a gusto en lo que a profesionales se refiere, porque son todos encantadores, tienen en cuenta lo que digo o propongo y soy una enfermera más. Y los pacientes también me han aceptado muy bien, cosa que me preocupaba un poco no lograr; ya sabéis, enfermera recién salida del horno (el careto de cría pequeña es lo que tiene, ains), con pinta de tener muy poca idea/experiencia, un poco nerviosa al principio... Pero he superado la prueba con creces.


Hasta aquí mi experiencia en el TAC.
Pronto volveré con nuevas entradas. Hasta ese momento... ¡cuidados y repasad mucho, que el EIR ya está aquí!

Nurse Lecter

Bibliografía:
1) Del Busto, F.: "La actividad del ETAC reduce en un 75% los ingresos de los pacientes graves en Avilés"La voz de Avilés. Noticia publicada en su web el día 27 de junio de 2013: