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domingo, 1 de octubre de 2017

Trabajo de otoño

¡Buenas noches!

Este post es muy cortito, y simplemente lo redacto para que sepáis qué he estado haciendo este septiembre.
Gracias al cielo he podido trabajar de Salud Mental. Pero para rizar el rizo, puedo deciros que este contrato ha sido en el mismo hospital en el que hice la residencia. Así que ya os podéis imaginar cómo ha ido: muy bien. Ha sido (de nuevo) la vuelta a casa. Y tan feliz, oye.
Da muchísimo gusto volver a un servicio en el que conoces el funcionamiento, dónde están las cosas, a los compis... y lo más importante, a la gran mayoría de los pacientes. Ya sabéis que en Salud Mental no se pierde nunca el contacto del todo con un paciente, lo mismo lo ves en CSM que en la planta o en otro dispositivo. Por tanto la relación es bastante larga, con la ventaja que eso conlleva.
En cuanto a cambios en la dinámica de la unidad... pocos ha habido, la gran mayoría se refieren al programa informático de allí, pero son nimiedades.
Este mes he estado muy a gusto, huelga decirlo. Pero sí que he notado el cambio de residente a especialista, es más responsabilidad.
Además este mes me he arrepentido un poco de no haber prestado más "atención" al tema administrativo mientras era residente: ahora he sido yo la que ha tenido que atender el teléfono (que es mi caballo de batalla perpetuo), solicitar fármacos a Farmacia, rellenar algunos documentos de los pacientes, ordenar las historias clínicas, terminar informes de Enfermería... No es que durante la especialidad no lo hiciera o no me dejaran hacerlo, es simplemente que fui aplazando el problema: "cuando tenga ya la especialidad le haré caso, es un poco rollo esto; ahora me limito a hacerlo sin memorizar, porque total...". Así que desde aquí recomiendo encarecidamente tanto a los resis actuales como a los futuros que no perdáis de vista que hay cosas administrativas que tendréis que resolver cuando ya seáis especialistas de pleno derecho... ¡prestadles atención ahora aunque os parezcan aburridos, que luego os vendrá bien!

Hasta aquí el micro-post que, como ya he dicho, era una mera actualización en cuanto a qué he estado haciendo.
¡Nos leemos próximamente de nuevo!

Nurse Lecter

domingo, 23 de abril de 2017

Nuevas experiencias

¡Hola a todos!
Bueno, para los nuevos R1 se abre una nueva etapa. ¡Disfrutadla al máximo y aprended todo lo que podáis, que será mucho, creedme! Estos dos años se van a pasar rapidísimo, así que hay que exprimirlos a tope.

Hoy vengo con una entrada muy breve. Quiero informaros de que llevo un par de semanas trabajando en una Unidad de Corta Estancia. También se la conoce como Unidad de Hospitalización Psiquiátrica o Agudos (aunque este término mejor no usarlo).
No es en el mismo hospital en el que hice la residencia; ni siquiera es en la misma ciudad. Tengo que admitir también que al principio me costó un poco situarme, no sólo por lo de siempre -dónde están las cosas, los horarios de la planta, turnos distintos...-, sino además por la propia dinámica del servicio, que difiere un poco de la del hospital de mi residencia.
Pero estoy muy a gusto. Es una planta muy acogedora, con un equipo estupendo. Cuando se me acabe el contrato me dará pena irme, ya veréis, ¡jajajaja! Además todas las compañeras (no hay ningún enfermero) son especialistas vía EIR; de hecho conozco a alguna de ellas de haber trabajado conmigo durante la especialidad, así que estoy contentísima.

En esta Unidad el funcionamiento no es nada del otro jueves. Como he dicho antes, diferencias muy pocas.
Por la mañana se sacan las analíticas que haya, se hacen los aseos, se da la medicación y los psiquiatras pasan planta. Por la tarde se prepara la medicación de todo el día, se da la de la cena y se permiten las visitas. Y por la noche se da la medicación antes de dormir y se soluciona lo que vaya saliendo.

El turno está bien, no puedo quejarme. Y además hay posibilidad de cambiar.
En cuanto a los pacientes, con ellos pasa lo que en otras Unidades de Psiquiatría: hay de todo. Esquizofrenias, trastornos bipolares, trastornos delirantes, de personalidad, gestos autolíticos... El trabajo está bien repartido y al final todo sale adelante.

Y por mi parte, nada más, sólo quería poneros al día.
¡Hasta otra entrada!

Nurse Lecter

martes, 14 de marzo de 2017

¿Qué hacemos?

¡Hola!

¿Qué tal vais? ¿Bien? Venga, ¡que enseguida estáis en el Ministerio eligiendo plaza y tomando luego un bocata de calamares!
Yo, aprovechando precisamente esa tesitura de lo cerca que está la elección de plazas, voy a centrarme en este post en qué hacemos las enfermeras de Salud Mental.

Quizás debí escribirlo antes, durante la residencia o justo al acabar. Pero no lo he hecho por dos razones: la primera porque no se me había ocurrido. Y la segunda porque ahora que he tenido la experiencia desde los dos lados (el de residente y el de especialista), creo que puedo comparar un poquito mejor. Más aún cuando he dejado pasar algunos meses desde que acabé  la especialidad y trabajé.

La entrada está escrita para los opositores EIR en general, y para aquellos que no saben si Salud Mental puede gustarles o no en particular, o tienen dudas. Hay mucha gente que no lo tiene claro, o que tuvo una mala experiencia con este ámbito en las prácticas, o la teoría no le gustó... No pasa nada, no a todos nos gusta lo mismo.
Bueno, no tengo ni que decir que este post va dirigido también al resto de gente a la que le interese la salud mental y quiera conocer nuestro trabajo.

En fin, ¡vamos al lío!
Lo primero de todo es deciros que esta especialidad es de las que menos técnicas enfermeras tiene; lo digo para el opositor EIR al que le guste hacer gasometrías, sacar sangre, suturar... En la planta puedes coger alguna vía, poner alguna sonda vesical o nasogástrica y con más frecuencia, sacar sangre. Pero no os esperéis hacer eso todos los días, en absoluto. Lo que sí se hace es poner mucha medicación intramuscular; tened en cuenta que muchos de los fármacos nuevos son de liberación prolongada, o que en la planta las agitaciones suelen tratarse con medicación intramuscular muchas veces.
Las analíticas pueden ser de control general (o sea, una bioquímica normal, un hemograma, una coagulación...), para monitorizar niveles de fármacos -litemias-, o saber si hay efectos adversos -véase la agranulocitosis en la clozapina o las alteraciones hepáticas en la agomelatina-.

A algunos puede parecerles aburrida Salud Mental por eso, e incluso hacerles cambiar de opinión porque se pensaban antes de leer este post que las cosas no eran así. Pero os prometo que es apasionante. ¿Por qué? Porque técnicas enfermeras aparte aquí lo que se hace es, sobre todo, hablar y escuchar. Y como todos sabemos, a veces ayuda mucho más eso que poner un suero con analgesia. Dentro de ese "hablar y escuchar" hay miles de variedades, y cada enfermero tiene la suya.
A mí personalmente es lo que más me gusta de esta especialidad. El poder hacer escucha activa, el confrontar al paciente... incluso me gustan las contenciones verbales. Ya dije en un post que para mí son como hacer magia: muchas veces las haces precozmente y son muy eficaces, te ahorras que la cosa vaya a más.
También os digo que todas esas técnicas en un día no se aprenden, se necesita mucho tiempo y mucha práctica para hacerlas al pelo. Pero para eso está la residencia, ¿no?

Y ahora vamos a los recursos propios de la especialidad. Voy a hablar específicamente de la Salud Mental Comunitaria.
Una enfermera de Salud Mental hace psicoeducación (qué es la salud mental positiva, qué problemas suponen una alteración de la misma, se le explica al paciente y su familia la enfermedad que tiene, los signos de alerta o de recaída, incide en la conciencia de enfermedad y la adherencia al tratamiento...), y Educación para la Salud, prevención de la enfermedad y del suicidio, lleva el seguimiento de la enfermedad junto con el psiquiatra, administra medicación intramuscular y en algunos casos usa técnicas específicas, como relajación -individual o grupal-, mindfulness... De igual forma y según dónde esté hace otro tipo de terapias y talleres o grupos relacionados con la salud mental, Educación para la Salud en general... y pasa distintas escalas. También intenta visibilizar la salud mental, ponerla en el mapa y desmontar los estigmas asociados.
Si hablamos de la planta aquí se estabiliza al paciente, se tratan las posibles agitaciones, se intentan sentar las bases de la psicoeducación en caso de ser un primer episodio de la patología en cuestión -tanto de conciencia de enfermedad primero como la adherencia al tratamiento después-, se inicia o ajusta el tratamiento, se vigila y actúa en caso de riesgo de suicidio... Concretamente en el caso de un primer episodio, al paciente se le da el alta y se le deriva al Centro de Salud Mental (CSM).
Por supuesto en ambos ámbitos se resuelven todas las dudas de pacientes y familiares dando información veraz.

Atiende a la persona desde la infancia hasta su muerte en cualquier ámbito, y también vela por los familiares/cuidadores informales de la persona enferma, enseñándoles a identificar pródromos o crisis, resolviéndoles a ambos -paciente y cuidador- las dudas que puedan tener, escuchándoles, apoyándoles...
La enfermera de Salud Mental Comunitaria tiene una relación súper bonita con los pacientes. Yo la comparo con la que tienen las enfermeras de Atención Primaria con los pacientes de su cupo. Son muchos años viéndolos, haciéndoles el seguimiento, previniendo sus recaídas... igual que ellas. Y es un "ten con ten" muy especial.
En cuanto a los sitios donde la enfermera de Salud Mental puede trabajar dentro de la especialidad tenemos los distintos recursos de hospitalización, no sólo Agudos -cosa que yo no sabía cuando empecé-. En muchos hospitales existen unidades específicas de Trastornos de la Conducta Alimentaria, Desintoxicación, Infanto-Juvenil, Media o Larga Estancia... Y obviamente también Salud Mental Comunitaria ofrece muchas posibilidades: Centro de Salud Mental, Rehabilitación, Drogodependencias, Centro de Salud Mental Infanto Juvenil, Hospital de Día... Y el bagaje que coges puedes usarlo luego en otros servicios: Pediatría, Obstetricia, Atención Primaria, Cirugía, Paliativos... ¡La verdad que es muy útil!

Si tenéis dudas en relación a los rotatorios no os preocupéis: están todos en el blog, con la etiqueta "Rotaciones".

Para acabar, considero que para hacer esta especialidad se necesita bastante amplitud de miras, dejar la mente abierta y tener en cuenta que las apariencias engañan y que a veces nada es lo que parece. Se necesita ser muy empático y saber manejar algunas situaciones que nos hacen sentir incómodos -por ejemplo, yo no llevo muy bien ver a la gente llorar porque no sé exactamente a veces qué hacer, pero en Salud Mental te curtes mucho en ese sentido-.
Durante la residencia cambió mi modo de ver ciertas cosas y me ha ayudado mucho a comprender a estos pacientes... y aprender de ellos. He dicho muchas veces que yo desconocía la Salud Mental porque no roté durante la carrera; y aunque la teoría me parecía interesante, me daba miedo -malditos estigmas-. Al final estoy totalmente enamorada de la especialidad, no me arrepiento para nada de haberla escogido, y de hecho quiero trabajar en ella toda mi vida.
Asimismo siempre lo he dicho: hay algunas cosas que se pueden aplicar en el día a día. Sin ir más lejos, las técnicas de relajación, o también la forma de comunicarte con otras personas -que también te dan muchas tablas en otras ramas de la profesión-.

Espero que os haya sido útil este post, ésa era la intención.
¡Un abrazo grande!

Nurse Lecter

viernes, 29 de julio de 2016

Primer contrato

¡Hola hola!

¿Cómo está yendo el verano? Me figuro que bien, ¡o al menos así lo espero!
Mucho ánimo especialmente a aquellos que, como yo, se estrenan en la vida profesional. Es normal tener miedo o dudas, pero de todo se sale y los compañeros están para ayudaros. Haciendo las cosas despacito y leyendo bien todo lo relativo a las órdenes médicas no hay por qué tener grandes dudas.

Bien... en lo que a mí respecta, prometí publicar una entrada contando qué tal mis inicios como enfermera especialista. Y como lo prometido es deuda aquí os la traigo, una vez superada la primera mitad de esta nueva andadura profesional.

A finales de junio recibí "La Llamada" (parecía que no iba a llegar nunca... es mi primer verano esperándola; se nota, ¿no?). Sabía que mis co-R y yo íbamos a tener trabajo este verano, porque siempre ha sido así en mi Comunidad y porque se nos aseguró en la bolsa de trabajo; y también sabíamos que éste no iba a ser el contrato de nuestra vida: nos iba a apañar el verano en lo referente a la economía, nos iba a servir para saber cómo nos desenvolvernos solas, nos sería útil para saber si realmente nos gusta la Salud Mental y listo.
Lo que no nos esperábamos es que los contratos ofertados fueran de 2 meses, sobre todo porque el año pasado eran de 2'5-3.

En mi caso yo me veía trabajando en planta. No es uno de mis servicios preferidos, pero era donde quedaban más contratos, lo que podía coger en mi posición (soy de las que menos puntos tiene en relación con mis compis), y el hospital que se ofertaba no es de los favoritos de la gente. Estaba resignada y veía que una de las ventajas era poder cambiar turnos, pero por suerte se me ofreció justo lo que yo quería y con lo que ya no contaba: un Centro de Salud Mental -CSM- al que podía ir andando y plantarme allí en un pispás. También me ofrecieron el CSM en el que roté durante la residencia, pero ése implicaba ponerme en carretera y me apetecía probar sitios nuevos -y salir un poco de la zona de confort también-, así que me lancé a lo "desconocido".
El CSM es mi gran debilidad en lo que se refiere a Salud Mental, ya lo sabéis. Ofrece muchas posibilidades de trabajo y de patologías aunque no lo parezca, los pacientes están más o menos bien y si detectas alteraciones lo haces de forma precoz y puedes actuar en consecuencia. Aparte, por supuesto, de que los seguimientos y consultas son muy frecuentes; están muy controlados por Enfermería.

Por eso me decidí a cogerlo. Dos meses, julio y agosto. Me recomendaron que fuera unos días antes a presentarme y conocer el Centro, así que para allá que fui. 
Y la primera impresión fue brutal para bien.
Se trata de un CSM nuevo (abrió hace muy poco tiempo), pequeñito, céntrico y muy acogedor, con un equipo estupendo. Todos muy majos y dispuestos a ayudar, del primero al último. Las enfermeras me ayudaron mucho también en esa primera toma de contacto cuando fui a dejar mi contrato. Incluso me ofrecieron que pasara una mañana allí con ellas antes de empezar oficialmente para ver la dinámica de trabajo. Por supuesto acepté y no me pudo gustar más cómo se trabaja allí.

Pero la verdadera prueba de fuego fue el 1 de julio, que ya estaba sola.
La residencia en parte te "malacostumbra" a tener a alguien detrás ayudándote. Si bien pasas consulta sola muchas veces, siempre puedes recurrir a la colaboradora cuando el seguimiento se complica un poco o no sabes por dónde tirar. Puedes pedir socorro cual alumno de prácticas, vaya.
Aquí la responsabilidad es 100% tuya, para bien o para mal. Por eso estaba tan nerviosa. No podía dejar de pensarlo: "estás sola...", "estás sola...", "lleva cuidado y piensa antes de hacer algo...", "léelo todo bien, que estás sola...". Y al final nada.
Cuando fui consciente de que si lo hacía todo tranquila, leyendo los evolutivos, asegurándome bien -y lo más importante: viendo que recordaba muchas cosas de mi rotación por CSM durante la residencia-... tomé el control de la situación. No exagero: da mucha tranquilidad ver que eres capaz, que las consultas o acogidas salen más o menos adelante sin pasar grandes apuros y sin complicaciones.
Y de momento ahí voy. Tengo una compañera que también sustituye, es especialista igual que yo y además rotó por ese mismo CSM (y tiene como plus que es muy simpática, ¡algo que es de agradecer!), así que en el aspecto de la dinámica interna del Centro estoy muy tranquila: ella sabe cómo funciona todo, a quién preguntar si hay algún problema administrativo o rollos de papeleo, etc.
De igual forma en agostó estaré unos días sola, siendo la única enfermera del CSM -mi compi también tiene derecho a vacaciones... igual que yo, que ya las he pedido y eso que no sabía ni que tenía, ¡jajajajajaja!-. Pero ya le tengo cogido el punto al servicio y espero no tener muchos problemas. Lo único quizás el agobio de tener muchas consultas y no tener una compañera, pero despacito y con buena letra todo saldrá adelante.

Ahora bien, ¿qué hago en este CSM?
Pues sin bromas: lo mismo que en el otro, aunque con menos carga asistencial. Se hacen acogidas a primera hora, analíticas durante media hora un día a la semana antes de abrir al público, y luego las consultas de Enfermería habituales. Lo que ocurre es que las enfermeras no han citado ni seguimientos (TCA, TMG, trastornos afectivos...), ni relajaciones individuales. Tampoco hay grupos de relajación, ni en general ninguno que dirija Enfermería. Así que lo que hago son básicamente consultas de inyectables/neurolépticos. Bueno, ¡y se me olvidaba! Este mes de julio hemos tenido reuniones de derivación -un profesional deriva a un paciente de forma interna a otro trabajador-, y alguna que otra reunión de coordinación para un paciente concreto.
También tengo que decir que el CSM está a la mitad de su capacidad de trabajo: gran parte de la plantilla está de vacaciones, y se ha contratado a muy poca gente para cubrir. Además, muchos pacientes se van a la playa o al pueblo; y muchos de ellos van con inyectable que se pondrán en su lugar de veraneo. Por eso es un sitio muy tranquilo en estas fechas y puedo aprovechar para hacer otras cosas, como por ejemplo estudiar, buscar artículos para seguir formándome por mi cuenta, leer libros relacionados con la salud mental...
Y qué decir del equipo. Son todos encantadores, y además gente joven. Saben que es mi primer trabajo como enfermera (da igual ser especialista o no, es la primera vez que trabajo sola), se hacen cargo de eso y si tengo alguna duda sé que puedo preguntarles sin problema. Por el momento no lo he necesitado porque me lo han hecho todo muy fácil. ¡No tengo queja ninguna, y me siento totalmente integrada aquí!

Así que estoy muy feliz con esta primera experiencia laboral. Se nota en todo: en que yo me veo con más soltura, en que me agobio menos... y en el sueldo, que no es moco de pavo, jajajajaja. ¡Bastante superior al de residente (y pensar que yo estaba tan conforme con mi sueldecito estos dos años...)!

Hasta aquí mi post. Si hubiera alguna novedad más de seguro actualizaré esta entrada. ¡Muchos besos y a seguir pasando bien el veranito! ^^

Nurse Lecter

domingo, 22 de mayo de 2016

¿Y ahora qué?

¡Hola! ¡Feliz domingo!

Como bien sabéis, este viernes 20 de mayo acabé la residencia de Salud Mental. ¡Ya puedo decir que soy especialista en la materia!
La verdad es que al empezar en mayo del 2014 creí que el tiempo iba a pasar más despacio. Pero no, ha sido un segundo. Para cuando he querido darme cuenta me he visto ya acabada y con la mochila llena de experiencias de todo tipo: buenas (muchísimas), regulares (pocas), y malas (pueden contarse con los dedos de una mano).

En este sentido puedo deciros que me da una pena tremenda... tened en cuenta que son dos años trabajando en un ambiente espectacular, con gente muy válida, muy inteligente, muy motivada con su trabajo y de la que he aprendido todo lo que sé. Podría decirse que en el plano laboral me han salido los dientes con el equipo de Salud Mental del Área de Salud donde he hecho la residencia: aparte de ser mi primer trabajo me han criado y ahora hay una nueva especialista hecha y derecha de la que espero se sientan orgullosos. Con hacerlo la mitad de bien que ellos me conformaría. Además se lo debo.
Al margen de la pena también estoy muy ilusionada, muy nerviosa... y algo asustada. Ahora mismo es como si tuviera un pie en el vacío, como si fuera a caer al abismo. ¿Por qué? Porque es un cambio importante. No es lo mismo pasar consulta sola pero con la seguridad de que tu enfermero colaborador te echará una mano, que tener tú toda la responsabilidad de lo que hagas. Ahora tú decides y actúas, y salga bien o mal, es cosa tuya. Claro que se te puede echar una mano, pero al fin y al cabo la última palabra la tienes tú como especialista.
Aquí que me remito a uno de mis profesores de Historia: "Uno no se acuesta el 12 de octubre de 1492 aún en la Edad Media y se levanta al día siguiente en la Edad Moderna; es un cambio gradual." Otro ejemplo es el carnet de conducir: apruebas el examen y eres apto; pero uno no sabe realmente conducir hasta que va solo en el coche sin demasiados problemas.
Con la residencia ocurre exactamente lo mismo. A efectos reales el 20 de mayo me levanté como residente y a partir de las tres de la tarde ya era especialista. Pero de aquí a que yo me considere especialista de verdad me queda un largo trecho... tengo que superar la inseguridad aparejada.

También quiero agradeceros toda la retroalimentación que me habéis dado durante estos años en las redes sociales: comentarios en este blog y número de visitas, conversaciones y mensajes privados por Twitter, interacciones/menciones, mails... He dicho una y mil veces que sin vosotros y sin la paciencia, el interés y el cariño que habéis tenido conmigo, Nurse Lecter no existiría.
Además he seguido los pasos de muchos de vosotros y he visto cómo os presentabais al EIR, MIR, PIR y demás y o bien sacabais plaza o lo intentabais de nuevo porque nunca se deja de luchar. En ese sentido me habéis dado muchas alegrías, aunque no os lo creáis.

Así que de nuevo GRACIAS A TODOS. ¡Sois estupendos!


Es que ni siquiera os merecéis una ovación... ¡os merecéis dos! ¡Vamos con la otra!




Y ahora, querría contaros un poco las expectativas generales que tengo.
Cuando se termina la especialidad normalmente estás unas semanas sin que te llamen -aprovecharé para ver lo del paro, solucionar papeleos y darme un homenaje con mis co-R: comidas, salidas nocturnas, cafés...-. Pero en Salud Mental tienes trabajo en verano seguro. El año pasado, por ejemplo, se acabaron los especialistas (recién terminados inclusive) y hubo que tirar de la bolsa de trabajo de generalista. ¡Por lo menos en Salud Mental se trabaja mucho!
Así que espero trabajar este verano "de lo mío", a ser posible en Salud Mental Comunitaria; ya sabéis, CSM, Rehabilitación, Drogas, ETAC... ¡hay mil cosas! La adoro, me encantaría estar por ahí dando vueltas. Cruzaré los dedos para que sea posible.
Deciros también que tengo mucha ilusión por coincidir con otros resis o estudiantes de Enfermería y enseñarles todo lo que pueda. Por todos vosotros es sabido que me encanta enseñar, así que sería la guinda perfecta a mi ámbito laboral. ¡Ojalá pueda!
Por el momento soplan buenos vientos para verano. El problema viene cuando se acerca el invierno -los Stark en Salud Mental lo tienen fastidiado-. Estaré más parada y veré menos movimiento que un gato de escayola, lo más seguro. Así que supongo que aprovecharé para estudiar lo que sea: máster, OPE, doctorado... ni idea. Algo haré porque soy un culo inquieto, pero aún no lo tengo nada claro.

En lo que respecta a mi alter ego, la propia Nurse Lecter, tengo que deciros que mi intención es seguir dando caña en las redes sociales. Ni voy a cerrar el Twitter, ni voy a cerrar el blog, ni cancelaré la cuenta de correo electrónico. La maquinaria seguirá en marcha mientras tenga algo que contaros ¡y mirad si hay cosas! Mi nueva etapa, nuevas patologías, nuevos posts culturales, patológicos y tronistas...
Además por las redes sociales he conocido gente estupenda con la que hablo frecuentemente vía Twitter y no me gustaría perder el contacto.
Por eso pretendo seguir dándoos la lata todo lo que me permitáis, ¡jajajajaja!

Esto a grandes rasgos es todo por el momento.
Tendréis noticias mías en breve, ¡que no cunda el pánico, y preparad un tanque de tila porque tendréis que armaros de paciencia!

¡Besazos grandes y de nuevo GRACIAS!

Nurse Lecter

sábado, 14 de mayo de 2016

Séptima (y última) rotación: UTCA

¡Hola a todos!

Esta entrada es la última que escribo en lo que respecta a rotaciones de la residencia, porque es la que pone el punto y final a la misma.
Para mí resulta algo duro redactarla. Es como tomar conciencia de que sí, de que ya está. De que estos dos años han pasado en un suspiro y además han supuesto una de las mejores etapas de mi vida. He sido muy feliz durante la especialidad. Mucho.
Pero enseguidita viene otra época que será igual de emocionante o incluso más.


En fin, voy a dejarme de sentimentalismos, que no me gustan. Vamos al meollo del asunto.
Actualmente estoy rotando por la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (UTCA). Siendo sincera, me la habían pintado fatal: "es muy aburrida", "Enfermería ahí no hace nada", "qué lata". Y la lindeza más grande: "todas ésas son unas histéricas".
Qué queréis que os diga, me indigné. Lo primero de todo, porque parece que la gente se olvida de que esas personas están enfermas. No han dejado de comer "por la tontería de querer estar delgadas". Hay mucho más en juego, como por ejemplo la autoestima baja, o cosas más serias. Y lo segundo, porque no son maneras de hablar así de nadie -aunque no es mentira que hay un componente de personalidad importante. Pero no es lo mismo eso que "unas histéricas"-. Me da igual que el que lo haya dicho sea profesor, médico, picapedrero, enfermero, mecánico o el Presidente Supremo del Mundo.

Y tras esto, aclaro que estoy encantada de estar rotando aquí. Me parece una pasada, y puntualizo que Enfermería sí hace cosas. Pero claro, es como todo: hace más el que quiere que el que puede. Si tienes ganas puedes trabajar muchas cosas con estos pacientes. Porque pese a la desnutrición con la que a veces ingresan, cognitivamente están mejor que los pacientes de Agudos.

Muy bien. Ahora viene la pregunta crucial: ¿qué se hace en una jornada normal de UTCA?
La mañana comienza con el aseo, y la toma de constantes y peso. Esto último se hace a diario, y los pacientes no saben lo que pesan. Luego, en la terapia semanal específica del peso, es cuando se les informa y se trabaja sobre cómo se sienten en ese aspecto.
Puedes asistir a psicoterapia, y cómo no, pasar tiempo con ellos. Además de preparar y administrar medicación, y revisar y supervisar todas las ingestas y descansos tras las mismas.
Esto es importante. Con la comida se es muy estricto. Tienen un tiempo determinado para comérselo todo y para reposar la comida. Y como no lo cumplan a rajatabla, no se lo coman bien (es decir: trozos adecuados, no comer con las manos, seguir un orden con los platos, sin protestar o poner mala cara, etc), o vomiten/hagan ejercicio, se les da ese combinado de "ingesta+descanso" como no válido.
¿Y qué significa que esa toma no sea válida? Que pierden privilegios.

En UTCA se trabaja con refuerzos. Eso se traduce en lo siguiente: "si tú haces bien las comidas y los descansos se te permiten ciertas cosas". Actos y acciones que para nosotros son habituales -hablar por teléfono, oír música, arreglarse el pelo o las uñas, recibir visitas...-, ellos tienen que ganárselos. Y sobre todo al principio les cuesta. Algún caso ha habido que en su segundo o tercer día tras el ingreso se ha puesto a llorar como una magdalena porque le daba un ataque de ansiedad al ver la bandeja llena. También es verdad que los primeros días se es un poco más permisivo, y se asume que no se van a poder acabar la comida o hacer adecuadamente el reposo.
Conforme van pasando los días la cosa mejora. Se lo comen todo por regla general dentro del tiempo estipulado sin problemas. Y los descansos también los cumplen.
Los baños están cerrados todo el día, y sólo se abren para las duchas y justo antes y después de las comidas.
En la normativa del servicio se contempla que ciertos temas son tabú: en UTCA no puede hablarse del peso, de la moda, de la comida, de las modelos... en fin, de todo lo relacionado con estas patologías. De igual forma no podemos permitir que los pacientes intercambien "trucos" para no comer y derivados. Sobre todo porque hay de todas las edades, y no queremos que "los pequeños" aprendan de "los mayores". ¡Hay que tener mil ojos y mil oídos!
Ahora ya no tanto, pero yo iba con pies de plomo los primeros días. No sabía muy bien de qué podía hablar y de qué no.

Conforme van avanzando en el ingreso y haciendo las cosas bien, los privilegios van aumentando y llega una de las cosas que más ambivalentes les hace sentir: los permisos. Que pueden ir muy bien... o pueden ser catastróficos. Luego vemos por qué.
Se empieza pudiendo salir una hora por los alrededores del hospital, vestidos con ropa de calle. Luego pueden irse más tiempo, o pasar casi toda la tarde fuera (merienda incluida). Después se marchan de permiso fin de semana. Y al final llega un momento en que los permisos son bastante largos y pasan más tiempo fuera que dentro del servicio. Es entonces cuando se plantea el alta si todo va como debe durante dicho permiso.
Esto a priori a los pacientes les encanta, les da la vida. Pero también supone una prueba de fuego. ¿Por qué? Porque ése es el mundo real, el mundo al que se van a enfrentar tras el alta. UTCA es una "burbuja", por decirlo así, donde están protegidas de la gente de fuera. Sí, esa gente que les dice: "¡Ay, pero qué bien estás!", "¡Mírate, que carita tan redonda y qué curvitas tan graciosas!" "¡Esos kilitos que has cogido son justo los que necesitabas!". Muchas veces lo hacen con buena intención, pero se equivocan. Aunque ése es otro tema.
Es por eso por lo que ellos se sienten así y es posible que vuelvan al servicio bastante nerviosos.

En general con lo que son los pacientes no suele haber problemas, salvo casos extremos. "De libro", que se les llama.
Ahora mismo estoy muy a gusto. Y pese a tener un caso grave, nos lo tomamos con filosofía. El resto genial, son pacientes muy cumplidores y adecuados de manera general. Por otra parte, yo también paso mucho tiempo con ellos, les propongo actividades para hacer, temas de los que hablar... Tened en cuenta que son ingresos largos, los permisos no se les dan pronto y las horas allí se arrastran.
Les pregunté a las enfermeras si también ingresan pacientes con bulimia, y la respuesta es afirmativa. Si bien la anorexia y la bulimia son los TCA más conocidos, hay muchos más. Y puede ser que requieran ingreso, ¿por qué no?

Para finalizar, querría recordar a todo el que lea este post que por favor, no se frivolice con el peso. Que la anorexia y la bulimia no son tonterías. Aunque ahora, con lo de los tallajes y la ropa se crea que estar delgada hasta ese extremo es lo que se lleva.
Se pasa mal porque es de esas enfermedades que te destruye sin que te des cuenta. Vas perdiéndolo todo poco a poco, y el riesgo de volver a caer es muy grande. No sé si os sonará el caso de Isabelle Caro, pero en su momento levantó ampollas y es algo a tener en cuenta.

En fin... creo que ya he acabado, que no me dejo nada importante.
Os recomiendo que, si podéis, rotéis por una Unidad como ésta. Os enseñará mucho, no sólo sobre TCA, sino también sobre los propios pacientes que los sufren. Es donde más se les escucha, donde más se les puede ayudar.

¡Muchos besos!

Nurse Lecter

sábado, 23 de abril de 2016

Soy real

"Sé que estás asustada. Que tienes miedo porque no sabes qué existe en esta habitación y qué no.
No te preocupes. Estoy aquí para ayudarte en lo que necesites.

Me oyes, ¿verdad?
Oyes también otras cosas ahora mismo. Voces desagradables, que no te tratan bien. No sabes quiénes son sus dueños, pero eso es lo que menos importa en este momento. Además las estás oyendo ya mucho tiempo y te ponen muy nerviosa. Tanto que incluso llegas a hacerte daño a ti misma o a enfurecerte, haciendo que otros lo paguen. Eso no es bueno.
Es muy difícil lo que te voy a pedir, pero no les hagas caso. Inténtalo al menos. Al principio te costará, porque están bombardeándote día y noche, y te exigen cosas horrorosas: que hagas daño, que mates a alguien, que incluso te suicides. Pero tú no quieres eso realmente. 
¿Que cómo lo sé? Primero porque tú misma me lo has contado en otras ocasiones. Y segundo, porque lo normal es que esas voces no sean buenas y quieran destruirte.
Así que ni caso.

Mírame.
Estoy aquí sentada y no te rechazo. No quiero hacerte daño, no te voy a insultar ni gritar. Sólo quiero hablar, con tranquilidad. De lo que tú quieras: de qué te preocupa en este preciso instante, de qué esperas conseguir con todo esto, de tus planes para las vacaciones, de tus hijos o de lo que has desayunado esta mañana. De lo que te apetezca. Cualquier cosa me vale para que estés más tranquila. Estoy dispuesta a escucharte, y si quieres, también a aconsejarte y consolarte.
No tengas prisa por terminar de hablar, te mereces todo el tiempo del mundo.
También me has explicado alguna vez que la gente por la calle te mira mal y se ríe de ti. Que algunos vecinos te han retirado el saludo y no quieren subir contigo en el ascensor. Me has contado llorando que incluso han llegado a perseguirte para burlarse.
¿Sabes qué te digo? Lo mismo que con las voces: ni caso. Es su problema. Y no todo el mundo lo hace, te lo aseguro. Tu familia y tus amigos no, por ejemplo. Y yo tampoco.

¿Quieres otra prueba? Dame la mano.
¿Ves? Está tibia y reacciona a tu contacto sin maldad. Eso no lo hacen las voces. Puedes tocarme, puedes ver que no quiero pegarte, ni arañarte, ni tengo nada con lo que hacerte daño.
Igual que yo te estoy dando la mano ahora mismo, la gente que te quiere también. A menudo además. Te abraza, te besa, te seca las lágrimas, se coge de tu brazo para ir por la calle.


Espero que te hayas dado cuenta de que mis intenciones son buenas, aunque alguna vez te he dicho cosas que no te han parecido bien. Como que era muy importante que no faltaras a nuestras revisiones, o que no te acostaras de madrugada y te levantaras al mediodía. Todo eso es por tu bien. Quiero cuidarte para que estés mejor. Y también puedo, quiero y debo acompañarte y tranquilizarte cuando te vuelves a encontrar un poquito peor.

Pese a todo esto, es posible que sigas temerosa, creyendo que quiero ganarme tu confianza todos estos meses que has venido para, en cuanto te des la vuelta, hacerte todo el daño posible. Pero te prometo que no es así.
Veo, huelo, oigo, me muevo, río y lloro igual que tú muchas veces. No somos tan distintas, ¿a que no?

Soy real. Tan real como tú."



Feliz Día del Libro.

Nurse Lecter

lunes, 21 de marzo de 2016

De congresos gaditanos

¡Buenas tardes a todos!

Como sabéis por toda la tabarra que he dado en Twitter, he asistido al Congreso Nacional de Salud Mental en Cádiz -"el Nacional" para los amigos-.
A esta cita hemos acudido todas las R2 (el año pasado la mitad no pudimos asistir al de Burgos); y la verdad era que a mí me hacía mucha ilusión pasar unos días con todas ellas, de la primera a la última. Además el tiempo se portó divinamente y pudimos hacer más cosas aparte de "congresear" :P

Lo primero de todo, decir que Cádiz me encantó: sus vistas, sus plazas, su comida, su mar y sus gentes. Todos los gaditanos con los que hablamos eran super amables y muy simpáticos, ¡unos primores!

Y ahora, vamos al Congreso.
DÍA 1: Le pondremos por título "No sé cómo aguanté despierta hasta las 12.30 de la noche". Después de lo que a mí me parecieron 5 días en autobús -realmente fueron sólo unas horas-, llegamos a las tres de la tarde. Check-in en el hotel, lavado de cara y pescaíto frito rápidamente, y tira al Palacio de Congresos. Había un ambientazo de aquí te espero. Y además me llevé una agradable sorpresa: no esperaba ver el primer día a compañeras mías de promo que están haciendo la residencia en otros lugares de España. Bueno, pues nada más entrar a coger la acreditación allí estaban. ¡Me dio un gusto...!
Después, corre a poner los pósters. Llevaba tres, y dos de ellos había que ponerlos en alto. Entre que yo tengo una altura así, tipo minion, y los chicles ésos de pegar estaban muy cotizados, me las vi y me las deseé. Pero nada, prueba superada. El resto de la tarde bien, con conferencias muy interesantes y las chirigotas. ¡Una chulada!
Por la noche cenita en un sitio típico de Cádiz, una copa rápida y a dormir.

DÍA 2: Ésta jornada fue mi preferida, la verdad. Las conferencias de la mañana fueron muy interesantes, pero resalto especialmente la de la atención a personas en la calle. ¡Una maravilla! Y por la tarde llegó el momento que estaba esperando desde que me confirmaron la aceptación en el congreso: el taller de musicoterapia. Tuve suerte porque hubo mucha gente que se quedó fuera.
Ya sabéis que yo soy muy fan de todas estas cosas. Creo que la musicoterapia ayuda mucho a los pacientes y facilita tanto el trato como el proceso de enfermedad. Este taller superó mis expectativas con creces. Creía que iba a ser 100% teórico, pero la verdad es que los ponentes nos pusieron a todos de pie para bailar y hacer expresión corporal, con muchos ejercicios facilitadores y las relaciones interpersonales como hilo conductor. Y si bien éramos muchos, llegó un momento en que nos desmelenamos un poco, ¡jajajajaja!
El caso es que fue una experiencia muy productiva y muy enriquecedora. Si puedo (y me dejan), la pondré en práctica de ahora en adelante.
Lo único que no me gustó mucho -pero comprendo que es inevitable-, fue el solapamiento entre unos talleres y otros: eran todos al mismo tiempo. Quise haber entrado también a uno relativo a familias en las que uno de los progenitores tiene un problema de salud mental, pero coincidía con el de musicoterapia. Tuve que elegir, y me quedé con las ganas de asistir también al otro. Sin embargo y como ya he dicho, sé que es inevitable: si no se hiciera así los días de congreso se alargarían un montón.
Después del taller entré a ver las comunicaciones de los resis. Todas muy interesantes, y además con aportaciones considerables, ¡os lo currasteis mucho, chicos!
Para finalizar el día, visita guiada por la ciudad. Reitero que una preciosidad.

DÍA 3: Totally destroyer. De principio a fin. No pude ir la presentación de proyectos de los resis, pero sí que vi la conferencia de Serafín Fernández. Desde aquí darle las gracias y reiterar que me llevé una sorpresa enorme al ver mi nombre en pantalla juntos con otros twitteros de referencia en este mundo mentalero. Es todo un honor.
La tarde la pasé con mis co-R por los alrededores, y vimos a nuestro aire lo que no visitamos la noche anterior con la guía (el barrio medieval y la antigua catedral, una maravilla... y además con ambiente de Semana Santa, que a mí personalmente me pierde y enamora). Por otra parte, como ellas son así de coquetas, volvimos pronto al hotel para descansar y prepararnos: ¡la famosa y esperada cena de gala lo merecía!
De esa noche me acuerdo de todo: de la cena estilo minimalista, de lo guapas y reinas que íbamos todas, de gente a la que conozco de Twitter y vi a lo lejos, y de las risas y bailes que nos echamos desde que empezó la música hasta que mis pies dijeron "basta" a eso de las cuatro de la mañana. Después, mis co-R me dijeron que les sorprendí, que no se esperaban para nada que lo diera todo de esa manera en la pista de baile, jajajaja. ¡Os prometo que no bebí prácticamente nada!
El día siguiente fue todo de vuelta, con el cansancio de la cena y el ajetreo de los días anteriores. Pero bueno, ya estoy recuperada y dispuesta a seguir dando caña.

Así ha sido, a grandes rasgos, mi primer Nacional de Salud Mental. Inolvidable por muchas razones. Espero ir a más congresos así. Por lo pronto, el siguiente es en Murcia y mi intención es no faltar. ¡Si puedo, allí estaré! ¿Os veré?

¡Hasta el próximo post!

Nurse Lecter

sábado, 27 de febrero de 2016

Apoyo mutuo

¡Hola!

Espero que estéis más tranquilos ahora que el _IR se ha alejado y ya va avanzando la cosa... para bien o para mal ya se va sabiendo todo y podéis planificar.


El post de hoy es exclusivo de la residencia, no trato patología, ni pelis ni libros. Hoy toca hablar de los co-R EIR.
Es algo totalmente distinto a tus compañeros de la carrera. Bajo mi punto de vista no tiene nada que ver una cosa con la otra. Con tus compañeros de la universidad quizás la relación es más fría, no los conoces a todos a fondo porque son muchos. De hecho yo con algunos de mi clase no hablé en los cuatro años del Grado...
Cuando haces la residencia los intereses son más parecidos, se buscan metas comunes generalmente. Además son menos y las clases se dan de forma conjunta, con lo que se va aprendiendo a la par. Y lo más importante: suele haber mucho apoyo porque nos comprendemos. La vía de entrada a la especialidad es la misma, y en ocasiones los intentos son numerosos. Todos los resis sabemos lo mal que se pasa durante esos meses de estudio y lo que hemos tenido que bregar, amén de competir por una plaza con más de quince mil personas. Así que, bien mirado, toda esa batalla nos ha unido mucho.
Una de las primeras cosas que me ilusionó tras la toma de posesión fue conocer al resto de compañeros. Mediante la web del Ministerio me puse en modo detective para ponerles nombre a las que iban a aprender conmigo durante estos dos años.
La primera vez que nos vimos -en la reunión con la coordinadora EIR-, la sensación fue muy rara: "por fin les pongo cara... veremos a ver qué tal". Resulta que a dos de ellas las conocía porque iban en el mismo horario que yo a la academia, aunque no llegamos a hablar nunca. A las otras no las conocía de nada. Pero la primera impresión tras presentarnos fue muy positiva: estábamos todas igual de ilusionadas y de nerviosas por conocernos. Tras la reunión estuvimos hablando lo menos una hora, no había manera de que nos fuéramos.
He tenido mucha suerte suerte con ellas: mis chiquis son un amor, muy divertidas aunque con cabeza y sentido común, y dispuestas a ayudar en lo que haga falta... Además, el tema de combinarnos como autoras de pósters lo llevamos muy bien, y los congresos ya ni contarlo, ¡jajajaja!
Imaginaos el palo que supondría que una de nosotras fuera engreída, egoísta o tonta rematada... hubiera sido todo muy incómodo e incluso difícil. ¡Doy gracias por ir todo genial con ellas!
Con el resto de -IRes (MIR y PIR), también sin problema. Damos muchas clases juntos y la verdad que pese a ser cada uno de un hospital distinto hemos formado un muy buen equipo. Tampoco hay ningún residente disruptivo aquí... más bien ocurre justo lo contrario. Muchas veces en clase ha habido que parar por un ataque de risa generalizado.

Ya estáis viendo que es súper importante llevarse bien con los co-R en general, y con los de tu profesión en particular. Vais a aprender juntos codo con codo durante dos años, y vais a pasar por momentos buenos, regulares y malos. Nunca está de más poder hablar con alguien de eso, alguien que esté pasando por lo mismo que tú y te entienda. Es un desahogo. Y por supuesto, sabes que puedes contar con ellos si hiciera falta. Si bien estaréis en hospitales diferentes, la esencia es la misma: todos rotáis por Agudos, CSM, ETAC, Rehabilitación... son experiencias similares.
Y qué decir de tu co-R de hospital. Si con el resto de resis ya tienes contacto continuo, en este caso parece de tu familia, casi como un hermano o hermana. Pasas muchas horas con él o ella, y hacéis muchos trabajos conjuntos: sesiones, presentaciones, memorias, grupos...
De nuevo reitero que he tenido muuuuuuuuucha suerte con mi compi: es muy prudente, asertiva, sincera, nos ayudamos en todo, nos repartimos el trabajo y nos echamos un cable o cubrimos las espaldas en lo que a trabajos se refiere :P. Además ya nos hemos ido de comida unas cuantas veces... ¡toda una experiencia cuando nos juntamos el par de alocadas!


Otro punto esencial que quiero abordar aquí son los R mayores. Si es crucial llevarse bien con tu promoción, no es menos importante la previa. En mi caso y en el de mi co-R también tuvimos una suerte brutal: las mayores de nuestro hospital nos arroparon un montón, nos allanaron el camino, nos resolvieron dudas de la residencia en sí y estaban muy pendientes de ayudarnos si se lo pedíamos. Además, claro está, de lo cariñosas que son y lo bien que nos acogieron al empezar.
A día de hoy nos seguimos viendo y quedando de vez en cuando, y lo sentimos como si no hubiera pasado el tiempo.
Tened en cuenta que los resis mayores os pueden hacer la vida  más fácil y ser en parte el modelo a seguir, o convertir la especialidad en un infierno si no os lleváis bien o una de las dos promociones es "especialita". Conviene llevarse bien en general, ¿no creéis?


Así que ya sabéis: paz y amor con el resto de resis, y mucha suerte con mayores y pequeños -sí, también es importante una buena acogida a gente que va detrás; quizás sea su primer trabajo o su primera residencia y se vean asustados o perdidos.. como me pasó a mí, jajajaja-.

¡Besotes a todos!

Nurse Lecter

miércoles, 3 de febrero de 2016

Arranque de sinceridad

Buenas noches.

Os prometo que igual que acabo de postear esto, también lo acabo de escribir. Lo publico sin retocar, sin filtros ni revisiones, porque es lo que pienso y cómo me siento ahora mismo.

¿Ha pasado algo grave? No, en absoluto.

Pero esta noche hablo de que cualquier residencia, sea la que sea, tiene sus momentos de agobio o de no estar al 100%. Y tras pasar casi toda mi especialidad sin (demasiados) problemas en este sentido, llevo unos días "torcida".
Tengo muy claro que no es por la parte asistencial. No tengo ni una sola queja de ella.
En cuanto a la parte formativa, sólo comentar que creo que una pequeña parte del problema es ésa: pese a ser una residencia, hay bastantes trabajos que hacer. Sesiones clínicas, búsquedas bibliográficas, rellenar el Libro del Residente, investigaciones, cursos, días de docencia, el Programa Transversal y Complementario del Residente -PTCR para los amigos-, trabajos para congresos... Y al margen de la residencia tengo el máster para conseguir puntos en la bolsa de trabajo, y la EOI -los exámenes están ENCIMA... ¡agh!-.
Vale, eso último del máster y la EOI es gusto particular mío. Pero vamos adelante con todo.
También os digo que doy gracias por ser joven y no tener novio o marido ni niños, ni una casa que poner en orden cuando llego del trabajo.

Hay noches que acabo cansada y ¿por qué no decirlo? Un poquito quemada de todo eso. Se nota mucho en el ánimo. Voy con una sonrisa a mi CSM, encantada de la vida porque me pirra; es una rotación preciosa. Pero por la noche sale todo el cansancio. A veces hasta la sensación de rabia: "menuda pava, no llego a todo...", "madre mía qué harta estoy", "una cosa más y me da algo".
Es que no tengo ni ganas de leer. Eso en mí es preocupante. Grave incluso.

También puede ser en parte responsabilidad mía. Me explico: puede ser que yo no esté muy boyante de ánimo, por cualquier cosa. Quizás me encuentre más bajilla o nerviosa por el prácticamente inminente fin de la residencia, o por cualquier chorrada. (Locus de control externo ON*) Pero no le voy a quitar parte de culpa a todo lo comentado arriba (locus de control externo OFF*).

No pretendo desanimar a todos los que os examináis el sábado, ¡en absoluto es mi intención! Esto es simplemente un desahogo mío. Además creo que puede serviros para saber lo que podéis encontrar a partir de mayo. Conviene que vayáis precavidos a que os pille de sorpresa, creedme.

Momentos de duda ("¿Qué hago yo en Salud Mental? ¿Era esto lo que verdaderamente quería? ¿Me gusta tanto como para dedicar mi vida profesional a esto?"), no he tenido ninguno, gracias a Dios. Pero momentos de desesperación ("LOSTRABAJOSMEVANACOMERPORLOSPIES", "MÁTAME CAMIÓN", "NOMEDATIEMPOATODODIOSMÍO", "Esto va a poder conmigo"), sí. A montones. Y a vosotros os pasará, ¡claro que os pasará! Tarde o temprano a todos nos pasa. Pero podréis con ello. De verdad.

Recordad que todo pasa y todo llega. Lograr el sueño no es sencillo, pero sí será gratificante cuando lo tengáis del todo, creedme. Si atravesáis este momento por el que estoy pasando yo y contáis con apoyo -vuestras co-R serán un tesoro en este sentido-, será todo más sencillo.
Además vendrá bien para mejorar vuestra resiliencia.

Ya os dejo. Seguid estudiando y dadlo todo este sábado, porque la recompensa es increíble. Por estar dos años dedicándoos a lo que más os gusta para mejorar y poder hacerlo perfectamente durante el resto de vuestra vida merece la pena pasar unos días reguleros.

¡Muchos besos y ánimo!

Nurse Lecter

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Esperienza triestina (II)

¡Hola de nuevo!

Despido el año con la segunda y última parte de mi congreso de Salud Mental en Trieste (Italia). En la primera parte hablé del congreso en sí; si no leíste el post puedes hacerlo aquí.
En esta entrada (que me ha salido bastante larga), abordo la visita a un CSM y a la planta de hospitalización que, ya os adelanto, no tienen nada que ver con lo que hay en España.

1) CSM:
Voy a comenzar con la arquitectura del edificio: todos son como casitas particulares. Tienen su jardincito con cancela, planta baja y primera. Están pintados de amarillo y las ventanas de verde, como el CSM en que tuvo lugar el congreso (no saqué fotos de la fachada, ¡mea culpa, mis señores!). Y por dentro, igual que el otro: blanco, grande y muy luminoso, con suelo de madera y alguna que otra nota de color en los pasillos.

Pasillo del piso superior. Parece una casa particular.
Hay muchos CSMs para una sola ciudad: cuatro, uno por distrito.
Creo que en la distribución de los servicios radica el éxito de la salud mental allí: en vez de ser un solo edificio con muchas cosas, son varios. Y la densidad de pacientes está muy repartida entre todos. De hecho el enfermero que nos enseñó el centro nos dijo que había por lo menos 5-6 enfermeros por turno. Por supuesto, también hay psiquiatra.
Porque sí, allí se trabaja en turnos de mañana, tarde... y noche.

¿Cómo de noche?
¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaamigo! ¡Porque los CSM de Trieste tienen camas! Más concretamente de seis a ocho, pero no suelen estar completas. Hay habitaciones individuales y dobles, todas ellas en la planta baja.
Yo me quedé muy pillada al saberlo. Los Centros de Salud Mental de allí no son al uso. Son más bien como una suerte de Unidad de Rehabilitación con camas -también hice un post relativo a mi rotación de RHB. Puedes verlo aquí-.
Las habitaciones son una monada, la verdad. Todas con su cama, su armario, su mesita de noche... y, para aprensión mía, con un montón de cosas que son susceptibles de usarse como objeto autolesivo: material de aseo del paciente (cuchillas incluidas), radiadores, picos de las mesitas, cortinas, cables de las lámparas... Le preguntamos al enfermero si alguna vez había pasado algo así y nos contestó que dentro del recinto no. Tampoco tienen cámaras, y por las noches suelen acercarse a las habitaciones un par de veces para ver cómo va todo. Aquí fotos:



No podéis negar que parecen las de un piso normal y corriente, de Ikea. Yo me quedé literalmente boquiabierta.
Y si las habitaciones son agradables, las zonas comunes no se quedan cortas. Tienen sala de estar, sala de terapia/comedor...


Y el más difícil todavía: un balcón abierto de par en par en el primer piso -¡esto en España es impensable!-. Los pacientes entran y salen a él como quieren y sin problemas. Las vistas son privilegiadas, por otra parte, ven hasta el mar.


En general la dinámica de vida en un CSM es que trabajadores y pacientes son como compañeros de piso; hay mucha armonía entre unos y otros: ¿Que quieres ver la tele? Sin problema. ¿Que te apetece fumarte un cigarro? También sin problema. ¿Prefieres salirte al jardín? Te sales. Como si te quieres quedar en tu cuarto, no hay ninguna pega. Además tienen servicio domiciliario, como en el TAC (anteriormente posteado, lo podéis comprobar aquí).
Incluso suelen comer juntos muchas veces.
Y en cuanto a la cartera de servicios de los CSM, son todas iguales. Podéis verla aquí. Está en italiano, pero no tendréis problema al leerla.

Había algunos pacientes agudos, pero considero que estaban allí porque su manejo no era muy complejo. Por supuesto también hablamos con pacientes crónicos -muy simpáticos, educados y curiosos, por otra parte-. Ésos no duermen allí, pero van a las actividades matutinas. El CSM no deja de tener su parte de centro de día también.
Y con respecto al estado de los pacientes, cosa curiosa: cognitivamente están bastante mejor que los que yo he visto durante la residencia... pero tienen muchos más efectos secundarios de los fármacos, como temblores y acatisia.
Las intervenciones están muy basadas en el lenguaje; recordad que no se puede contener mecánicamente ni aislar, está prohibido por ley. Se utilizan muchísimo la palabra y la negociación; y si me apuras, la contención piel con piel (sujetarlo tú, vaya). Y las dosis de fármacos son más bien bajas. Se dan, sí, pero no a dosis tan altas como aquí. ¡Es toda una utopía!
Cuando hay un paciente agitado suelen irse con él a su habitación y no dejarlo solo. Se pueden pasar hasta horas hablando con él y conteniéndolo verbalmente. Y ya si precisa, pincharlo. Pero eso es lo último de lo último.


2) Planta:
Si el CSM ya supuso para mí una sorpresa y una revolución, con Agudos me desrealicé. Hablando mal y pronto, me quedé loquísima.
Como es mejor ver para creer, dejo fotos, que hablan por sí solas. Cuando os hayáis repuesto del shock, seguid leyendo.


Tienen hasta cocina (¡ay, los gestos autolíticos!)


Las habitaciones -individuales o dobles-, cada una con su baño. Sólo hay 6 camas y no suelen estar a tope:


Una vez hayáis dejado de hiperventilar, os comento: 3 enfermeros por la mañana, 3 por la tarde y 2 de noche. Psiquiatra presencial por la mañana, y localizado en otro hospital general de la ciudad durante la tarde y la noche. Los profesionales no llevan pijamas y la Unidad es abierta; el paciente si quiere coge la puerta y se larga. Lo único que hay bajo llave, igual que en el CSM, es el cuarto de medicación por razones obvias. Rango del ingreso: de 24 a 72 horas. Ventanas abiertas con batiente. Las visitas no tienen un horario restringido, pueden ir cuando quieran. No hay cámaras de vigilancia en habitaciones ni zonas comunes.

La relación es similar a la que hay en el CSM. En Agudos ingresan los que no pueden controlarse del todo ambulatoriamente. Y mis compañeras y yo sospechamos que a veces los pacientes ingresan aquí para no perder la relación terapéutica con los profesionales del CSM, aun pudiéndose resolver la crisis sin necesidad de ingreso.
En cuanto a la planta, poca cosa más, porque las intervenciones enfermeras son igual en un sitio y en otro.

Si queréis conocer un poco mejor el organigrama de la red de Salud Mental Trieste podéis clickar aquí.


Y a grandes rasgos, esto es lo que hay de mi congreso.
Espero que os haya gustado y os animéis a ir el año que viene. Merece la pena, creedme. Aunque sólo sea por poder verlo con tus propios ojos y traerte alguna ideílla a España.

Antes de despedirme definitivamente, os vuelvo a recomendar -ya lo hice por Twitter-, que veáis el documental "C'era una volta una città dei matti"; disponible en Youtube. Está subtitulado en español y en él se explica muy bien cómo fue la reforma psiquiátrica en Trieste, capitaneada por Franco Basaglia. Es largo, pero es otra cosa que merece la pena ver.

Ya sí que sí, dejo de daros la lata y me despido por el blog hasta el año que viene.
¡Espero seguir leyéndoos en enero! :P

Nurse Lecter

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Esperienza triestina (I)

Ciao a tutti!! Come state?

Mañana Nochebuena... ¡descansad la tarde-noche por lo menos, que ya sabéis que eso también sube netas!

Por mi parte, bueno... no lo he pregonado por Twitter (y eso que sabéis que yo twitteo muchísimo), porque hasta el último momento tuve mis dudas, pero sí: esta semana pasada he estado de congreso en Italia. Concretamente en Trieste. En el mapa es la zona de color rojo.


¿Y qué se me ha perdido en ese congreso para ir? Pues hay varias razones: 
1) Era de Salud Mental, lo primero de todo.
2) Me iba con mis enfermeros adjuntos y otras resis (en total rondábamos la veintena y era la primera vez que yo hacía un viaje "de trabajo", por llamarlo de alguna manera).
3) No conocía Trieste.
4) Italia es un país que amo, adoro y reverencio. Lo visité por primera y única vez hace 7 años por estas fechas -viaje de estudios-. La verdad, me apetecía regresar aunque fuera unos días.

Y os puedo decir que ha sido un viaje inolvidable. Para recordar por muchos y diversos motivos, con muchas risas y algún que otro momento de apuro, pero de todo tiene que haber.
Al margen de eso, Trieste es una ciudad bastante grande y bonita, con muchos edificios antiguos y un puerto imponente.

Voy a poneros en antecedentes antes en relación al famoso congreso.
Trieste es la cuna de la antipsiquiatría en Italia -país en el que, por otra parte, la contención mecánica está prohibida por ley y ya no existen hospitales psiquiátricos como tal-. 
El movimiento antipsiquiátrico estuvo liderado por Franco Basaglia, un psiquiatra veneciano. Ejerció en Gorizia y luego en Trieste, y allí empezó con pequeños cambios: instauró talleres, terapias, promovió que los pacientes vendieran productos hechos por ellos mismos, les dio tareas remuneradas -limpiar espacios comunes, cuidar el jardín...-. Y poco a poco comenzó a rondarle la idea de cerrar definitivamente los manicomios y de tratar a los pacientes como lo que son: personas.
Eso sí que supuso una auténtica revolución, porque originó el sistema de puertas abiertas: los pacientes no se quedaban encerrados, sino que podían salir de la planta e incluso del hospital a darse un paseo o ¿por qué no?, a su casa.
Y como el que la sigue la consigue, Franco Basaglia logró cerrar el hospital de San Giovanni, y además fue posible establecer la ley 180 en Italia, por la cual quedaba prohibido el encierro involuntario de los pacientes de salud mental.
Al margen, por supuesto, de la victoria a nivel de los pacientes. Crearon un caballo de papel enorme, de color azul cielo, al que llamaron Marco Cavallo. Salieron con él del hospital de San Giovanni llegando a romper los cristales de la puerta, y fueron a pasearlo por Trieste junto a Basaglia, representando así metafóricamente su libertad.
Marco Cavallo es todo un símbolo de este movimiento a nivel nacional allí.

Parece pequeño pero no lo es, de verdad. Esta foto está tomada desde abajo.


Una vez llegados a este punto, vamos al congreso en sí.
Tuvo lugar el 16, el 17 y el 18 de diciembre; el 15 era una visita a un CSM y a la planta de Agudos. La estructura general era de conferencias la primera mitad de la mañana, y luego talleres y charlas hasta las 17h. aproximadamente.
El sitio en el que se celebró fue en uno de los cuatro CSM que tiene Trieste, en lo alto de una colina. Sí, son muchos para una sola ciudad, y cuando en el siguiente post os explique el funcionamiento os vais a quedar de piedra. 
Arriba había muchos edificios y casi todos (algunos pertenecen a la Universidad de Trieste) forman una especie de complejo: CSM, Centro de Deshabituación de Sustancias Legales, Departamento de Dependencia, una iglesia, un bar, la cooperativa donde los pacientes hacen trabajos manufacturados... Estar ahí arriba es como pasearte por una micro ciudad. Nosotros estábamos al lado justo del antiguo hospital psiquiátrico San Giovanni, ya cerrado al igual que los antiguos pabellones de hombres y mujeres. Aquí fotos:




A mí personalmente me recordaba mucho a la situación de los pacientes tuberculosos antiguamente: aislados en mitad de la nada. Así estaban los pacientes de salud mental hasta que el doctor Basaglia entró en escena.
Y los edificios en sí, a las antiguas escuelas que había en España: edificios pequeñitos, con ventanales grandes y muchas salas de suelo de madera, tipo años 30.

Las conferencias eran en inglés e italiano. Como yo para el primero soy una negada y además estoy estudiando el segundo, me ponía los auriculares en esta lengua. La verdad, muy fácil de comprender, hablaban a una velocidad adecuada.
Nos dijeron que había venido gente de 21 países: asiáticos, sudamericanos, europeos... la verdad era que estaba lleno hasta la bandera.

Puerta del edificio de la cooperativa
Mi acreditación. ¡Me hizo una ilu..!




















Las conferencias fueron muchas y muy variadas. Personalmente me gustó mucho una del último día, centrada en cómo evitar la contención mecánica en otros países donde sí está permitida. Fue realmente muy interesante.
También se expuso la experiencia en otros países que intentan llevar a cabo el modelo de Trieste: en qué punto están, las modificaciones que han añadido, los obstáculos que encuentran y cómo los solventan...

En cuanto a los talleres, la única pega es que (como pasa en muchos congresos), había que elegir a cuál entrabas. Algunos de los temas eran, por ejemplo, los derechos humanos en Salud Mental, talleres de contención, empoderamiento de los pacientes, aprendizaje global basado en la comunidad... todo muy enfocado a "liberar" a estos pacientes de las 4 paredes de un hospital. Además eran grupos reducidos, uno en cada sala del CSM, con lo cual todo era más acogedor y personal. Así se te quedaban mejor los conceptos e ideas principales.
Ha sido un congreso muy enriquecedor.

Además el hecho de que los pacientes están integrados en la sociedad es totalmente cierto: vimos a muchos por allí trabajando, e incluso llevando el barecito que hay cerca. Y todos muy simpáticos y agradables.

Algunas cifras sobre la salud mental en Trieste en 2009. Son alucinantes.

Ésa es otra: no os podéis imaginar lo normal que es para los triestinos tener un problema de salud mental. Igual que yo aquí he visto a la gente por la calle apartarse de los pacientes y mirarlos con miedo o asco, allí no hay ningún problema; forman parte plenamente de la sociedad y no son "bichos raros" o "locos". Me dio envidia, mucha. Muchísima. Queda mucho que hacer en este aspecto en España.
Desde luego se nota para bien todo lo que ha hecho Franco Basaglia por ellos.

Para que os quede más claro (y teniendo en cuenta que una imagen vale más que mil palabras) os dejo aquí cómo se organiza la red de SM en Trieste. Este mural lo hicieron en su momento los propios pacientes:


Ya estáis viendo que hay de todo: CSM, planta, asistencia a domicilio, servicio 24h...

Y ya para acabar, os dejo aquí la famosa jaula de contención que twitteé. Tenían también una silla de contención, que no es más que una especie de armadura sentada en la cual metían a los pacientes agitados. Una verdadera barbaridad, ¡me dieron hasta escalofríos al ver las dos cosas!


En unos días postearé la segunda parte, la que más me gustó: cómo son los CSM y la planta allí. Todo un mundo radicalmente distinto a España.

Ci leghiamo presto, ragazzi!
Buon Natale! :D
 Ciao!

Nurse Lecter

domingo, 18 de octubre de 2015

Sexta rotación: Centro de Salud Mental

¡Hola a todos!

Hoy explicaré mi experiencia durante mi rotación favorita: El Centro de Salud Mental de adultos; de ahora en adelante y para abreviar, CSM.
He tardado tanto en postearla porque es la más larga de la residencia. De hecho, me iré próximamente, pero tras un mes en el nuevo servicio volveré otra vez. Sólo de pensarlo me viene a la cabeza el "se te nota en la mirada que el CSM te tiene enamorada. Te ha acompañado la suerte, ha tenido que molarte tanto... ♫" -sí, me he tomado alguna que otra licencia en la letra. Sabréis disculparme-.

Qué os puedo contar sin ser subjetiva... es una pasada. Punto.
Por otro lado, a mí siempre me ha gustado más la Enfermería ambulatoria, sea de lo que sea (Salud Mental, Comunitaria, Pediatría, matrona; da igual). Me gusta porque puedes hacer las cosas más a tu aire, sin tanta prisa como en el hospital, sin tanto agobio... y los más importante: como tú quieras. Aquí cada paciente tiene justo el tiempo que necesita, ni más ni menos, y llevas a cabo todas las intervenciones que consideres necesarias.
El ambiente también es distinto: el paciente no está tan nervioso y tú no le impones tanto miedo al llevar sólo la chaquetilla del pijama (y en ocasiones ni eso, yo voy en ropa de calle siempre); también hay que tener en cuenta que son consultas frecuentes y desde hace tiempo. Y lo mejor: saben a lo que van; saben lo que les vamos a hacer ya antes de tenernos enfrente. Así es mucho más sencillo todo.

Una mañana estándar en mi CSM se compone de:
1)  Entrevistas de acogida. Se hacen con:
- Pacientes que acuden por primera vez.
- Pacientes que se han ido del alta de la planta la semana antes.
- Pacientes que hace años vinieron a CSM, les dieron el alta y por circunstancias los han vuelto a derivar aquí.
Se les pregunta quién los ha derivado (Atención Primaria, Agudos, otros especialistas...), el motivo de la derivación, cuándo empezó, las causas que ellos creen que han ocasionado acudir al CSM, cómo creen que les podemos ayudar y quién quieren que los vea -psiquiatra o psicólogo- y las preguntas de siempre: alergias, patrón de sueño y alimentación, rol-relaciones, antecedentes de problemas de salud mental en la familia...

2) Consultas programadas.
Hay de muchos tipos: administración de neurolépticos, seguimientos de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), de Trastorno Mental Grave -TMG-, trastornos afectivos; seguimiento de Enfermería tras alta hospitalaria (lo que aquí llamamos continuidad de cuidados)... y lo que más me gusta: sesiones de relajación individuales o grupales.
En estos momentos estoy dirigiendo un grupo de relajación (1 sesión/semana), al que acuden sobre todo pacientes con trastornos ansiosos. Estoy bastante contenta con los resultados, porque así me demuestro a mí misma que soy plenamente capaz de poder hacerlo sin problemas. También los pacientes me están ayudando, son muy receptivos, un buen grupo.
Es hasta el momento lo que más me gusta del CSM; lo confieso, tengo debilidad por las relajaciones. No lo puedo evitar. ¡Me pirran!

Por otra parte, hay mucha sintonía entre todos los profesionales, nos ayudamos mucho. En general el buen rollo es latente y eso ya sabéis que contribuye mucho a estar a gusto.
Y la enfermera con la que estoy es un primor de mujer: me ayuda encantada, se preocupa un montón por mí y por mi comodidad, es muy divertida, y además es muy buena profesional: empática, sensible, flexible, comprensiva y observadora. Detecta cambios en el paciente en cuanto éste franquea el umbral de nuestra consulta, sin que él haya abierto la boca aún. Es un don que me fascina y que me gustaría entrenar... o tener.
Además los pacientes son en su mayoría un amor. Desde el primer día se acostumbraron a mí y son todos encantadores, muy majetes y han confiado en mí. Me va a dar una pena tremenda marcharme, ese día subirá el nivel del mar, estoy segura.

Y esto es, por el momento, lo que hay en mi CSM. No le puedo pedir más a la residencia. Ojalá cuando me contraten como especialista sea aquí porque estoy como pez en el agua. Os lo prometo.
Espero que este post os sea útil y veáis cómo se trabaja en Salud Mental comunitaria.
¡Muchos besos!

Nurse Lecter