jueves, 18 de junio de 2015

Estigma

Buenas tardes a todos.

Entrada breve, pero que para mí es un desahogo.

Hace unos días, por Twitter, se me ocurrió comentar que una de mis clases en la residencia había tratado del Trastorno Mental Grave (TMG), y de rebote habíamos hablado también del estigma en estos pacientes.
Yo me enciendo como la lumbre en cuanto se toca este tema. En esa ocasión no fue menos. Por supuesto, me encendí en contra de dicho estigma en las redes, y muchas twitteras me secundaron. Eso es algo que me hacer pensar que, si bien queda mucho por hacer, ya es un poquito menos que al principio.

Me encantaría aportar en el blog mi granito de arena en lo que respecta a esto, sólo para pedir lo que todos sabemos, que es respeto.
Respeto por estos pacientes, porque creedme, ellos no han elegido tener un problema de salud mental, ya sea esquizofrenia, depresión, un trastorno bipolar o un TOC.
Respeto por estos pacientes porque bastante tienen ellos ya con todo esto. Ellos y sus familiares. Mucha medicación, pocos estresores, muchísima adherencia y el miedo continuo a las recaídas.
Respeto porque han tenido que aprender a vivir con una enfermedad que a simple vista no se ve, pero que es devastadora, como tantas otras.

Y aquí llegan lo que sin duda más furiosa me pone: los medios de comunicación.
Si ya los pacientes se sienten mal al leer en una noticia aleatoria: "el autor del crimen estaba diagnosticado de X enfermedad mental", yo lo que siento es vergüenza ajena. De verdad. Me da vergüenza cómo se tratan algunas cosas. Esa falta de delicadeza, de tacto -seguro que si el hombre en cuestión fuera cardiópata, diabético, dislipémico o alérgico a los AINEs sería un dato irrelevante-, y lo más importante: de privacidad. Porque la gente de a pie no lo sabe, pero los sanitarios sí: algunos medios de comunicación se pasan la ley 41/2002 por el forro.
Imaginemos por un momento que el periodista o reportero que lo ha dicho tiene alguna enfermedad tabú. La que queráis, me da igual. ¿No os dan ganas de decirle: "Ah, ¿o sea que a ti te daría igual que aireásemos que tienes esta enfermedad en cuestión? ¿No te importaría que lo supiera todo el país?". A buen seguro a este señor sí que le importaría.

Cosas como ésa a mi entender no ayudan absolutamente NADA a aceptar los problemas de salud mental y verlos tal y como son. Y además, a muchos pacientes les da miedo la reacción de esa parte de su entorno que desconoce que está afectado de alguna patología psiquiátrica. Por eso se lo callan; no están a gusto consigo mismos y así se crea autoestigma.


Sólo era eso, aportar mi pequeña reflexión al respecto.

Para finalizar, quería comentar también que creo que sería muy interesante trabajar el tema del estigma también entre los profesionales sanitarios. Porque si bien no hay tanto, sí que existe un poquito. Por suerte, no demasiado, insisto.

Estos pacientes no son tan fieros como se nos quiere hacer creer. No llevan sueros ni vías ni sondas, y sólo los contenidos están encamados. Pero ingresan, toman el tratamiento sufren, lloran y tienen miedo igual que un paciente orgánico. Exactamente igual. Y además, si bien un paciente quirúrgico leve (por ejemplo, una apendicectomía), en cuanto se va de alta ya no vuelve a ingresar por eso -es un proceso cerrado-, estos pacientes sí. Tienen sus recaídas. Y de verdad que cada una suele ser peor que la anterior, porque les cuesta más recuperarse.

Ahí lo dejo.

Espero no haberos aburrido.
Saludos y hasta el próximo post, que será mucho más alegre y trivial que éste.

Nurse Lecter

2 comentarios:

  1. Un aplauso enorme por el post. Muy necesario, como ya comentamos cuando hablamos del estigma.

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    Respuestas
    1. Más que por el post, un aplauso por toda esa oleada de profesionales jóvenes que saca a relucir un tema tan desagradable como éste, no para reforzar dicho estigma, sino para eliminarlo. Toda esa gente que es especialista y está luchando por hacerlo desaparecer.
      Cada vez hay menos gente que estigmatiza, sobre todo entre sanitarios. A pie de calle es otra cosa, por desgracia...
      ¡Un beso!

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