sábado, 18 de octubre de 2014

Segunda rotación: Agudos (I)

¡Hola otra vez, chicos!

Bueno, ya en octubre... Desde aquí mando mucho ánimo a todos los opositores EIR. Con esfuerzo, tesón, constancia, pero sobre todo motivación, conseguiréis esa plaza por la que tanto estáis trabajando y sacrificando. El esfuerzo no será en balde, ya veréis.

Por mi parte, yo llevo ya casi seis meses de residencia (madre mía, en mayo pensé que mis "R mayúscula" exageraban con eso de que el tiempo pasa muy rápido, pero ya estoy viendo que no...¡qué rabia!), y estoy muy bien. Me gusta mucho Salud Mental, y además los enfermeros, auxiliares, celadores y médicos me miman un montón. Y con el resto de residentes de otras especialidades también hay muy buen rollo.

En fin, esta vez vengo con el segundo capítulo de mis memorias de residente, ¡jajajaja!
Ahora mismo estoy rotando por la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica (UHP), o Unidad Psiquiátrica de Agudos (UPA).

Supongo que los que no habéis tenido contacto nunca con Psiquiatría pensáis: "Madre mía, ¡qué miedo!", o "Eso a mí me impondría", y demás. No os voy a mentir, yo estaba hecha un flan el primer día que pisé la planta. Bueno, un flan no... ¡era gelatina total! Estaba asustadísima, a saber lo que me encontraría. Tenía casi tanto miedo como cuando comencé a rotar por el CAD -si queréis ver mi experiencia en dicha rotación, podéis leerla clickando aquí-. Y como en ese momento, me bastó un sólo turno para sentirme segura y a gusto.

Aspectos laborales a destacar:
a) La reunión interdisciplinar diaria que mantenemos las enfermeras con los psiquiatras: les informamos de cómo han pasado el día los pacientes y resolvemos dudas sobre las pautas que debemos seguir, la medicación a administrar, la fecha de alta si vemos que están mejorando... La verdad es que el ambiente en las reuniones no es para nada tenso y los psiquiatras reconocen nuestro trabajo y ayuda.
b) La hora de terapia, que es cada día diferente: musicoterapia, relajación, ejercicio, taller de lectura/escritura y a veces de teatro, terapia de juegos, planificación del alta... Normalmente la dirige una enfermera, y los pacientes se lo pasan muy bien; es como un ratito de desconexión.
c) El contacto que hay entre diferentes recursos. Por ejemplo, si un paciente toxicómano se va de alta, automáticamente se llama al CAD para avisar de ello con vistas a reanudar el seguimiento allí. O si es paciente del Centro de Salud Mental se llama a la enfermera para obtener información con respecto al tratamiento que llevaba. En fin, hay mil muestras de este contacto.

En cuanto a los pacientes propiamente dichos, no están EN ABSOLUTO como yo me pensaba (es decir, gritando, agrediendo, violentos y toda la planta en contención mecánica). En cuanto los vi y traté con ellos el primer día ¡vi que para nada es como nos imaginamos!
El 95% son muy pacíficos, no se meten con nadie, se puede hablar con ellos, son muy agradables y se toman la medicación sin problemas. Lo único que los podría diferenciar de los pacientes de otras plantas son los delirios que les objetivamos o ciertas conductas que tienen: mantienen soliloquios, algunos presentan manierismos, estupor, bradicinesia, desinhibición...
Todo eso por no hablar del inmenso vocabulario que estoy adquiriendo y lo que estoy aprendiendo en lo que respecta al trato con estos pacientes (confrontación, reconducción, contención verbal, imposición de límites, cómo saber lo que le inquieta, marcar objetivos conjuntos), y la medicación: para qué sirve cada fármaco, cómo suele administrarse, cuáles se usan para cada patología...
Si hablamos de patología, hay de todos los tipos: trastornos esquizoafectivos, de personalidad -sobre todo límite e histriónica-, esquizofrenia, depresiones, toxicomanía (este colectivo normalmente permanece poco tiempo, como paso previo a ingreso en residencias o centros de día), patología dual, retraso mental combinado con patología psiquiátrica, trastornos bipolares, incluso hemos tenido casos de demencia.
Todo lo increíble que es el comportamiento -comparándolo siempre con el cliché que se tiene de ellos-, tiene su contrapunto en los delirios que presentan, que son los que todo el mundo conoce:
-De grandeza: Creerse Obama, el Rey o Dios (por poner unos ejemplos), o conocer directamente y de toda la vida a un personaje famoso.
-Místico-religiosos, como poder comunicarse con Dios, ser uno de sus enviados, profetizar la llegada de un nuevo Mesías o hasta del Anticristo.
-Paranoides: pensar que hay cámaras ocultas o que las enfermeras somos espías que trabajan para organizaciones secretas, que los envenenamos con la medicación, que hay asesinos a sueldo infiltrados entre el personal... Estos enfermos normalmente son muy suspicaces e impresionan de hipervigilancia.
-Alucinaciones propiamente dichas: ven a personas desconocidas que quieren hacerles daño, u oyen voces que los exhortan a quitarse la vida o les insultan, gritan...
-Celotípicos: el paciente cree que durante su ingreso su pareja lo engaña con otro.
-De ruina: que les quieren robar el dinero o quitarles la herencia es algo muy típico del paciente psiquiátrico.

Son pacientes muy espectaculares en este sentido, porque además (y sobre todo en el caso de los delirios místico-religiosos), te lo cuentan tan tranquilos, dando por hecho que todo el mundo puede hablar con Dios o saber cuándo será el Apocalipsis. No se alteran, te lo dicen totalmente convencidos. Al fin y al cabo eso es lo que caracteriza a las ideas delirantes: son irrebatibles a cualquier argumentación lógica.

Ahora bien, si os fijáis antes he dicho "la mayoría" o "el 95%". ¿Qué pasa entonces con esa pequeña parte de pacientes sobre los que no he hablado aún? Pues que ésos sí que están agitados y sí que son violentos: gritan, no se dejan pinchar la medicación intramuscular, insultan, y si no están contenidos incluso intentan golpear a quien les pille por delante. En ese caso, pasas el mal rato como puedas y cuando esté más tranquilo -y la medicación haya hecho su efecto-, puedes hablar con el paciente. Tengamos en cuenta de todas maneras que esto es "puntual": no suelen estar así más de un día; sobre todo porque poco a poco van concienciándose de que la medicación es beneficiosa y de que cuanto más la acepten, más pronto podrán marcharse.

Y por el momento nada más.
Postearé en unos días la segunda parte de esta rotación; si escribía en una sola entrada todo, se hacía demasiado extensa, así que he preferido separarla.
¡Hasta ese momento pues!

P.D.: Huelga decir lo de siempre: comentad, opinad... ¡de momento no muerdo a nadie por hacerlo, jajajaja!

Nurse Lecter

5 comentarios:

  1. Me ha encantado la entrada. Yo he estado este verano trabajando en una planta de psiquiatría (solamente dos días) y la verdad es que me gustó mucho. Es todo muy diferente al resto de plantas del hospital y me llamó mucho la atención cómo se llevan a cabo las cosas en ese servicio.

    Es una pena que se te esté pasando tan rápida la residencia, ¡pero aprovecha al máximo!

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    1. ¡Hola! ¡Muchas gracias por leerme y animarte a comentar! ^^

      La verdad que con Psiquiatría nos pasa a todos, supongo yo: entramos con una idea y salimos con otra totalmente diferente. ¡Ay, los estigmas, qué malos son! Todavía hay que pelear y demostrar que estos pacientes no son lo que parece. Y sí, tienes razón, esta planta es un poco "diferente", otra manera de trabajar, pero se lleva muy bien.
      Si pudiera ralentizar el tiempo créeme que lo haría. ¡Aprovecharé la resi 100%, te lo aseguro!
      ¡Nos leemos pronto! :)

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  2. Me estás recordando a cuando estuve currando hace un par de veranos en salud mental. Me tocó rotar de casualidad un día, un turno de 14 horas, en una unidad de agudos. Y encantada, oye, creo que gracias a eso (entre otras experiencias) tengo tan claro desde mi primera vez que intenté el EIR que quiero salud mental, no quiero otra cosa.

    ¡Un beso!

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    Respuestas
    1. Es verdad, ahora que lo dices... no sé si leí en un tweet o en un post tuyos que estuviste trabajando en SM y que te gustó mucho.
      Realmente yo estoy haciendo esta residencia sin ningún contacto previo: no sabía si me gustaba o no Psiquiatría porque nunca había estado de prácticas allí, y he tenido la inmensa suerte de que sí; pero también he de admitirte que tenía miedo al principio, dos o tres días después de elegir la plaza en Madrid pensé en si había hecho bien. Y a día de hoy pienso que sí, que hice lo correcto :)

      ¡Ya queda menos para conseguir tu plaza Isi! ¡Muchos besos y espero tu próximo post!

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    2. En la carrera hice prácticas de salud mental en un centro de salud dedicado solo a eso. Me gustaron mucho. Luego, como profesional, trabajé ahí, en agudos. También tengo un experto universitario sobre el tema. Vaya, que tengo algo previo en lo que basarme para que le tenga tantas ganas. Lo comenté en una entrada de blog, creo.

      Sigo estudiando, pues. Un beso.

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