jueves, 8 de mayo de 2014

Nunca seas así

¡Hooooola de nuevo!
Esta vez tiro de mis recuerdos como estudiante de Enfermería, no de mis expectativas como pre-R1 (o "r minúscula", como me gusta decir, ¡jajaja!).

Estos días me he acordado de que en mi etapa de prácticas tuve el privilegio de ver lo que supone ser residente, tanto EIR como MIR. Trabajé junto a ell@s un tiempo, y como comprenderéis, vi de casi todo. Así me pude hacer una ligerísima idea de lo que es toda esta aventura, de lo que sienten, de la gradual libertad de movimientos que les daban, de la teoría que les enseñan en las clases...

La gran mayoría de estos residentes me gustaron, me cayeron muy bien.
Hacían estupendamente su trabajo, los enfermeros responsables confiaban en ellos, y sobre todo, nos echaban una mano a los últimos que habíamos llegado. Incluso, si tenían un poco de tiempo, no dudaban en explicarnos lo que no entendiésemos del servicio o de su especialidad... y lo más importante: soportaban pacientemente nuestro bombardeo de preguntas con respecto al examen EIR y nos las contestaban una por una sin perder la sonrisa, por muy cansados que estuvieran. No puedo obviar tampoco la etapa que todas las estudiantes de Enfermería pasamos y cuya frase emblema es: "¿Me explicas cómo fueron tus primeras experiencias al empezar la residencia? ¿Recuerdas a tu primer paciente/caso?". También aquí los residentes se portaron de diez con nosotras. TODOS, MIR inclusive. De hecho, éstos últimos también nos explicaban lo que no entendiésemos; y como los EIR, nos ofrecían su ayuda "para lo que necesitéis, porque sabemos la ilusión que se tiene y el valor que se necesita para esto".
No importaba que fuera al empezar su tarde de guardia o a las 4 de la madrugada, cuando todo estaba relativamente tranquilo. He compartido muchos turnos de noche con los residentes y la verdad, tengo un muy buen recuerdo de esa época.


Pero este post no se centra en esa mayoría. Voy a hablar de los residentes -por suerte, muy pocos-, que creen que haber obtenido la plaza que querían y donde querían los hace ascender automáticamente al estatus de dios.
También he conocido a dos o tres, y la verdad, es una cosa que no comprenderé jamás. Siempre que les preguntábamos algo nos miraban por encima del hombro, o al contestarnos parecía que nos estaban haciendo un favor impagable... ¡como si ellos no hubieran sido estudiantes rasos, o como si no se hubieran matado a estudiar para aprobar el examen! Sólo les faltaba un cartel en la frente: "Miradme, soy R1 de _________ *insertad especialidad* y por eso soy superior a todos vosotros". 
Porque, cosa curiosa, raras veces pasaba con los "R mayúscula".

No entiendo qué les hace creerse mejores que el resto. Resultaba incómodo hasta para sus propios co-R. Era un poco desagradable, no voy a mentir. Llegaba un momento en que mis compañeras y yo los esquivábamos.
Juntas hemos hablado de esto muchas veces, y no llegamos a ninguna conclusión o explicación coherente. En lo que sí coincidíamos es en que con esa actitud no se llega a nada, y que no importa si hay cosas que no sabes. La residencia está para eso, ¿no? Para aprenderlas. No es nada malo no saber ciertas cosas, las conocerás con el tiempo, porque para eso vas a estar dos años (cuatro o cinco si eres MIR) en régimen de residencia.
Y ya no me refiero sólo al aspecto profesional, sino también al personal. Estaban siempre fardando de su número de orden, de que a pesar de todo ellos sabían que lo conseguirían, de tooooooooodo lo que habían visto en ese tiempo como residentes... Era como: "miradme, soy residente y vosotros no". Ya lo sabemos, si no lo fueras no estarías aquí y no lo pondría en tu identificación.


En cuanto a mi experiencia actual, el haber hecho este examen y lograr la plaza ha obrado el efecto contrario. No me siento superior a nadie, sino justo al revés. Ha supuesto una cura de humildad para mí, porque he visto el grandísimo esfuerzo que conlleva esto, el sacrificio que tiene que hacerse y eso me corrobora que no hay que ser un Einstein, un superhéroe o un dios del Olimpo. Sólo hace falta tener motivación, ilusión y estar decidido a hacerlo
Nada más.
Ni superpoderes, ni una memoria espectacular.

Así que no hay motivos para tenérselo creído, porque esas tres cualidades están al alcance de cualquiera, y no sólo de unos pocos. Aun así, les he dicho a mis amigas que si ven que me vuelvo una creída, tienen permiso para darme un guantazo (bien dado; si no, no lo quiero, ¡jajajaja!), que me haga volver a poner los pies en la tierra. Conociéndolas, sé que en cuanto noten el menor síntoma, lo harán sin vacilación, y yo se lo agradeceré.
No me gustaría convertirme en algo que detesto profundamente.

Para terminar, este parrafito va dirigido a cualquiera que me esté leyendo:
Hayas aprobado el EIR/MIR/PIR/_IR este año o vayas a examinarte en 2015, nunca seas así. Nunca te vuelvas un engreído por haberlo aprobado. Sólo conduce a que la gente se aleje de ti.

Sin más dilación y tras haberos dado la barrila un rato largo, me despido.
¡Hasta más ver!

Nurse Lecter

2 comentarios:

  1. Me parece estupendo este "toque de atención", que creo que nunca está de más recordarlo: todos venimos del mismo sitio, nadie es más que otro.

    Nos leemos :)

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    Respuestas
    1. Seguramente si no me hubiera topado con residentes arrogantes no habría escrito esta entrada. Pero lo he hecho porque en su momento me tocó muchísimo moral, y una de las cosas que me propuse fue NO ser así si conseguía plaza. Y por supuesto estoy de acuerdo contigo: seamos matronas, pediátricos, psiquiátricos, comunitarios... ante todo somos ENFERMEROS. Todos hemos estudiado lo mismo -dejo aparte el tema diplomatura/grado-, y todos estamos capacitados para hacer ciertas cosas, seamos de la especialidad que seamos.
      Espero evitar convertirme en alguien así porque ya se sabe, "no le hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti".

      Lo mismo digo Isi, nos leemos :D

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