miércoles, 30 de diciembre de 2015

Esperienza triestina (II)

¡Hola de nuevo!

Despido el año con la segunda y última parte de mi congreso de Salud Mental en Trieste (Italia). En la primera parte hablé del congreso en sí; si no leíste el post puedes hacerlo aquí.
En esta entrada (que me ha salido bastante larga), abordo la visita a un CSM y a la planta de hospitalización que, ya os adelanto, no tienen nada que ver con lo que hay en España.

1) CSM:
Voy a comenzar con la arquitectura del edificio: todos son como casitas particulares. Tienen su jardincito con cancela, planta baja y primera. Están pintados de amarillo y las ventanas de verde, como el CSM en que tuvo lugar el congreso (no saqué fotos de la fachada, ¡mea culpa, mis señores!). Y por dentro, igual que el otro: blanco, grande y muy luminoso, con suelo de madera y alguna que otra nota de color en los pasillos.

Pasillo del piso superior. Parece una casa particular.
Hay muchos CSMs para una sola ciudad: cuatro, uno por distrito.
Creo que en la distribución de los servicios radica el éxito de la salud mental allí: en vez de ser un solo edificio con muchas cosas, son varios. Y la densidad de pacientes está muy repartida entre todos. De hecho el enfermero que nos enseñó el centro nos dijo que había por lo menos 5-6 enfermeros por turno. Por supuesto, también hay psiquiatra.
Porque sí, allí se trabaja en turnos de mañana, tarde... y noche.

¿Cómo de noche?
¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaamigo! ¡Porque los CSM de Trieste tienen camas! Más concretamente de seis a ocho, pero no suelen estar completas. Hay habitaciones individuales y dobles, todas ellas en la planta baja.
Yo me quedé muy pillada al saberlo. Los Centros de Salud Mental de allí no son al uso. Son más bien como una suerte de Unidad de Rehabilitación con camas -también hice un post relativo a mi rotación de RHB. Puedes verlo aquí-.
Las habitaciones son una monada, la verdad. Todas con su cama, su armario, su mesita de noche... y, para aprensión mía, con un montón de cosas que son susceptibles de usarse como objeto autolesivo: material de aseo del paciente (cuchillas incluidas), radiadores, picos de las mesitas, cortinas, cables de las lámparas... Le preguntamos al enfermero si alguna vez había pasado algo así y nos contestó que dentro del recinto no. Tampoco tienen cámaras, y por las noches suelen acercarse a las habitaciones un par de veces para ver cómo va todo. Aquí fotos:



No podéis negar que parecen las de un piso normal y corriente, de Ikea. Yo me quedé literalmente boquiabierta.
Y si las habitaciones son agradables, las zonas comunes no se quedan cortas. Tienen sala de estar, sala de terapia/comedor...


Y el más difícil todavía: un balcón abierto de par en par en el primer piso -¡esto en España es impensable!-. Los pacientes entran y salen a él como quieren y sin problemas. Las vistas son privilegiadas, por otra parte, ven hasta el mar.


En general la dinámica de vida en un CSM es que trabajadores y pacientes son como compañeros de piso; hay mucha armonía entre unos y otros: ¿Que quieres ver la tele? Sin problema. ¿Que te apetece fumarte un cigarro? También sin problema. ¿Prefieres salirte al jardín? Te sales. Como si te quieres quedar en tu cuarto, no hay ninguna pega. Además tienen servicio domiciliario, como en el TAC (anteriormente posteado, lo podéis comprobar aquí).
Incluso suelen comer juntos muchas veces.
Y en cuanto a la cartera de servicios de los CSM, son todas iguales. Podéis verla aquí. Está en italiano, pero no tendréis problema al leerla.

Había algunos pacientes agudos, pero considero que estaban allí porque su manejo no era muy complejo. Por supuesto también hablamos con pacientes crónicos -muy simpáticos, educados y curiosos, por otra parte-. Ésos no duermen allí, pero van a las actividades matutinas. El CSM no deja de tener su parte de centro de día también.
Y con respecto al estado de los pacientes, cosa curiosa: cognitivamente están bastante mejor que los que yo he visto durante la residencia... pero tienen muchos más efectos secundarios de los fármacos, como temblores y acatisia.
Las intervenciones están muy basadas en el lenguaje; recordad que no se puede contener mecánicamente ni aislar, está prohibido por ley. Se utilizan muchísimo la palabra y la negociación; y si me apuras, la contención piel con piel (sujetarlo tú, vaya). Y las dosis de fármacos son más bien bajas. Se dan, sí, pero no a dosis tan altas como aquí. ¡Es toda una utopía!
Cuando hay un paciente agitado suelen irse con él a su habitación y no dejarlo solo. Se pueden pasar hasta horas hablando con él y conteniéndolo verbalmente. Y ya si precisa, pincharlo. Pero eso es lo último de lo último.


2) Planta:
Si el CSM ya supuso para mí una sorpresa y una revolución, con Agudos me desrealicé. Hablando mal y pronto, me quedé loquísima.
Como es mejor ver para creer, dejo fotos, que hablan por sí solas. Cuando os hayáis repuesto del shock, seguid leyendo.


Tienen hasta cocina (¡ay, los gestos autolíticos!)


Las habitaciones -individuales o dobles-, cada una con su baño. Sólo hay 6 camas y no suelen estar a tope:


Una vez hayáis dejado de hiperventilar, os comento: 3 enfermeros por la mañana, 3 por la tarde y 2 de noche. Psiquiatra presencial por la mañana, y localizado en otro hospital general de la ciudad durante la tarde y la noche. Los profesionales no llevan pijamas y la Unidad es abierta; el paciente si quiere coge la puerta y se larga. Lo único que hay bajo llave, igual que en el CSM, es el cuarto de medicación por razones obvias. Rango del ingreso: de 24 a 72 horas. Ventanas abiertas con batiente. Las visitas no tienen un horario restringido, pueden ir cuando quieran. No hay cámaras de vigilancia en habitaciones ni zonas comunes.

La relación es similar a la que hay en el CSM. En Agudos ingresan los que no pueden controlarse del todo ambulatoriamente. Y mis compañeras y yo sospechamos que a veces los pacientes ingresan aquí para no perder la relación terapéutica con los profesionales del CSM, aun pudiéndose resolver la crisis sin necesidad de ingreso.
En cuanto a la planta, poca cosa más, porque las intervenciones enfermeras son igual en un sitio y en otro.

Si queréis conocer un poco mejor el organigrama de la red de Salud Mental Trieste podéis clickar aquí.


Y a grandes rasgos, esto es lo que hay de mi congreso.
Espero que os haya gustado y os animéis a ir el año que viene. Merece la pena, creedme. Aunque sólo sea por poder verlo con tus propios ojos y traerte alguna ideílla a España.

Antes de despedirme definitivamente, os vuelvo a recomendar -ya lo hice por Twitter-, que veáis el documental "C'era una volta una città dei matti"; disponible en Youtube. Está subtitulado en español y en él se explica muy bien cómo fue la reforma psiquiátrica en Trieste, capitaneada por Franco Basaglia. Es largo, pero es otra cosa que merece la pena ver.

Ya sí que sí, dejo de daros la lata y me despido por el blog hasta el año que viene.
¡Espero seguir leyéndoos en enero! :P

Nurse Lecter

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Esperienza triestina (I)

Ciao a tutti!! Come state?

Mañana Nochebuena... ¡descansad la tarde-noche por lo menos, que ya sabéis que eso también sube netas!

Por mi parte, bueno... no lo he pregonado por Twitter (y eso que sabéis que yo twitteo muchísimo), porque hasta el último momento tuve mis dudas, pero sí: esta semana pasada he estado de congreso en Italia. Concretamente en Trieste. En el mapa es la zona de color rojo.


¿Y qué se me ha perdido en ese congreso para ir? Pues hay varias razones: 
1) Era de Salud Mental, lo primero de todo.
2) Me iba con mis enfermeros adjuntos y otras resis (en total rondábamos la veintena y era la primera vez que yo hacía un viaje "de trabajo", por llamarlo de alguna manera).
3) No conocía Trieste.
4) Italia es un país que amo, adoro y reverencio. Lo visité por primera y única vez hace 7 años por estas fechas -viaje de estudios-. La verdad, me apetecía regresar aunque fuera unos días.

Y os puedo decir que ha sido un viaje inolvidable. Para recordar por muchos y diversos motivos, con muchas risas y algún que otro momento de apuro, pero de todo tiene que haber.
Al margen de eso, Trieste es una ciudad bastante grande y bonita, con muchos edificios antiguos y un puerto imponente.

Voy a poneros en antecedentes antes en relación al famoso congreso.
Trieste es la cuna de la antipsiquiatría en Italia -país en el que, por otra parte, la contención mecánica está prohibida por ley y ya no existen hospitales psiquiátricos como tal-. 
El movimiento antipsiquiátrico estuvo liderado por Franco Basaglia, un psiquiatra veneciano. Ejerció en Gorizia y luego en Trieste, y allí empezó con pequeños cambios: instauró talleres, terapias, promovió que los pacientes vendieran productos hechos por ellos mismos, les dio tareas remuneradas -limpiar espacios comunes, cuidar el jardín...-. Y poco a poco comenzó a rondarle la idea de cerrar definitivamente los manicomios y de tratar a los pacientes como lo que son: personas.
Eso sí que supuso una auténtica revolución, porque originó el sistema de puertas abiertas: los pacientes no se quedaban encerrados, sino que podían salir de la planta e incluso del hospital a darse un paseo o ¿por qué no?, a su casa.
Y como el que la sigue la consigue, Franco Basaglia logró cerrar el hospital de San Giovanni, y además fue posible establecer la ley 180 en Italia, por la cual quedaba prohibido el encierro involuntario de los pacientes de salud mental.
Al margen, por supuesto, de la victoria a nivel de los pacientes. Crearon un caballo de papel enorme, de color azul cielo, al que llamaron Marco Cavallo. Salieron con él del hospital de San Giovanni llegando a romper los cristales de la puerta, y fueron a pasearlo por Trieste junto a Basaglia, representando así metafóricamente su libertad.
Marco Cavallo es todo un símbolo de este movimiento a nivel nacional allí.

Parece pequeño pero no lo es, de verdad. Esta foto está tomada desde abajo.


Una vez llegados a este punto, vamos al congreso en sí.
Tuvo lugar el 16, el 17 y el 18 de diciembre; el 15 era una visita a un CSM y a la planta de Agudos. La estructura general era de conferencias la primera mitad de la mañana, y luego talleres y charlas hasta las 17h. aproximadamente.
El sitio en el que se celebró fue en uno de los cuatro CSM que tiene Trieste, en lo alto de una colina. Sí, son muchos para una sola ciudad, y cuando en el siguiente post os explique el funcionamiento os vais a quedar de piedra. 
Arriba había muchos edificios y casi todos (algunos pertenecen a la Universidad de Trieste) forman una especie de complejo: CSM, Centro de Deshabituación de Sustancias Legales, Departamento de Dependencia, una iglesia, un bar, la cooperativa donde los pacientes hacen trabajos manufacturados... Estar ahí arriba es como pasearte por una micro ciudad. Nosotros estábamos al lado justo del antiguo hospital psiquiátrico San Giovanni, ya cerrado al igual que los antiguos pabellones de hombres y mujeres. Aquí fotos:




A mí personalmente me recordaba mucho a la situación de los pacientes tuberculosos antiguamente: aislados en mitad de la nada. Así estaban los pacientes de salud mental hasta que el doctor Basaglia entró en escena.
Y los edificios en sí, a las antiguas escuelas que había en España: edificios pequeñitos, con ventanales grandes y muchas salas de suelo de madera, tipo años 30.

Las conferencias eran en inglés e italiano. Como yo para el primero soy una negada y además estoy estudiando el segundo, me ponía los auriculares en esta lengua. La verdad, muy fácil de comprender, hablaban a una velocidad adecuada.
Nos dijeron que había venido gente de 21 países: asiáticos, sudamericanos, europeos... la verdad era que estaba lleno hasta la bandera.

Puerta del edificio de la cooperativa
Mi acreditación. ¡Me hizo una ilu..!




















Las conferencias fueron muchas y muy variadas. Personalmente me gustó mucho una del último día, centrada en cómo evitar la contención mecánica en otros países donde sí está permitida. Fue realmente muy interesante.
También se expuso la experiencia en otros países que intentan llevar a cabo el modelo de Trieste: en qué punto están, las modificaciones que han añadido, los obstáculos que encuentran y cómo los solventan...

En cuanto a los talleres, la única pega es que (como pasa en muchos congresos), había que elegir a cuál entrabas. Algunos de los temas eran, por ejemplo, los derechos humanos en Salud Mental, talleres de contención, empoderamiento de los pacientes, aprendizaje global basado en la comunidad... todo muy enfocado a "liberar" a estos pacientes de las 4 paredes de un hospital. Además eran grupos reducidos, uno en cada sala del CSM, con lo cual todo era más acogedor y personal. Así se te quedaban mejor los conceptos e ideas principales.
Ha sido un congreso muy enriquecedor.

Además el hecho de que los pacientes están integrados en la sociedad es totalmente cierto: vimos a muchos por allí trabajando, e incluso llevando el barecito que hay cerca. Y todos muy simpáticos y agradables.

Algunas cifras sobre la salud mental en Trieste en 2009. Son alucinantes.

Ésa es otra: no os podéis imaginar lo normal que es para los triestinos tener un problema de salud mental. Igual que yo aquí he visto a la gente por la calle apartarse de los pacientes y mirarlos con miedo o asco, allí no hay ningún problema; forman parte plenamente de la sociedad y no son "bichos raros" o "locos". Me dio envidia, mucha. Muchísima. Queda mucho que hacer en este aspecto en España.
Desde luego se nota para bien todo lo que ha hecho Franco Basaglia por ellos.

Para que os quede más claro (y teniendo en cuenta que una imagen vale más que mil palabras) os dejo aquí cómo se organiza la red de SM en Trieste. Este mural lo hicieron en su momento los propios pacientes:


Ya estáis viendo que hay de todo: CSM, planta, asistencia a domicilio, servicio 24h...

Y ya para acabar, os dejo aquí la famosa jaula de contención que twitteé. Tenían también una silla de contención, que no es más que una especie de armadura sentada en la cual metían a los pacientes agitados. Una verdadera barbaridad, ¡me dieron hasta escalofríos al ver las dos cosas!


En unos días postearé la segunda parte, la que más me gustó: cómo son los CSM y la planta allí. Todo un mundo radicalmente distinto a España.

Ci leghiamo presto, ragazzi!
Buon Natale! :D
 Ciao!

Nurse Lecter

domingo, 6 de diciembre de 2015

Consulta específica

¡Hola a todos mis nursollowers!

Espero que estéis todos bien, y especialmente los opositores/futuros residentes, ¡hay que estar en la cresta de la ola a estas alturas del año! Pistones a tope, que no se diga.

El post que os traigo hoy es relativo al CSM. Es una rotación muy larga, le tengo el pulso tomado y la verdad, novedades hay pocas a lo largo de mi estancia. Como ya os comenté en el post que le dediqué -si no lo habéis leído podéis hacerlo aquí-, los pacientes son casi siempre los mismos. Hay gente nueva, sí, pero en esencia son paciente estables de años. Claro, llega un momento en que los conoces a todos, con sus más y sus menos, sus etapas buenas y malas.
Hay consultas de muchas clases, pero hoy quiero abordar una de las más (alarmantemente) recurrentes sobre una patología que no mencionado aún en el blog: los seguimientos de TCA -siglas de Trastornos de la Conducta Alimentaria-.

Os voy a ser sincera: de todas las consultas, éstas son las que menos me gustan -ojo, y no porque las considere "feas"-. Me explico: a mi modo de ver, un TCA es muy complejo no sólo por la parte física del asunto, sino también por la psicológica. Breve resumen:
1) Hay mucha autoestima baja de fondo, y eso cuesta trabajarlo siempre.
2) Existen muchas veces antecedentes previos de conflictos o humillaciones en el colegio/instituto y por parte de los novios.
3) Generalmente son edades difíciles.
4) Pese a mi edad (24 años como 24 soles), y mi aspecto de cría de 17 años, me cuesta muchas veces abordar a estas muchachas porque se suelen sorprender: una chica que aparenta su edad está al otro lado de la mesa y ha pasado hace relativamente poco por la misma época que ellas.

Es complicado, muy complicado. Ya en Infantil tuve a algunas niñas -con ciertas edades que si supieseis fliparíais-, pero eran consultas muy distintas a las de Adultos. A éstas últimas se les puede hablar con más franqueza.

Voy al grano, que ya sabéis que despliego todo mi discurso prolijo en los posts, ¡jajajaja! A ver, ¿qué se hace en la primera consulta con estas pacientes?
Bueno, huelga decir que hay que hacerlo con tacto, tiento y cariño. Pero eso ya lo sabéis :)

Por lo pronto y hechas las presentaciones, preguntarles por qué las han derivado a seguimiento de Enfermería, para darles pie a que te lo cuenten: "¿Qué ha pasado?" "¿Por qué te han derivado exactamente?" "¿Te importaría explicármelo?". Formulad la pregunta como queráis, pero lo importante es que ellas le pongan voz a lo que les pasa.
Luego vienen los orígenes del problema: "¿Cuándo empezaste a encontrarte así?". Unas te contestarán que desde el colegio; otras, hace unos meses; otras, cuando se echaron novio. Hay tantos orígenes como pacientes con TCA. Pero casi invariablemente el problema está en que alguien empezó a meterse con ellas, bien de manera indirecta -"con un par de kilos menos estarías mejor"-, bien sin cortarse -"gorda"... y cosas peores me han llegado a contar-. No importa la forma, el efecto siempre es devastador. Siempre.
En caso de que hayan ingresado en algun Unidad de TCA hay que explorar un poco el ingreso. Y muy muy muy importante, preguntarles el peso al ingreso y al alta.
Después se les pregunta cómo se sentían antes y cómo se sienten ahora. Eso es importante, a partir de ahí sabrás enfocar mejor cómo llevar la consulta.
Y pregunta final de la primera ronda; pregunta estrella:

"¿Cómo crees que podemos ayudarte?"

Una vez acabamos con estos preámbulos, viene el quid de la cuestión. Aquí una batería de preguntas que os pueden ayudar:
- Indagar la presencia de atracones o vómitos y los sentimientos que rodean estas situaciones. También cuándo lo hacen, qué suelen comer en el atracón...
- Explorar la imagen corporal, ver cómo se sienten al mirarse al espejo, y conocer si hay alguna parte específica de su cuerpo que no les guste.
- Frecuencia con la que se pesan, dónde lo hacen -en casa, en la farmacia...-, y peso ideal. La mayoría de chicas a las que llevamos en consulta me dicen que su peso ideal es 50 kg: "yo con llegar a 50 soy feliz", "50 es mi peso perfecto, no quiero más ni menos".
- Presencia de gestos autolesivos y finalidad de los mismos. No os podéis imaginar la de chicas que se hacen cortes con la única intención de canalizar su ansiedad.
- Características generales de su alimentación: cuántas comidas hacen al día, cuánto tardan, si los horarios de comida son regulares (todos los días más o menos a la misma hora), el tamaño de las raciones, si comen de todo, si comen solas o en compañía, si picotean, si en el desayuno sólo se toman el vaso de leche o también tostadas...
- Ingesta hídrica: qué líquidos toman al día y cuánto de cada uno de ellos, cómo los reparten, si toman café, té o excitantes varios...
- Eliminación vesical e intestinal.
- Sueño: cuánto duermen, si hacen siesta...
- Ejercicio: muchas de las chicas van o quieren ir al gimnasio, y cuando  cogen "peso muscular" se agobian -"me veo muy gorda, peso mucho más que antes de apuntarme..."-. Hay que indagar en todo eso.

Y finalmente, les tomo la tensión, las mido, las peso -generalmente de espaldas-, y les saco el IMC. ¡Ah!, y siempre suelo preguntarles por sus reglas: si las tienen regulares, si ha habido algún episodio de amenorrea en algún momento... Les da reparo, pero lo contestan.

En las siguientes consultas indago un poco más en cada caso, doy pautas específicas y trabajo lo que considero prioritario. No me gusta agobiarlas al empezar porque puedo provocar abandono del seguimiento.

Con esto doy la entrada por acabada. Espero que os sea útil y os haya gustado.

¡Hasta que volvamos a leernos!

Nurse Lecter

martes, 24 de noviembre de 2015

Fuerza

¡Buenas noches a todos!

La técnica que me ocupa hoy creo que puede seros útil, aunque sea propia de salud mental. Por ejemplo, en Urgencias o UCI es relativamente frecuente.
Con lo cual es una entrada muy práctica, espero.

¿A qué técnica me refiero?
Chan chan chaaaaan...

A la contención. Hay cuatro (verbal, ambiental, farmacológica y la que os voy a explicar), pero me centraré en la que más estereotipos posee: la contención mecánica -siglas CM-.
Conforme avancé en la residencia vino la inevitable pregunta de mis amigos (enfermeros y no enfermeros): "¿se usan camisas de fuerza?". Respuesta tajante: "No, se contienen en la cama".
Ante eso, me volvieron a preguntar: "¿De verdad? ¿Están atados a la cama? ¿Cuánto tiempo? ¿Todo el día? ¿Y cuándo los soltáis? ¿Y por qué los atáis? ¿Son agresivos? ¿Os da miedo? ¿Se resisten a ser atados?"
Así que si alguno de vosotros se pregunta lo mismo que ellos, voy a sacaros de dudas.

Primero es importante saber lo que es la contención mecánica -lo podemos intuir, su propio nombre lo indica; pero por si acaso...-. Consiste en la inmovilización del paciente con medios físicos y restrictivos. El objetivo de limitar al paciente en lo que a libertad de movimientos se refiere es protegerlo a él o a los demás. (1)
¿Y cuándo se dan estos casos en los que es preciso proteger al paciente de sí mismo o proteger a los demás?
Por ejemplo, en la agitación psicomotriz (es una urgencia psiquiátrica), ya sea por causa orgánica como demencias, enfermedades, la propia desorientación en un paciente geriátrico, consumo de tóxicos... o psiquiátrica -fase de angustia psicótica, riesgo de heteroagresividad...-. Y por supuesto, en casos de riesgo autolítico/autoagresivo (2). (Los que no hayáis trabajado nunca en Salud Mental no perdáis de vista que cualquier cosa puede ser potencialmente letal en un paciente con riesgo parasuicida. Cualquiera: las sábanas, los barrotes de la cama, las mesillas de noche, los enchufes, incluso los cubiertos y los vasos de plástico. Obviamente no a todos se les contiene, pero alguna vez puede ocurrir que se necesite CM).
Lo ideal es mantener al paciente contenido el tiempo justo y necesario. Y por supuesto, la descontención dependerá de cada caso. Normalmente, en mi planta se tiende a hacer descontención progresiva: primero soltamos una parte, luego otra y ya se descontiene del todo al paciente. Alguna vez se ha pasado de contención a descontención total; pero en los casos en los que el paciente llevaba ya un tiempo considerable así, o por orden del psiquiatra.

Ahora viene una de las cosas que más os interesan: ¿qué cuidados enfermeros hay que darle al paciente contenido? (3)
El primero es el más obvio: vigilancia. Hay que entrar cada poco tiempo para valorarlo (por ejemplo, cada cuarto de hora), y llevar a cabo actividades como valorar consciencia/sedación, nivel de agitación, cómo están las sujeciones para que no le rocen y provoquen heridas, edemas... Conforme pasen las horas se irá espaciando el tiempo entre visita y visita. Aunque hay que tener en cuenta que depende también del paciente, cómo evolucione, etc.
Luego viene todo lo demás: toma de constantes, aseo en cama, eliminación (con pañal o cuña)... y vigilar que no hay nada peligroso a su alcance -creedme, aunque estén contenidos muchos se las apañan para coger cosas de la mesita de noche-. Parece que no pero hay muchos escapistas, muchos Houdinis que consiguen descontenerse; alguno que otro he conocido en la planta y es digno de admirar.
Otro tema es el de la alimentación, con dos opciones principales:
  1) Darle de comer alguno de los profesionales.
  2) Soltarle la mano dominante para que coma él solo bajo supervisión de algún profesional.
Y no se nos puede olvidar nunca explicarle al paciente lo que le vamos a hacer, sea lo que sea (constantes, toma de medicación, revisión). De acuerdo, el sujeto en cuestión no está en su mejor momento y puede mostrarse reacio, agresivo o asustado si está delirando; pero no debemos perder los nervios.

Toda esta chicha está muy bien, pero puede que algunos os preguntéis: "Vale, sí... ¿pero cómo se contiene, Lecter?"
¡Aaaaaaaaamigo! Varían muchas cosas (ya se sabe, cada maestrillo tiene su librillo), pero de forma general las premisas básicas son:
  1) Organización: uno dirige y los demás contienen. Generalmente son 5 personas: una por cada extremidad, y el que se coloca en la zona de la cabeza del paciente (éste último es el que dirige).
  2) Poca gente: Los 5 que contengan y listo. Nada de observadores extras. Sin embargo a veces puede hacer falta la presencia de personal de seguridad; los pacientes suelen colaborar al verlos aparecer.
  3) Rapidez:
  4) Silencio: Hablar nada más que lo imprescindible, y muy importante aunque suene raro: no hablar con el paciente mientras se le contiene.
Y como explicarlo se hace muy pesado y me eternizaría, mejor os dejo un vídeo que está bastante bien:



Las contenciones que usan son igual que las de mi planta; los botoncitos negros son muy efectivos, apenas se sueltan. Se quitan con un imán, que es esa especie de tapón de botella rojo que llevan en las manos.


Es importante saber que la CM tiene implicaciones legales (3): si a un paciente que ingresa voluntariamente se le tiene que contener, su ingreso pasa a ser involuntario, y además hay que notificarlo al Juzgado -eso lo hace el psiquiatra- antes de las primeras 24 horas. El juez además debe visitar al paciente durante las primeras 72 horas para ratificar la involuntariedad del ingreso. Todo eso aparte de registrar la contención (cuándo y cómo se hizo), y su seguimiento.

Como última cosa, comentar algo que ya se sabe o se intuye: una CM no sólo es estresante y tensa para el paciente, sino también para los profesionales. Es desagradable, más todavía cuando el sujeto opone resistencia. 

Y con esto y un bizcocho, espero que os haya gustado este post.
¡Saludos!

Nurse Lecter

(1) Carcoba Rubio N., García Barriuso C., Guevara Jiménez C.: "Contencion mecánica en urgencias". NURE Inv. [Internet]. 2012; 9(60):. Disponible en:
http://www.nureinvestigacion.es/OJS/index.php/nure/article/viewFile/592/582
(2) Fernández Gallego, V., Murcia Pérez, E.,Sinisterra Aquilino J., Casal Angulo C., Gómez Estarlich, M.C.: "Manejo inicial del paciente agitado".  Emergencias, 2009; 21: 121-132.
(3) Negro González, E., García Manso M.: "El paciente agitado:  Planificación de cuidados". Nure Investigación, 2004. (6).

jueves, 12 de noviembre de 2015

Patología del mes. Welcome to Zombieland!

¡Buenas noches a todos los que estáis leyendo este post!

He dejado la patología -y el blog en general, no nos engañemos-, aparcada; lo sé. Pero es que no encontraba una problemática de salud mental a la altura de este blog :P. Además, voy justita de tiempo para poder postear, tengo nuevos sesiones clínicas por hacer y máster por comenzar horizontes laborales abiertos y no doy abasto. Perdonad.

Así que pensando y pensando concluí que ha llegado el momento de que os muestre mi segunda enfermedad psiquiátrica preferida, sin discusión. ¿Para qué retrasarlo más?
Es mi adorado síndrome de Cotard.
La verdad es que me ha resultado muy difícil escribir el post por la falta de artículos que tratan el síndrome en sí, así que la calidad no será del todo correcta. Pero me han podido las ganas de enseñároslo.

Los que conozcáis esto sabréis que es algo increíble literalmente. Espectacular. Los que no tengáis ni idea o no hayáis oído nada del señor Cotard en la vida, no problem: se acabaron los dientes largos porque os lo voy a explicar.

1) ¿Qué es?
También es conocido como delirio nihilista, y consiste en que el paciente que lo sufre cree estar muerto. Sí, como lo leéis.
Además lo experimentan todo en este aspecto. Y cuando digo todo quiero decir exactamente eso: todo (1). Notan cómo se descomponen, huelen la putrefacción, al mirarse se ven el cuerpo corrompido... un espectáculo nada agradable, vaya. En algunos casos incluso notan los gusanos. En otros, sin embargo, creen que les faltan partes del cuerpo o se sienten vacíos: no tienen nada dentro, ni estómago, ni pulmones, ni corazón, ni intestinos; es lo que se conoce como delirio de negación (2). Son como un envoltorio.
Y pese a las evidencias lógicas de que están vivos (oyen, ven, hablan contigo...), no hay manera de sacarlos de su argumentación -cosa típica de los delirios, son irrebatibles aunque les pongas la evidencia delante de las narices-: "¿No ves que estás hablando y te estás moviendo?". "Ya, pero si yo estoy muerto, no lo entiendo".
Esto último es una contrariedad, claro: ¿cómo va a hablar o pensar un muerto? Los pacientes, estando en su sano juicio, saben que es imposible; pero aun así no lo aceptan cuando este síndrome aparece.
También es importante tener en cuenta la pregunta clave: ¿es una entidad nosológica propia como tal, o un síntoma de una patología mental? Ahí queda eso (3).

2) ¿Cuál es la causa?
No está clara, pero sí que se ha visto que está relacionado con la depresión y la hiponcondría, siendo como una especie de variante extrema ("y tan extrema", pensaréis). De igual forma no podemos descartar un posible origen orgánico, relativo al sistema nervioso central. Y no deja de ser curiosa esta asociación: a más edad, más probable es que se trate de algo orgánico. (4)
El síndrome debe su nombre a Jules Cotard, neurólogo francés del siglo XIX. El señor Cotard presentó el caso de una chica, Mademoiselle X, en 1880, en el que se describe toda esta sintomatología. La comunicación en concreto se llamaba "Sobre el delirio hipocondríaco en una forma grave de la melancolía ansiosa"(5). En esta referencia podréis leer mejor el caso.
Tampoco hay muchos datos epidemiológicos sobre esto, al igual que dudo que haya muchos Cotards puros -aun a riesgo de que suene mal, ¡qué pena! Me encantaría ver alguno en algún momento de mi vida-.

3) ¿Y los síntomas? (6)
Aparece sobre todo ansiedad, y posteriormente el resto de sintomatología que configuran el síndrome de Cotard: ideas de perjuicio, negación del cuerpo o de partes del mismo... Posteriormente esta negación va a más: no existe el alma, no existe Dios... No hay nada "trascendental".
Y si bien el síndrome de Cotard es interesantísimo per se, más apasionante todavía lo hace otra paradoja mayor: presentan además delirio de enormidad o inmortalidad. ¿Por qué? Porque si bien están muertos, se sienten a sí mismos, notan los cambios que sufre su cuerpo al morir, y además: "si ya estoy muerto, no me puedo morir".
Están muertos, pero sienten, huelen, oyen, ven, se relacionan... igual que los vivos.
Pueden aparecer otros síntomas asociados, claro. Como por ejemplo, delirios catastrofistas -¡más todavía, sí!-, agitación, mutismo, oposicionismo... (4)

4) ¿Qué tratamiento tiene? (3)
Teniendo en cuenta el último párrafo de la pregunta 1, podemos pensar que si es secundario a un problema de salud mental, el síndrome de Cotard se mejorará tratando dicho problema. Por ello, si se debe a un trastorno del espectro psicótico, mejorará con neurolépticos. Si la causa es una depresión, con antidepresivos, y así sucesivamente. Y por supuesto, si se tratara de un efecto colateral de una enfermedad orgánica se atacará dicha enfermedad. Pero ¡ojo cuidado!, si es demencia no tiene tan buen pronóstico (obvio por otra parte).
También es de cajón ser cuidadosos con el resto de "añadidos" del síndrome: vigilar el riesgo autolítico, las alucinaciones, el ánimo del paciente, sus relaciones e interacciones, su sueño, su alimentación...
En cuanto a su curación, puede ser repentina -aunque el caso sea gravísimo-, o paulatina.


Permitidme ser un poco coloquial, la ocasión lo merece: este síndrome es muy hardcore. Muy muy hardcore. Un "¿pero esto qué es?" en toda regla. Me fascina, me encanta, es una patología que se adapta a mis preferencias -gustos raros, ya sabéis-.

¿Qué os parece a vosotros? Yo no he visto ninguno, lo he dicho antes, y me encantaría tener la oportunidad, de verdad.
Y como sabéis que soy una melómana empedernida dejo hilo musical en esta entrada, una versión en este caso.



Espero no haberos aburrido mucho con el post.
¡Escribiré de nuevo pronto! ¡Besitos mentaleros!

Nurse Lecter

Bibliografía consultada:
(1) Jiménez Arias, C. Los pacientes con síndrome de Cotard: los retos en su abordaje tanatológico. [Tesis Doctoral]. Asociación Mexicana de Tanatología, A.C., 2014. Disponible en:
http://www.tanatologia-amtac.com/descargas/tesinas/241%20pacientes.pdf

(2) Los delirios de negación según Cotard y Séglas. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2009. 29, (103): 105-108. Disponible en:
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(3) Castrillón Muñoz, E., Gutiérre Alate, B.: Síndrome de Cotard: presentación de un caso. Rev. Colomb. Psiquiat., 2009. 38 (1): 194-202. Disponible en:
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(4) Abellán Miralles, I.,González Caballero, G., Piñol Ferrer, B., Morales Espinosa, C., Ferrer Navajas, M., Saénz Sanjuán, M.J.: Síndrome de Cotard asociado a demencia degenerativa. Presentación de tres casos. Alzheimer. Real Invest Demen 2014. 56: 30-36. Disponible en:
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(5) Cotard, J.:Del delirio hipocondríaco en una forma grave de la melancolía ansiosa. 1880. Disponible en
http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/affectiosocietatis/article/view/12042/10920

(6) Simón Lorda, D.: Un nuevo encuentro con Madame Cero (Una revisión del síndrome de Cotard a propósito de un caso). Rev. Asoc Esp. Neuropsiq. 1993. 13 (44): 62-65. Disponible en:
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