martes, 24 de noviembre de 2015

Fuerza

¡Buenas noches a todos!

La técnica que me ocupa hoy creo que puede seros útil, aunque sea propia de salud mental. Por ejemplo, en Urgencias o UCI es relativamente frecuente.
Con lo cual es una entrada muy práctica, espero.

¿A qué técnica me refiero?
Chan chan chaaaaan...

A la contención. Hay cuatro (verbal, ambiental, farmacológica y la que os voy a explicar), pero me centraré en la que más estereotipos posee: la contención mecánica -siglas CM-.
Conforme avancé en la residencia vino la inevitable pregunta de mis amigos (enfermeros y no enfermeros): "¿se usan camisas de fuerza?". Respuesta tajante: "No, se contienen en la cama".
Ante eso, me volvieron a preguntar: "¿De verdad? ¿Están atados a la cama? ¿Cuánto tiempo? ¿Todo el día? ¿Y cuándo los soltáis? ¿Y por qué los atáis? ¿Son agresivos? ¿Os da miedo? ¿Se resisten a ser atados?"
Así que si alguno de vosotros se pregunta lo mismo que ellos, voy a sacaros de dudas.

Primero es importante saber lo que es la contención mecánica -lo podemos intuir, su propio nombre lo indica; pero por si acaso...-. Consiste en la inmovilización del paciente con medios físicos y restrictivos. El objetivo de limitar al paciente en lo que a libertad de movimientos se refiere es protegerlo a él o a los demás. (1)
¿Y cuándo se dan estos casos en los que es preciso proteger al paciente de sí mismo o proteger a los demás?
Por ejemplo, en la agitación psicomotriz (es una urgencia psiquiátrica), ya sea por causa orgánica como demencias, enfermedades, la propia desorientación en un paciente geriátrico, consumo de tóxicos... o psiquiátrica -fase de angustia psicótica, riesgo de heteroagresividad...-. Y por supuesto, en casos de riesgo autolítico/autoagresivo (2). (Los que no hayáis trabajado nunca en Salud Mental no perdáis de vista que cualquier cosa puede ser potencialmente letal en un paciente con riesgo parasuicida. Cualquiera: las sábanas, los barrotes de la cama, las mesillas de noche, los enchufes, incluso los cubiertos y los vasos de plástico. Obviamente no a todos se les contiene, pero alguna vez puede ocurrir que se necesite CM).
Lo ideal es mantener al paciente contenido el tiempo justo y necesario. Y por supuesto, la descontención dependerá de cada caso. Normalmente, en mi planta se tiende a hacer descontención progresiva: primero soltamos una parte, luego otra y ya se descontiene del todo al paciente. Alguna vez se ha pasado de contención a descontención total; pero en los casos en los que el paciente llevaba ya un tiempo considerable así, o por orden del psiquiatra.

Ahora viene una de las cosas que más os interesan: ¿qué cuidados enfermeros hay que darle al paciente contenido? (3)
El primero es el más obvio: vigilancia. Hay que entrar cada poco tiempo para valorarlo (por ejemplo, cada cuarto de hora), y llevar a cabo actividades como valorar consciencia/sedación, nivel de agitación, cómo están las sujeciones para que no le rocen y provoquen heridas, edemas... Conforme pasen las horas se irá espaciando el tiempo entre visita y visita. Aunque hay que tener en cuenta que depende también del paciente, cómo evolucione, etc.
Luego viene todo lo demás: toma de constantes, aseo en cama, eliminación (con pañal o cuña)... y vigilar que no hay nada peligroso a su alcance -creedme, aunque estén contenidos muchos se las apañan para coger cosas de la mesita de noche-. Parece que no pero hay muchos escapistas, muchos Houdinis que consiguen descontenerse; alguno que otro he conocido en la planta y es digno de admirar.
Otro tema es el de la alimentación, con dos opciones principales:
  1) Darle de comer alguno de los profesionales.
  2) Soltarle la mano dominante para que coma él solo bajo supervisión de algún profesional.
Y no se nos puede olvidar nunca explicarle al paciente lo que le vamos a hacer, sea lo que sea (constantes, toma de medicación, revisión). De acuerdo, el sujeto en cuestión no está en su mejor momento y puede mostrarse reacio, agresivo o asustado si está delirando; pero no debemos perder los nervios.

Toda esta chicha está muy bien, pero puede que algunos os preguntéis: "Vale, sí... ¿pero cómo se contiene, Lecter?"
¡Aaaaaaaaamigo! Varían muchas cosas (ya se sabe, cada maestrillo tiene su librillo), pero de forma general las premisas básicas son:
  1) Organización: uno dirige y los demás contienen. Generalmente son 5 personas: una por cada extremidad, y el que se coloca en la zona de la cabeza del paciente (éste último es el que dirige).
  2) Poca gente: Los 5 que contengan y listo. Nada de observadores extras. Sin embargo a veces puede hacer falta la presencia de personal de seguridad; los pacientes suelen colaborar al verlos aparecer.
  3) Rapidez:
  4) Silencio: Hablar nada más que lo imprescindible, y muy importante aunque suene raro: no hablar con el paciente mientras se le contiene.
Y como explicarlo se hace muy pesado y me eternizaría, mejor os dejo un vídeo que está bastante bien:



Las contenciones que usan son igual que las de mi planta; los botoncitos negros son muy efectivos, apenas se sueltan. Se quitan con un imán, que es esa especie de tapón de botella rojo que llevan en las manos.


Es importante saber que la CM tiene implicaciones legales (3): si a un paciente que ingresa voluntariamente se le tiene que contener, su ingreso pasa a ser involuntario, y además hay que notificarlo al Juzgado -eso lo hace el psiquiatra- antes de las primeras 24 horas. El juez además debe visitar al paciente durante las primeras 72 horas para ratificar la involuntariedad del ingreso. Todo eso aparte de registrar la contención (cuándo y cómo se hizo), y su seguimiento.

Como última cosa, comentar algo que ya se sabe o se intuye: una CM no sólo es estresante y tensa para el paciente, sino también para los profesionales. Es desagradable, más todavía cuando el sujeto opone resistencia. 

Y con esto y un bizcocho, espero que os haya gustado este post.
¡Saludos!

Nurse Lecter

(1) Carcoba Rubio N., García Barriuso C., Guevara Jiménez C.: "Contencion mecánica en urgencias". NURE Inv. [Internet]. 2012; 9(60):. Disponible en:
http://www.nureinvestigacion.es/OJS/index.php/nure/article/viewFile/592/582
(2) Fernández Gallego, V., Murcia Pérez, E.,Sinisterra Aquilino J., Casal Angulo C., Gómez Estarlich, M.C.: "Manejo inicial del paciente agitado".  Emergencias, 2009; 21: 121-132.
(3) Negro González, E., García Manso M.: "El paciente agitado:  Planificación de cuidados". Nure Investigación, 2004. (6).

jueves, 12 de noviembre de 2015

Patología del mes. Welcome to Zombieland!

¡Buenas noches a todos los que estáis leyendo este post!

He dejado la patología -y el blog en general, no nos engañemos-, aparcada; lo sé. Pero es que no encontraba una problemática de salud mental a la altura de este blog :P. Además, voy justita de tiempo para poder postear, tengo nuevos sesiones clínicas por hacer y máster por comenzar horizontes laborales abiertos y no doy abasto. Perdonad.

Así que pensando y pensando concluí que ha llegado el momento de que os muestre mi segunda enfermedad psiquiátrica preferida, sin discusión. ¿Para qué retrasarlo más?
Es mi adorado síndrome de Cotard.
La verdad es que me ha resultado muy difícil escribir el post por la falta de artículos que tratan el síndrome en sí, así que la calidad no será del todo correcta. Pero me han podido las ganas de enseñároslo.

Los que conozcáis esto sabréis que es algo increíble literalmente. Espectacular. Los que no tengáis ni idea o no hayáis oído nada del señor Cotard en la vida, no problem: se acabaron los dientes largos porque os lo voy a explicar.

1) ¿Qué es?
También es conocido como delirio nihilista, y consiste en que el paciente que lo sufre cree estar muerto. Sí, como lo leéis.
Además lo experimentan todo en este aspecto. Y cuando digo todo quiero decir exactamente eso: todo (1). Notan cómo se descomponen, huelen la putrefacción, al mirarse se ven el cuerpo corrompido... un espectáculo nada agradable, vaya. En algunos casos incluso notan los gusanos. En otros, sin embargo, creen que les faltan partes del cuerpo o se sienten vacíos: no tienen nada dentro, ni estómago, ni pulmones, ni corazón, ni intestinos; es lo que se conoce como delirio de negación (2). Son como un envoltorio.
Y pese a las evidencias lógicas de que están vivos (oyen, ven, hablan contigo...), no hay manera de sacarlos de su argumentación -cosa típica de los delirios, son irrebatibles aunque les pongas la evidencia delante de las narices-: "¿No ves que estás hablando y te estás moviendo?". "Ya, pero si yo estoy muerto, no lo entiendo".
Esto último es una contrariedad, claro: ¿cómo va a hablar o pensar un muerto? Los pacientes, estando en su sano juicio, saben que es imposible; pero aun así no lo aceptan cuando este síndrome aparece.
También es importante tener en cuenta la pregunta clave: ¿es una entidad nosológica propia como tal, o un síntoma de una patología mental? Ahí queda eso (3).

2) ¿Cuál es la causa?
No está clara, pero sí que se ha visto que está relacionado con la depresión y la hiponcondría, siendo como una especie de variante extrema ("y tan extrema", pensaréis). De igual forma no podemos descartar un posible origen orgánico, relativo al sistema nervioso central. Y no deja de ser curiosa esta asociación: a más edad, más probable es que se trate de algo orgánico. (4)
El síndrome debe su nombre a Jules Cotard, neurólogo francés del siglo XIX. El señor Cotard presentó el caso de una chica, Mademoiselle X, en 1880, en el que se describe toda esta sintomatología. La comunicación en concreto se llamaba "Sobre el delirio hipocondríaco en una forma grave de la melancolía ansiosa"(5). En esta referencia podréis leer mejor el caso.
Tampoco hay muchos datos epidemiológicos sobre esto, al igual que dudo que haya muchos Cotards puros -aun a riesgo de que suene mal, ¡qué pena! Me encantaría ver alguno en algún momento de mi vida-.

3) ¿Y los síntomas? (6)
Aparece sobre todo ansiedad, y posteriormente el resto de sintomatología que configuran el síndrome de Cotard: ideas de perjuicio, negación del cuerpo o de partes del mismo... Posteriormente esta negación va a más: no existe el alma, no existe Dios... No hay nada "trascendental".
Y si bien el síndrome de Cotard es interesantísimo per se, más apasionante todavía lo hace otra paradoja mayor: presentan además delirio de enormidad o inmortalidad. ¿Por qué? Porque si bien están muertos, se sienten a sí mismos, notan los cambios que sufre su cuerpo al morir, y además: "si ya estoy muerto, no me puedo morir".
Están muertos, pero sienten, huelen, oyen, ven, se relacionan... igual que los vivos.
Pueden aparecer otros síntomas asociados, claro. Como por ejemplo, delirios catastrofistas -¡más todavía, sí!-, agitación, mutismo, oposicionismo... (4)

4) ¿Qué tratamiento tiene? (3)
Teniendo en cuenta el último párrafo de la pregunta 1, podemos pensar que si es secundario a un problema de salud mental, el síndrome de Cotard se mejorará tratando dicho problema. Por ello, si se debe a un trastorno del espectro psicótico, mejorará con neurolépticos. Si la causa es una depresión, con antidepresivos, y así sucesivamente. Y por supuesto, si se tratara de un efecto colateral de una enfermedad orgánica se atacará dicha enfermedad. Pero ¡ojo cuidado!, si es demencia no tiene tan buen pronóstico (obvio por otra parte).
También es de cajón ser cuidadosos con el resto de "añadidos" del síndrome: vigilar el riesgo autolítico, las alucinaciones, el ánimo del paciente, sus relaciones e interacciones, su sueño, su alimentación...
En cuanto a su curación, puede ser repentina -aunque el caso sea gravísimo-, o paulatina.


Permitidme ser un poco coloquial, la ocasión lo merece: este síndrome es muy hardcore. Muy muy hardcore. Un "¿pero esto qué es?" en toda regla. Me fascina, me encanta, es una patología que se adapta a mis preferencias -gustos raros, ya sabéis-.

¿Qué os parece a vosotros? Yo no he visto ninguno, lo he dicho antes, y me encantaría tener la oportunidad, de verdad.
Y como sabéis que soy una melómana empedernida dejo hilo musical en esta entrada, una versión en este caso.



Espero no haberos aburrido mucho con el post.
¡Escribiré de nuevo pronto! ¡Besitos mentaleros!

Nurse Lecter

Bibliografía consultada:
(1) Jiménez Arias, C. Los pacientes con síndrome de Cotard: los retos en su abordaje tanatológico. [Tesis Doctoral]. Asociación Mexicana de Tanatología, A.C., 2014. Disponible en:
http://www.tanatologia-amtac.com/descargas/tesinas/241%20pacientes.pdf

(2) Los delirios de negación según Cotard y Séglas. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2009. 29, (103): 105-108. Disponible en:
http://scielo.isciii.es/pdf/neuropsiq/v29n1/v29n1a07.pdf

(3) Castrillón Muñoz, E., Gutiérre Alate, B.: Síndrome de Cotard: presentación de un caso. Rev. Colomb. Psiquiat., 2009. 38 (1): 194-202. Disponible en:
http://www.scielo.org.co/pdf/rcp/v38n1/v38n1a14.pdf

(4) Abellán Miralles, I.,González Caballero, G., Piñol Ferrer, B., Morales Espinosa, C., Ferrer Navajas, M., Saénz Sanjuán, M.J.: Síndrome de Cotard asociado a demencia degenerativa. Presentación de tres casos. Alzheimer. Real Invest Demen 2014. 56: 30-36. Disponible en:
http://www.revistaalzheimer.com/PDF/0282.pdf

(5) Cotard, J.:Del delirio hipocondríaco en una forma grave de la melancolía ansiosa. 1880. Disponible en
http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/affectiosocietatis/article/view/12042/10920

(6) Simón Lorda, D.: Un nuevo encuentro con Madame Cero (Una revisión del síndrome de Cotard a propósito de un caso). Rev. Asoc Esp. Neuropsiq. 1993. 13 (44): 62-65. Disponible en:
http://ww.revistaaen.es/index.php/aen/article/view/15320/15181

sábado, 31 de octubre de 2015

Película del mes

¡Hola a todos!

Como cada mes, esta entrada es cultural. Y hoy, al ser Halloween, vengo con una película propicia... por si queréis verla esta noche y no tenéis ideas.

Es del año pasado. Estaba loca por verla en el cine, pero nadie quiso acompañarme y me da vergüenza ir sola a estos sitios. Así que decidí que en cuanto pudiera verla en mi casa, mejor.
Y la verdad, creo que es lo mejor que pude hacer, porque en tu casa esta película se sufre más precisamente por eso. Porque la acción se desarrolla en un lugar así. La película es...




Título: "Musarañas".
Dirección: Juanfer Andrés, Esteban Roel
País: España
Año: 2014
Duración: 91 minutos.
Género: Drama, terror, thriller.
Reparto: Macarena Gómez, Nadia de Santiago, Hugo Silva, Luis Tosar, Gracia Olayo, Carolina Bang, Lucía González, Silvia Alonso, Asier Etxeandía, Josean Pérez.
Guión: Juanfer Andrés, Sofía Cuenca.
Música: Joan Valent
Productora: Nadie es Perfecto, Pokeepsie Films. 






Aquí el argumento, como tengo por costumbre escribir.
En "Musarañas" conoceremos a Montse (Macarena Gómez), y a su hermana pequeña (Nadia de Santiago), de dieciocho años. Viven las dos solas en un piso enorme del centro de Madrid en los años 50. La madre de ambas murió en el parto de la pequeña, y el padre (Luis Tosar), desapareció durante la Guerra Civil, aunque Montse lo tiene muy presente.
Montse es costurera mientras que su hermana lleva la tienda. Y si bien las dos trabajan, cada una lo hace en un sitio: mientras la hermana sale de casa diariamente, Montse es incapaz porque sufre agorafobia. Además, es una persona religiosa en extremo, con cambios de humor relativamente bruscos, y que sobreprotege mucho a su hermana.
Un buen día, llama a la puerta de ambas Carlos (Hugo Silva), el vecino que vive justo encima de ellas, porque al caerse por las escaleras se ha roto una pierna. Montse al principio duda, pero al final le abre la puerta y termina prestándole auxilio. Pero el -gran- problema es que Carlos ha entrado en la casa... y no tiene pinta de que vuelva a salir de ella.

Como hago a menudo en estos posts, dejo tráiler:


Opinión personal: vamos a ver... esto es peliagudo porque me siento ambivalente.
Si bien me gustó mucho muchísimo la peli (parte subjetiva), también creo que no es de las mejores que he visto (parte objetiva). En algunos puntos se vuelve incluso predecible. Pero eso no quita que haya sufrido con Carlos y la hermana pequeña de Montse durante una hora y media, como si yo también estuviera encerrada en el piso con ellos y no pudiera hacer otra cosa más que esconderme.
Lo que yo sentí viendo "Musarañas" lo puedo describir con una sola palabra: paradoja. Mientras Montse sufre agorafobia, yo sentí claustrofobia. Estaba agobiada al ponerme en el papel de las dos personas a las que ella retiene en la casa... y al ver cómo lo hace. Experimenté incluso alivio al salir de mi habitación cuando terminé la película.
Y creo que por eso me gustó tanto: por el ambiente. Te contagias de su opresión, de su tristeza, de la locura que se respira en esos pocos metros cuadrados. Puedes olerla, verla, oírla, hasta palparla.
Además, Macarena Gómez borda este papel; nada que ver en absoluto con Lola, el personaje en el que estamos habituados a verla. Y eso que la línea entre la exageración absurda de la locura y una buenísima interpretación es muy fina. De hecho, Macarena fue incluso a hablar con un psiquiatra para que éste la asesorara sobre las patologías de su personaje. 
Y Luis Tosar también merece una mención aparte. Sólo verlo aparecer en escena ya te encoges; no hay necesidad siquiera de que hable. Estos papeles le van como anillo al dedo.
También es importante tener en cuenta la casa, que actúa como un personaje más. Es grande, antigua, y tiene la virtud de ser tremendamente luminosa de día... y de no dejar pasar ni la luz de las farolas de noche aunque estés las cortinas descorridas. Se nota muchísimo el cambio. Y por supuesto, el sitio crucial del piso es la puerta de entrada. Constituye la frontera que separa el universo de Montse y su hermana del mundo real.

Para finalizar esta opinión, tengo que admitir que en general no me gusta el cine español. No lo soporto. Las únicas películas españolas que me gustan (y admito abiertamente que adoro), son las de terror, porque creo que este género en nuestro país es espectacular.
Pero eso es aparte, las opiniones son como las narices: cada uno tiene la suya.

En fin, a ver si os animáis a ver "Musarañas"; no está mal y algo de patología se aprende.
¡Muchos besos!

Nurse Lecter

domingo, 18 de octubre de 2015

Sexta rotación: Centro de Salud Mental

¡Hola a todos!

Hoy explicaré mi experiencia durante mi rotación favorita: El Centro de Salud Mental de adultos; de ahora en adelante y para abreviar, CSM.
He tardado tanto en postearla porque es la más larga de la residencia. De hecho, me iré próximamente, pero tras un mes en el nuevo servicio volveré otra vez. Sólo de pensarlo me viene a la cabeza el "se te nota en la mirada que el CSM te tiene enamorada. Te ha acompañado la suerte, ha tenido que molarte tanto... ♫" -sí, me he tomado alguna que otra licencia en la letra. Sabréis disculparme-.

Qué os puedo contar sin ser subjetiva... es una pasada. Punto.
Por otro lado, a mí siempre me ha gustado más la Enfermería ambulatoria, sea de lo que sea (Salud Mental, Comunitaria, Pediatría, matrona; da igual). Me gusta porque puedes hacer las cosas más a tu aire, sin tanta prisa como en el hospital, sin tanto agobio... y los más importante: como tú quieras. Aquí cada paciente tiene justo el tiempo que necesita, ni más ni menos, y llevas a cabo todas las intervenciones que consideres necesarias.
El ambiente también es distinto: el paciente no está tan nervioso y tú no le impones tanto miedo al llevar sólo la chaquetilla del pijama (y en ocasiones ni eso, yo voy en ropa de calle siempre); también hay que tener en cuenta que son consultas frecuentes y desde hace tiempo. Y lo mejor: saben a lo que van; saben lo que les vamos a hacer ya antes de tenernos enfrente. Así es mucho más sencillo todo.

Una mañana estándar en mi CSM se compone de:
1)  Entrevistas de acogida. Se hacen con:
- Pacientes que acuden por primera vez.
- Pacientes que se han ido del alta de la planta la semana antes.
- Pacientes que hace años vinieron a CSM, les dieron el alta y por circunstancias los han vuelto a derivar aquí.
Se les pregunta quién los ha derivado (Atención Primaria, Agudos, otros especialistas...), el motivo de la derivación, cuándo empezó, las causas que ellos creen que han ocasionado acudir al CSM, cómo creen que les podemos ayudar y quién quieren que los vea -psiquiatra o psicólogo- y las preguntas de siempre: alergias, patrón de sueño y alimentación, rol-relaciones, antecedentes de problemas de salud mental en la familia...

2) Consultas programadas.
Hay de muchos tipos: administración de neurolépticos, seguimientos de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), de Trastorno Mental Grave -TMG-, trastornos afectivos; seguimiento de Enfermería tras alta hospitalaria (lo que aquí llamamos continuidad de cuidados)... y lo que más me gusta: sesiones de relajación individuales o grupales.
En estos momentos estoy dirigiendo un grupo de relajación (1 sesión/semana), al que acuden sobre todo pacientes con trastornos ansiosos. Estoy bastante contenta con los resultados, porque así me demuestro a mí misma que soy plenamente capaz de poder hacerlo sin problemas. También los pacientes me están ayudando, son muy receptivos, un buen grupo.
Es hasta el momento lo que más me gusta del CSM; lo confieso, tengo debilidad por las relajaciones. No lo puedo evitar. ¡Me pirran!

Por otra parte, hay mucha sintonía entre todos los profesionales, nos ayudamos mucho. En general el buen rollo es latente y eso ya sabéis que contribuye mucho a estar a gusto.
Y la enfermera con la que estoy es un primor de mujer: me ayuda encantada, se preocupa un montón por mí y por mi comodidad, es muy divertida, y además es muy buena profesional: empática, sensible, flexible, comprensiva y observadora. Detecta cambios en el paciente en cuanto éste franquea el umbral de nuestra consulta, sin que él haya abierto la boca aún. Es un don que me fascina y que me gustaría entrenar... o tener.
Además los pacientes son en su mayoría un amor. Desde el primer día se acostumbraron a mí y son todos encantadores, muy majetes y han confiado en mí. Me va a dar una pena tremenda marcharme, ese día subirá el nivel del mar, estoy segura.

Y esto es, por el momento, lo que hay en mi CSM. No le puedo pedir más a la residencia. Ojalá cuando me contraten como especialista sea aquí porque estoy como pez en el agua. Os lo prometo.
Espero que este post os sea útil y veáis cómo se trabaja en Salud Mental comunitaria.
¡Muchos besos!

Nurse Lecter

domingo, 27 de septiembre de 2015

Libro + película del mes

¡Holaaaaaaaaaaaa a todos!

¿Qué, qué tal vais? ¿Bien? ¡Espero que sí! ¡Ahora más que nunca hay que darle duro al _IR! Es cuando más decaen las fuerzas, pero no podéis rendiros ahora. Ya conocemos la fecha y a partir ahí se va a darlo todo, más todavía.

Sabéis que según lo que postee aquí, podéis conocer patologías nuevas, saber cómo es la residencia de Enfermería de Salud Mental, o bien desconectar un poco. Como el post de hoy es cultural y vuelvo al 2x1, toca desconexión.
Abordo una de mis lecturas veraniegas: "El resplandor" (1977), de Stephen King -el mismo título en España podría aplicarse a una novela que hablase sobre la factura de la luz... eso sí que esplende (como dicen en la novela) y da pavor-.
La película la he visto así como mil doscientas veces, pero el libro no lo había leído por falta de tiempo y por tener acumuladas muchísimas lecturas pendientes. Este verano llegó su momento.
En lo que respecta a la película, aquí podéis ver la ficha técnica:



Título: "El resplandor". "The shining" en VO.
Dirección: Stanley Kubrick.
País: Estados Unidos.
Año: 1980.
Duración: 146 minutos.
Género: Terror.
Guión: Stanley Kubrick & Diane Johnson.
Reparto: Jack Nicholson, Shelley Duvall, Danny Lloyd, Scatman Crothers, Barry Nelson, Philip Stone, Joe Turkel, Lia Beldam,  Billie Gibson, Barry Dennen, David Baxt,Manning Redwood, Lisa Burns, Louise Burns, Alison Coleridge, Norman Gay.
Productora: Warner Bros. Pictures / Hawk Films / Peregrine.
Presupuesto: 15 millones de dólares.






Sabemos todos que muchas veces las películas difieren de los libros, aunque sea un poco. Vale, aquí no es que difieran: es que lo único que tienen en común ambos es una familia (matrimonio + niño con poderes), encerrada en un hotel. A partir de ahí, cualquier parecido entre el libro y la peli es pura coincidencia. De hecho, King se enfadó mucho con Kubrick porque el libro no tenía mucho que ver con la película
Por eso este post me resulta algo complicado: porque me gustaría casar las dos cosas, pero no es sencillo.


Para los que no hayan leído nunca el libro o visto la peli -cosa bastante improbable ésta última-, os pongo un poco en situación. La novela nos presenta a la familia Torrance, compuesta por Jack, su mujer Wendy, y su hijo de cinco añitos, Danny.
Qué bonito conjunto... hasta que empiezan a desmadrarse.

Jack era profesor universitario y escritor, pero tuvo lugar un incidente por el cual lo alejaron de la cátedra; por ello, se queda sin trabajo. Un amigo suyo habla con el responsable de un hotel de temporada (el Overlook, situado entre montañas y totalmente incomunicado cuando nieva), para que lo contrate como vigilante del recinto durante el invierno. Jack acepta el puesto y toda la familia va para allá el último día de septiembre; la intención es permanecer hasta mayo; sí, habéis leído bien. Siete meses allí metidos los tres. Solos (¿seguro?). Encerrados. Sin ayuda posible en caso de que pasase algo cuando empiecen las nevadas.
Por si fuera poco, a eso hay que añadirle el hecho de que Danny es un niño especial. Tiene algo, tiene un don, lo que se da en llamar "el resplandor" o premonición. Es capaz de ver y oír según qué cosas. Y en el Overlook hay muchísimas cosas que ver y que oír. Algunas malas, y otras peores.... y ninguna viva.
Con esto tenemos todos los ingredientes necesarios para pasar miedo durante un rato, ¿verdad?

"El resplandor" no trata la salud mental abiertamente, pero hay dos o tres aportaciones a tener en cuenta.
La primera es que Jack es alcohólico. Y a lo largo de toda la novela vemos su evolución en este sentido. Sus problemas, sus altibajos y sus recuerdos y actos pasados (alguno que otro increíble en su sentido más literal) en relación a esta adicción. Por supuesto, no podemos olvidar el síndrome de abstinencia y todo lo que trae aparejado. Además Jack es de naturaleza irascible... da mucho juego.
Ya veis que el alcohol desempeña un papel importante en "El resplandor", que vosotros mismos podréis juzgar.
El segundo aspecto es el hecho en sí de ir al hotel solos. Un sitio tan grande y tan poca gente viviendo junta tanto tiempo... Es lo que Jack describe como"fiebre de encierro":

"Es la forma popular de denominar una reacción claustrofóbica que puede darse cuando varias personas se encuentran encerradas durante un tiempo prolongado. La sensación de claustrofobia se exterioriza como aversión hacia la gente con quien uno se encuentra encerrado. En los casos extremos puede dar como resultado alucinaciones y violencia, que pueden llevar al asesinato por motivos tan triviales como una comida quemada o una discusión sobre a quién le toca lavar los platos."
Jack Torrance - "El resplandor"

Para seros sincera, yo no había oído hablar en mi vida de este tipo de claustrofobia. Conocía la que conocemos todos: el ataque de ansiedad o de pánico cuando estás en un sitio cerrado y pequeño. Ésta era totalmente nueva para mí. Y la verdad, conforme avanza la peli o el libro lo vas comprendiendo. El hotel es ENORME, tiene muchas puertas, muchos recovecos, espacios de luz y de sombra... Precisamente por falta de metros cuadrados no es. Pero estar día tras día solos (ejem, ejem), sin visitas, sin caras nuevas, haciendo siempre lo mismo, sin más opciones de salir al exterior que pasear por el jardín cuando no está nevando -o sea, casi nunca-... tiene que acabar quemando y desquiciando a la fuerza.
A eso se le suma que en un sitio así, con tanta historia (ya se encargó el gerente del hotel de explicársela a Jack durante la entrevista de trabajo), te ves imbuido por la misma. Llega un momento en que dudas de si lo que has visto por el rabillo del ojo al doblar un pasillo era un efecto de luz y sombra o realmente había algo/alguien más. ¿Qué es real y qué no lo es? Las alucinaciones funcionan así: el sujeto las toma como reales, sean del tipo que sean.

Danny aquí es un punto clave, porque de los tres parece el más cuerdo: se calla todo lo que ve, oye y vive para no preocupar a sus padres. Pero eso supone mucha angustia para el pequeño: demasiadas cosas y muy poca edad para poder comprenderlas. Sabe que pasa algo muy malo y que afecta sobre todo a su padre, pero no sabe muy bien lo que es.
Pero Wendy, que para algo es su madre, sabe que el niño detecta algo que en ella en principio no; y que ese algo es culpa del edificio o de la sugestión, no del encierro en sí.


Vamos ahora a la opinión personal y a la valoración:
-Libro: A mí personalmente me pareció un poco aburrido al principio, me costaba arrancar. Pero luego, cuando me metí en faena y ellos ya están instalados en el hotel, entré en la historia de lleno. Era como estar allí con la familia Torrance de mera espectadora, sentadita al pie de las escaleras observando su día a día. La verdad es que hay pasajes en los que lo pasaba un poco mal, empatizaba mucho con Danny... y pasaba bastante miedo. Por el contrario, había partes en las que no alcanzaba a entender algunas de las cosas que Wendy hacía o decía -demasiado ñoña para mi gusto-.
También es verdad que King tiene un estilo muy personal e inconfundible al escribir. Es directo y a veces muy crudo. Eso quizás puede contribuir a que uno sienta o interprete unas cosas u otras.
En definitiva, el libro a mí ha conseguido ponerme los pelos de punta en muchas ocasiones a lo largo de su lectura. Para muestra, un capítulo -id a la página 252, que es donde se encuentra; el link es el libro al completo-.
- Película: Ay, ¡qué difícil después de leer la novela! He decir que a mí me encanta, pero después de haber leído el libro y comparar lo que (no) tienen en común... es más difícil para mí valorarlo.
Tiene puntos espeluznantes, no lo vamos a negar. Y que se ha convertido en una película de culto, tampoco lo vamos a negar. Como también comento que Kubrick es para mi gusto un tío muy suyo, bastante bizarro y peculiar en cuanto a su forma de rodar -repetía las tomas mil veces, ponía películas de terror al equipo para ponerles en situación...-. Son esas bizarradas que tiene "El resplandor" peliculero las que te ponen los pelos de punta. Hay escenas, como la del ascensor o la del oso/perro que te dejan como: "o.Ô" (lo siento, no se me ocurre otra manera de explicarlo), pero al mismo tiempo son inquietantes como mínimo. Y todos esos planos, esas tomas, esos cortes en los que aparecen los días sobre fondo negro... La vi por primera vez hace años y a mí me impactó, la verdad. Me dejó descolocada, pensando: "¡Qué locura de película, no sé muy bien lo que acabo de ver!". También es verdad que yo soy muy impresionable, jajaja.
Y como he dicho una y mil veces, no hay mejor actor que Jack Nicholson para papeles de paciente psiquiátrico. No sé si es su actitud, su cara y sus expresiones en conjunto, o con su mirada basta; pero yo no tengo problemas para imaginármelo ingresado en la planta, y además en contención mecánica.
Resumiendo: tras leer el libro, mi relación con la peli es un poco "amor-disgusto". Yo la sigo recomendando de todas formas.

Así, como cosita curiosa, deciros que no busquéis a las gemelas ni el laberinto en el libro; y el juego del roqué en la película, tampoco. No vais a encontrar ninguna de las tres cosas.

Para los fans más acérrimos de "El resplandor" en cualquiera de sus dos variantes, he de comentaros que hace unos años se estrenó en el festival de Sundance el documental "Room 237", en el cual se disecciona la película y conocemos muchas hipótesis y teorías. Algunas son plausibles, y otras es que no hay por donde cogerlas. Os dejo aquí un link (¡¡OJO A LOS SPOILERS SI CLICKÁIS, QUE HAY MUCHOS!!), con las principales.

Bueno... macroentrada como siempre, siento la extensión.
Espero que os haya gustado.
¡Nos volvemos a leer pronto! :)

Nurse Lecter